Capitulo 18 Final

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Importante la nota del final.

★★★★★★★★★★★★★★★★★

Su cuerpo débil, pálida y sin vida se encuentra entre mis brazos. He intentado hacer las compresiones en su pecho pero nada funciona. Sus mejillas van perdiendo su tono rosado. Sus labios comienzan a volverse azules.

La perdí. Levy está muerta.

Lágrimas escapan de mis ojos sin que pueda remediarlo. Todo es mi culpa, ella es humana no tiene la misma estructura corporal que yo. Creía que estaba bien ya que yo me encontraba bien,a parte de ese dolor punzante, pero no sentía que estaba apunto de morir. No lo tuve en cuenta.

No tuve en cuenta que soy un licántropo y encima un alfa. Era obvio que una humana no iba a soportarlo. Y por eso mi humana, mi enana, mi Levy está muerta entre mis brazos.

La vuelvo a mirar a su cara y me doy cuenta de algo. Ella ya no es más mi Levy, no volverá a reírse daría lo que fuera por oírla reír de nuevo pero fui tan idiota que me conforme con oír sus gritos y su llanto.

Mi mente viaja hacia aquella vez en la cascada, su pequeño cuerpo sobre el mio dormida tranquilamente, las veces que la vi sonreír fueron ahí, su cuerpo desprendía alegría al igual que el mío. Me sentí completo junto a ella.

Estoy encogido sobre su cuerpo llorando, como si eso me trajera de nuevo a mi enana. Oigo los aullidos lejanos de mi manada dándome apoyo pero todo esto me supera es demasiado doloroso. Miro hacia la luna.

—Por favor diosa Luna, devuélvemela. Dame otra oportunidad, nunca más la dañaré solo recibirá amor y cariño de
mi parte. —mis lágrimas riegan su cuerpo inerte.— Por favor, no me la quites. —abrazo su pequeño y muerto cuerpo pero no reacciona.— Te amo, Levy. Si me escuchas ahora es el momento para luchar, pequeña. Lucha por quedarte como tantas veces has peleado conmigo. No te vayas no me dejes solo.

—Gajeel, tenemos que llevarnos su cuerpo para velarlo. —niego a mi beta mientras la abrazo más contra mi.

—No, no, no, no. Ella no está muerta. No puede dejarme.

—Gajeel, es duro. No obstante, esto no la traerá devuelta. —ahora es Jellal quien habla.

Siento unas manos sobre mis brazos y sé que es Natsu porque es capaz de hacerme que me separe del cuerpo de mi mate. Jellal coge su pequeño cuerpo, mi cuerpo arde en rabia, pero antes de que pueda atacarlo, soy inmovilizado contra el suelo por mi beta. Jellal desaparecé como si se lo llevará el demonio.

—Tienes que descansar, Gajeel. Mañana será un día duro. Me encargaré de traer a su padre. —me levanto del suelo con su ayuda.

Me tumbo en la cama que era de Levy, aún huele a ella.

—No creo que sea buena idea que te quedes aquí.

—No vas a moverme de aquí. —mi voz salió automática como si no fuera mía.

Sin más, Natsu sale de la habitación, dejándome solo con lo poco que queda de mi enana. Cierro los ojos dejando caer mis lágrimas.

Mis pensamientos se dirigen hacía ella, la primera vez que la besé y lo asustada que estaba, aquella vez que me desesperé por hacerla mía de forma carnal si lo hubiera hecho tal vez seguiría viva ¿Qué estoy pensando? Doy gracias de no haberla hecho mía en contra de su voluntad, aquella vez que la encontré en baño en una esquina temblando afirmando que el espejo actuó de forma extraña, nuestra cita en la cascada, la discusión en el .... No, no quiero pensar en eso...

Todo es oscuro, camino con lentitud por el lugar sin saber a donde dirigirme. Camino por lo que parecen ser horas. Hasta que me topo con la viva imagen de mi Diosa Luna, resplandeciente y enorme. Hinco mi rodilla y bajo mi mirada.

La luna del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora