IV

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Venecia:

-Es frustrante y a la vez emocionante, logra mezclar tantas emociones que hay veces en las que ya no controlo eso, donde quiero creer que podría llegar a sentir tan bonito como en los cuentos de Disney ¿Sabes?-

No la entiendo en lo absoluto, analizo cada situación en la que Mara se envolvía, pero no me cabe en la cabeza que alguien pudiese confundirte de tal manera.

-¿Piensas hacer algo al respecto?- pregunto con interés, ella nunca se había caracterizado por arriesgarse a realizar las cosas. Frunció los labios y desvió la mirada, en la ventana se podía observar como los estudiantes corrían por los pasillos de la universidad, la clase había terminado hace apenas algunos momentos y aprovechando la ocasión decidí preguntar el motivo por el cuál se estaba carcomiendo la cabeza.

-No, escuché que está saliendo con Samara- suspiró recostando su cuerpo completamente sobre una mesa. Mis ojos se abrieron completamente, conocía a Samara, la conocía muy bien, era una amiga, asistía a clases de arte conmigo los sábados.

-¿Cómo?- pregunté cubriendo mi boca con ambas manos exagerando completamente la situación. Nunca se cruzó por mi mente que aquella pelirroja pudiese tener algo con el chico de nariz aguileña, ella era seria, demasiado responsable, y el chico simplemente era todo lo contrario. Juguetón y coqueto. Amable e insensato.

- No lo creo, me lo habría dicho, ella sabe que el chico va en la misma carrera que nosotras.

-Raquel y Melanie estaban hablando con él, mientras él solo hacía preguntas sobre ella- chasqueó la lengua y me miró con una pizca de vergüenza en su rostro- No quería escuchar pero-

-Pero todo lo que tenga que ver con él te interesa- la corté- me he dado cuenta.

Mara solo suspiró y se dispuso a salir del salón, iba detrás de ella. Llevo tres años conociendo a Samara y somos amigas desde un inicio, nos tenemos confianza, o eso creí. Sin duda no me ocultará algo como eso ¿No?. El pánico cruzó por mi mente al recordar que había mencionado algo sobre que cierta chica estaba enamorada de él. No había dicho el nombre de Mara, pero la intranquilidad de si eso había molestado a Samara me estaba incomodando.

-Ayer vi lo del Amazonas- comentó Mara con nostalgia. También lo vi, el Amazonas lleva incendiándose diecisiete días, diecisiete. Era realmente abrumador.

-Me asombra que nadie esté tomando medidas al respecto

-El mundo está muriendo, y todos estamos siendo cómplices de eso- mencionó con tristeza. Las redes sociales explotan con mensajes intentando concientizar a la gente para ayudar al ambiente, y la gente solo lo ignora. El planeta está agonizando, y pide ayuda a gritos.

-Quiero hacer algo, necesito hacer algo- una cosa admirable de Mara es que intenta ayudar, recoge cada mínima oportunidad para hacer algo por los demás y posee un espiritu que encandila a cada persona, una simpatía que te obliga a confiar en ella.

-Cuenta conmigo - afirmé dispuesta a ayudarla

A la mañana siguiente un montón de carteles coloreaban los muros de la universidad, y no distinguías el verde del amarillo. Las enormes letras atropellaban tus ojos y te incitaban a leer, era alarmante las imágenes que hallabas en ellos.

Había peces muertos a causa del plástico, letreros con informaciones acerca de lo mal que estaba el medio ambiente, campañas para reforestar los bosques. Era obra de una castaña llamada Mara. Era obvio, lleva semanas con investigaciones de ésta situación, debía suponerse que ya tenía todo esto planeado.

Mara:

Ella se encontraba junto a cierta rubia entregando folletos para un grupo medioambientalista, tenía pensado reunirse con un montón de personas e ir a las playas más cercanas a juntar cantidades de plástico que la gente arrojaba. Era su nuevo objetivo y no estaba dispuesta a renunciar a eso.
Mientras ensimismada en su labor no se había dado cuenta en el momento en que el castaño se posicionó a su lado, solo sintió un escalofrío correr su columna al sentir un brazo rodear sus hombros. El pánico cruzó por su rostro por un instante, era él, y la estaba tocando.

-¿Qué haces Mara?- preguntó casual, estaba muy cerca de ella e iba a colapsar. Su pregunta era totalmente innecesaria y era obvio que el chico solo buscaba algún tema de conversación

-Intento ayudar, ya ves- logró articular finalmente, su mente no funcionaba totalmente con él cerca. Ser cariñoso con las personas es algo que distinguía totalmente al chico, era muy común que éste quiera abrazarte o besarte. Cabe recalcar que eso no significaba que le gustes o que intentara ligar contigo, él solo amaba el contacto físico y las personas que lo conocían tenían que lidiar con eso. Sin soltarla y aproximándose más- como si fuese posible- a ella, solo sonrió y se dirigió a la rubia

-Cassie, quiero unirme a su causa- dijo con un tono alegre y entusiasmado. Mara se oponía a la idea, no quería tenerlo cerca, eso la asfixiaba. No podía siquiera pensar en el tiempo que tendría que pasar con él si aceptaba que se uniera a ellas. Pero necesitaba personas, nadie quería unirse, la mayoría decía que no tenían tiempo para una actividad como esa, y a otros simplemente no les interesaba.

Suspiró y separándose pesadamente de él miró a Cassie, rogándole porque encontrase algún motivo para que él no se integrara al grupo.

-Por supuesto- asintió con una sonrisa, Mara sabía lo que estaba intentando, quería que ella pasara tiempo con él y Mara estaba decidida a que eso sería una mala idea.

Mala idea, esto solo traería problemas, porque un corazón enamorado se ilusiona ante el mínimo acto y lo que él hacía- obviamente inconscientemente- solo aumentaba el remolino de dudas que se plantaban en su cabeza. Porque Mara se negaba a aceptar que sentía algo hacía el chico, e intentaba alejarse antes de confundirse más.

Lo que no sabía es que no sólo ella estaba confundida, y eso traería problemas. Derek, significaba posible corazón roto

Toska.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora