Capitulo 1

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Unos golpes incesantes vienen de la puerta de mi habitación, interrumpiendo mi bello sueño. Con la ayuda de mis codos me incorporo, agarro mi teléfono para mirar la hora dándome cuenta de que son las ocho de la mañana y solo puede tratarse de una persona.

–Eres la peor mejor amiga del mundo. –murmuro. La puerta se abre para dejarme ver a la mencionada.

–¿Aún estás en la cama? –estira de mis mantas para luego ir al armario y escoger mi ropa mientras voy al baño. – ¡Vamos a llegar tarde el primer día!

Cepillo mis dientes mirándome al espejo. Pienso en como ha cambiado mi vida en los últimos años. Todo empezó cuando Lucy, mi mejor amiga, llevó a la escuela en el primer curso una bomba pesticida yo la intenté detener y se nos cayó la bomba para dejar un olor asqueroso en toda la planta de las aulas del primer curso. El director nos expulsó sin la oportunidad de volver a pisar la escuela, así que nos tuvimos que trasladar a la otra escuela en toda Magnolia, Sabertooth.

Salgo a mi habitación para ponerme la ropa que Lucy ha elegido para mí, unos jeans y una blusa de flores.

–Tu padre me dijo al entrar que se iba al hospital por una emergencia.–me informa Lucy que me lanza mi mochila. Me la cuelgo a un hombro y bajamos.

Me dirijo hacia la cocina cojo una manzana y camino hacia la puerta dela entrada principal. Me subo al coche de mi mejor amiga y como mi manzana.

–¿Qué delito habremos cometido en el verano? –pregunto a mi amiga tomando mi manzana.

–¿Asesinato?¿Secuestro?–pregunta ella riéndose. – En serio solo se nos cayó una bombita que olía fatal y nos toman por delincuentes.

–Los rumores exageran todo. –contesto guardando el hueso de la manzana para luego tirarlo.

Por fin entramos al estacionamiento de la escuela, vemos un sitio libre entre una camioneta y una moto.

–Mira ahí tienes un sitio. –le hago saber.

–Ni loca, sabes que siempre echo abajo las motos. Y esa moto es de Sting.–Sting su crush, y también el quaterback del equipo de fútbol americano. –¿Has visto su brazo? Podría matarnos por tirarle la maldita moto.

Abro mi puerta, paso por delante del coche y abro su puerta.

–Baja del coche. –le digo haciéndome a un lado. Ella sale enfurruñada.–Dame indicaciones. No se me da tan bien aparcar por el maletero.

Maniobro con el volante por lo que parece horas. Doy un grito exasperada. Vamos a llegar tarde por este maldito cacharro. Piso el acelerador con la marcha atrás puesta.

–¡¡PARA!!¡QUE LE DAS! –pero es tarde para hacer algo. Un estruendo se escucha en la parte detrás del coche. Me golpeo la cabeza con el volante repetidas veces. Esto no puede pasarnos a nosotras.

Salgo del coche con las llaves. Agarro el brazo de mi amiga y salgo corriendo hacia el edificio. Hasta que se suelta en mitad de un pasillo.

–Ni siquiera le hemos levantado la moto. –dice con cara de preocupación.

–Claro, tú puedes levantar esa pedazo de moto que debe pesar 50kg. –digo sarcástica.– No digas tonterías, es su culpa por aparcar entre dos plazas de coche. Corre vamos a llegar tarde a la primera clase.

Efectivamente llegamos tarde, y el señor Rufus, nuestro profesor de historia, nos reprende por llegar tarde por ser el primer día solo nos da un aviso. En la siguiente clase es de química con la profesora Minerva, pero como no asistió tenemos hora libre.

Lucy y yo divisamos una cabellera rubia unas mesas más adelante hablando con otros compañeros de clase.

–¿Crees que sabrá lo de su moto? –susurra Lucy en mi oído. Niego haciendo un ademán con la mano restándole importancia.

La luna del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora