II

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Venecia:

Incluso cuando no buscas,

Cuando huyes,

Y te escondes.

El amor te atrapa, te absorbe y te consume, si tu no querías no importa, si intentabas escapar igual te alcanza. Porque el amor es utópico, es inesperado y no hace selección de personas.

Solo llega, si te llegó a ti es porque es tu tiempo, es tiempo de que empieces a sufrir por amor. Y el amor es un juego que cambia de reglas todo el tiempo, que no tiene fórmula y es estresante, porque no entiendes y te carcomes la cabeza pensando en todo y cómo fue todo.

Y solo empeora si no lo aceptas ¿Qué tiene de malo? Moris de amor, y es amor, si fue correspondido o no, eso no le quita significado. Si dolió o no, fue amor. Si fue efímero pero apasionante, fue amor. Porque el amor empieza cuando hay sentimientos de por medio, cuando hay insectos en el estómago, cuando los nervios te arropan y te cierran la garganta. Cuando no puedes sostenerle la mirada.
Cuando la compañía de esa persona se hace necesaria en tu vida, cuando la incluyes en tus planes diarios y a largo plazo.
Todo es demasiado abrumador, y perfecto. Donde te abraza y sientes que allí perteneces, y no quieres a nadie más.
No buscas a otra persona que te complemente, porque él llena todo, y ocupa los espacios precisos para hacerte feliz.

Y si te enamoraste fue por algo, el destino es inescrutable así que no pierdas el tiempo. Si lo conociste adelante, es tu pase al amor, lo tomas o te alejas. Arriesgas o pierdes. Lo aceptas o lo niegas.

Si existen las leyendas son por algo ¿no?, yo creo en las leyendas, el hilo rojo, los horóscopos, el karma. Las personas supersticiosas tenemos una chispa de alegría constantes, a veces apagadas, a veces encendidas. Vivimos con la esperanza de que algo sucederá.

Si leíste tu horóscopo y allí ponía que en ésta semana ganarías la lotería. ¿Acaso no estas el resto de la semana con una pizca de esperanza? Y no lo niegues, por mas ínfima que sea, tienes esperanza y eso te da vida. Porque todas las personas tienden a aferrarse a algo, a creer en algo. Las personas aman creer que existe algo más que decide por ellos, un ser superior, una fuerza invisible que rige su vida.

Quizá ella decía que no creía en el destino, y tal vez sea cierto, yo le creía, pero en sus ojos siempre hubo la chispa de esperanza que nos caracteriza a todos.

A lo que vinieron, les contaré una historia, la historia de alguien que se enamoró. Llamémosla Mara, y por si se lo preguntaban (seguramente no) ¿Porqué ella no cuenta su propia historia? Porque es una cobarde, lo he dicho, es cobarde. Porque las cosas deben decirse como son, sin endulzar las palabras y si tú que estás leyendo esto no te animas a hacer algo también eres un cobarde.
Anímate que la vida es efímera y el tiempo mueve las saetas del reloj con velocidad.

Hablemos de cómo comenzó, no creo que Mara lo sepa en realidad, es bastante despistada. Pero lo hemos conversado y según entendí fue en la exposición, el quinto año de la carrera de medicina.

Ella empezaba a creer que se sentía enferma, sus ojos se desviaban constantemente hacia el chico, lo analizaba, cada centímetro. En el momento fue extraño, no tendría que estar mirándolo de esa forma, solo es su compañero ¿No?

Prestaba atención a cada detalle, ensimismada en sus movimientos y la tonalidad de su voz. El chico no era especialmente guapo, pensaba ella, pero la característica personalidad tan alegre que tiene hace que no prestes atención realmente a como luce. A ella le agradaba, le encantaba su forma de ser, era vibrante e impulsiva y no tenía filtros.

Pero había algo, unos insectos tan característicos; de esos que revolotean en tu vientre y tienen varios colores, las famosas "mariposas en el estómago". Y éstas estaban a punto de desperta.

Toska.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora