-XVI-

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Derek:

Estado: confundido

Es un huracán, aplastante, se lleva consigo un millón de chistes malos y socializa muy a su manera. Ataca con sonrisas hasta que ya no das más y quieres alejarte. Porque no puedes con  ella; e igual lo intentas, la miras y graba en tu memoria cada gesto amable.

Porque es determinante, y calcula sus objetivos sin despiste, alborota lo monótono y agrega el brillo a la vida de los demás; aunque no lo sepa, por que yo   que ella no sabe lo impactante que es.

Hablo por mi; hablo por lo que causó en mis entrañas sin aviso previo; hablo por ella, y sus silencios que gritan mil palabras. Amar y ser amado, cuanta diferencia en palabras que significan lo mismo; es una irremediable confusión el saber si la quieres, o no. Si es cariño; o ya cruzó esa línea. Aprender de ti mismo y de tus emociones, soñar con ella en noches en las que te prohibiste pensarla. Donde hay una mata de rizos que vuela con el viento de tus pensamientos.

Extenuantes.

Pero hay algo peor; si lo hay. Cuando el amor viene por dos, y hay más de un rostro en tu cabeza, dos pares de ojos te piden explicaciones y sabes que tienes que ignorar a uno para ir con el otro.

Aún si alguien vino primero. Porque no es cuestión de tiempo, sino de sentir; de lo que sientes o no sientes; de lo que amas o no amas. No de cuanto tiempo tardaste en quererlo, no si eso te hace bien en algunos días o algunos años.

Aún si la conocía de antes pero nunca hablamos, aún si la conocí ayer y me brindó lo que sería un poco de alegría. Quizá me confundo solo, o ni siquiera estoy confundido.

Porque pensé estar enamorado de Samara, y en cambio, apareció Mara.

—Quita esa cara— la voz chillona de Osmar era inconfundible, más aún después de no haberla oído desde hace un tiempo

—¿Cómo piensas que se la va a quitar si no tiene otra? Imbécil— Marcelo se jactó del comentario del chico antes de que yo pudiese contestar

—Ajá, ¿Se supone que tengo que reír?— pregunté alzando la vista para enfocarlos a ambos, era nuestro tiempo de reuniones; ya que ninguno tenía clases hasta dentro de dos horas. Quizá olvidé eso

—Solo cállense— rodé los ojos con fastidio, no aguanto la cabeza y escucharlos discutir como dos gatas en celo no está en mis planes

¿Acaso uno no puede joderse la cabeza en paz?

—Ya Derek, cuéntanos porqué llevas toda la semana con esa cara, parece que tuvieras que tomar una decisión de vida o muerte—

Oh chicos, si supieran que en realidad así es cómo se siente, se burlarían de mi

—Yo creo saber que le sucede— Edrien sonrió con autosuficiencia, cómo si fuese superior al conocer el motivo de mi aparente tormento

—A ver, ilumíname— Marcelo dramatizó, elevando ambos brazos

—Solo diré— llevó una de sus manos a mi hombro y lo apretó ligeramente en señal de apoyo, sin embargo la sonrisa burlona no desaparecía de su cara— debes dejar de acosar a la pobre Mara—

Ahí va, el torbellino de emociones que me causa escuchar su nombre; lo malo, es que no sé si solo es vergüenza o existe algo más

—No la acoso, imbécil— di un manotazo apartándolo lejos de mí, para que no sintiese los nervios presentes en mi sistema

—Oh— los ojos de Osmar se agrandaron de sobremanera, como si el más grandes de los secretos acabara de ser revelado— así que no te decides, eso no me lo esperaba de tk; el siempre correcto Derek—

Toska.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora