Capitulo 2

852 55 8
                                    

Estoy desayunando con mi padre en total silencio, como siempre, desde que murió mi madre no hablamos mucho. Cuando estamos juntos todo se vuelve silencio:

–¿Qué tal el trabajo?–le pregunto mientras como mi tostada.

–Muy bien, hija. El hospital cansa mucho pero normal ¿y la escuela?.–suspiro, supongo que ocultar información no es mentir.

–Muy bien, normal. –y así muere la charla de la mañana.

Después de limpiar los platos y despedir a mi padre. Suena el claxon del coche y salgo a la puerta con mi mochila en la espalda. Me encuentro a Lucy en el asiento del copiloto, sonrío ante la idea de conducir. Me adentro en el coche, echando la mochila hacia atrás y dándole un beso en la mejilla a mi mejor amiga. Arranco el coche para salir dela calle.

–Es genial no tener que conducir, me agobio cuando conduzco. –me mira con una sonrisa en los labios. – En cambio a ti se te muy relajada.

–Ya sabes que me encanta conducir, excepto cuando dos colgados nos persiguen por la ciudad.

–La culpa fue tuya.–entro en el estacionamiento mientras la miro de reojo. – Por favor no aparques al lado de una moto, ya tengo suficiente con un asesino intentando darnos caza.

Aparco el coche, esta vez al lado de un coche. Me giro para coger mi mochila.

–¡LEVY CUIDADO! –pero es tarde algo me golpea la cabeza y los cristales dela ventana se clavan en mi hombro.

Suelto un gruñido de dolor, y apoyo la cabeza contra el sillón. Siento a Lucy bajarse y abrir mi puerta.

–Por dios Levy, estás sangrando. –noto como quita mi cinturón de seguridad. – ¡LLAMAD A UNA PUTA AMBULANCIA!

Me intento mover, de pronto un gruñido sale de mi garganta al sentir un dolor punzante en mi brazo y en mi cabeza.

–Me han dicho que no la movamos, ni la saquemos del coche. –suspiro al oír la voz de Yukino. Abro los ojos viendo algo borroso. Puedo identificar a una bola de estudiante alrededor del coche.

–¿Cómo te encuentras,Levy? Háblame por favor. –los ojos de Lucy se llena de lágrimas. Bajo mi mirada al notar que no puedo mover mis piernas y veo una piedra.

–¿Me han lanzado una puta piedra? –mi voz sale ronca pero me da igual.

–Ha venido de lejos he intentado avisarte pero era tarde. –dice llorando.

La furia me recorre por dentro. Porque sé quien ha sido, solo hay una persona en el instituto de lanzar un objeto de tamaño importante a metros de distancia. La adrenalina hace que salga del coche con la piedra en la mano y mareada busco al rubio de ojos azules lo veo apoyado contra su estúpida moto. Le lanzo la piedra sin ver del todo bien y mi vista llenándose de puntos negros pero haciendo que su querida moto se caiga, aunque le apunte a la cabeza.

A continuación caigo estrepitosamente al suelo sumergiéndome en la inconsciencia.

Al abrir mis ojos de nuevo, una luz blanca me ciega.

–Mierda he muerto, y no me he enterado. –digo entrecerrando los ojos.

–No, sigues viva. No por mucho. –la voz de mi padre me hace girar la cabeza. Lo veo con su uniforme de médico y con los labios fruncidos.– ¿Qué te pasó, hija? –suspiro.

–Papá...un chico me golpeó con una piedra. No es nada. –mi padre me mira con tristeza.

–Creía que te ibas a mantener alejada de los coches, no quiero perderte a ti también. –me incorporo y siento un fuerte pinchazo en mi sien. Me llevo la mano a la cabeza y noto que tengo un cabestrillo. –Despacio no abras tus puntos.

–Papá...–quiero decirle que a la mierda esa promesa, que amo los coches. Sin embargo su mirada llena de tristeza me detiene e inspiro. –está bien.

–Gracias, Levy. Por favor esta vez mantén tu promesa. –será difícil pero lo intentaré. – vamos te llevo a casa. Hoy estarás en reposo y mañana ya irás a la escuela.

Me ayuda a bajarme de la camilla, y salimos del hospital. Tras mil saludos entre mi padre y sus compañeros llegamos al coche. Noto como se tensa solo tras ponerse delante del volante, empieza a respirar rápido y controlando su respiración arranca.

En cuanto llegamos, me despido de mi padre para que él vaya de nuevo al trabajo y subo a mi habitación para dormir hasta el almuerzo. Sin embargo en cuanto subo a la segunda planta llaman a la puerta. Con mi brazo bueno agarro el bate de béisbol que tiene mi padre para emergencias. Bajo con él. Me pongo a un lado de la puerta. Miraría por la mirilla pero no llego.

–¿Quién es? –pregunto sin abrir la puerta.

–Tu mejor amiga, idiota.–abro la puerta y su mirada se fija en el bate.– ¿Ibas a golpearme?

–Claro, mi padre está trabajando y tú deberías estar en la escuela. No conozco a nadie ¿y si era un ladrón? –suspira exasperada.

–O un comcercial, o un cartero. Voy a prepararte el almuerzo. –dice caminando por el pasillo que llevaa la cocina.

–¡No me sometas a esta tortura! Pido pizza. –digo marcando el número dela pizzería de memoria y tras pedir una familiar de carbonara vuelvo hablarle. –¿Y tu coche?

–En el taller, solo tienen que arreglar la ventana así que mañana me lo devuelven.–sonríe. – pero me lo darán por la tarde, tendremos que ir caminando a la escuela.

El tono de un mensaje suena en mi móvil

"Tengo guardia lo siento cariño. Mañana hablamos"

Suena el timbre y Lucy sale despedida hacia la puerta.

–¡Para mi el repartidor!

La retrasada no sabe que en los turnos de mediodía solo ponen a personas adultas. Porque los adolescentes están estudiando. Después de comernos la pizza, nos tumbamos en el sofá a ver la televisión.

–Estoy aburrida. Vámonos. –digo levantándome y cogiendo las llaves de casa.

–¿A dónde?

–Al bosque, querías ir ¿no?

–Pero acabas de salir del hospital.

–Solo es el brazo y una brecha en la cabeza estaré bien.

**************************************************

¡Hola mis queridos lectores! 

Me olvidé decirles que está historia se actualizará dos veces en semana. Miércoles y domingo. 

¿Qué les pareció el capítulo? Sé que van a decir que la reacción de Sting es exagerada pero les pregunto una cosa: ¿Creen que solo el motivo es la moto? (Risa malévola

Separador hecho por -MagaMirajane-

Nos leemos el miércoles, hermosos.

Saludos y besos de Noa-chan

La luna del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora