Capitulo 14

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Las once de la noche marca el reloj de la mesilla. No se escucha nada en la mansión, por tanto decido salir con las llaves del coche en mi mano. Atravieso el pasillo en total oscuridad y bajo las escaleras, abro la puerta de la calle. El frío de la noche me recibe, menos mal que me puse un jeans largo y una sudadera.

Abro el coche, y lo enciendo en seguida pongo la calefacción, enciendo las luces del coche. Unos hombres se empiezan a acercar a mi, antes de que puedan alcanzarme piso afondo el acelerador. Miro por el retrovisor como esos mismos hombres se convierten en lobos.

Acelero todo lo posible y conduzco con prisa hacia la salida de la manada. Unas vez que cruzo el arco, suspiro aliviada mas no me relajo sabiendo que tengo detrás a tres lobos. Conduzco por el sendero de tierra con rapidez. Miro por el retrovisor, algo en mis ojos me asusta y en seguida comprendo que ese dichoso mago está volviendo hacer de las suyas. Vuelvo la vista a la carretera, freno al ver una curva pero es demasiado tarde y giro el volante sin embargo se sale de control y termino fuera del sendero hasta que el coche se golpea contra los árboles.

Mi cabeza impacta contra la ventana, abro la puerta y caigo de rodillas contra al suelo debido al mareo. Escucho aullidos y en ese momento la cordura vuelve a mi, salgo corriendo por el bosque.

Unas manos se posan en mi cintura, un pañuelo húmedo tapa mi boca mis manos se cierran contra el brazo de la persona.

—Dulces sueños, Levy. —susurra en mi oído.

Mis ojos se cierran, mis manos caen a ambos lados de mi cuerpo y caigo hacia atrás sin saber nada más de mi.

Abro mis ojos, parpadeo varias veces pero sigo viendo oscuro. ¿Me he quedado ciega? Descarto esa idea cuando mi vista se acostumbra a la habitación. Solo distingo las cuatro paredes, camino tocando las paredes buscando una puerta o una ventana. Al fin encuentro la puerta la golpeó gritando auxilio.

Me siento apoyando la espalda en la pared, mi estomago ruge y mi boca está seca. Espero y espero durante lo que me parecen horas decido dormirme, puesto que no hay cama me duermo en el suelo.

Pasan días, o quizás semanas, no lo sé. Nadie ha abierto esa maldita puerta, no me han dado comida ni agua. Mi cuerpo está débil y sin fuerzas, el dolor en mi pecho a vuelto y a cada rato es más fuerte. Sabiendo de esta forma que cuanto más tiempo pase separada de Gajeel más dolor tendré en mi pecho.

Rompo a llorar como tantas veces he hecho desde que desperté en esta sala. Noto como la estancia se llena de luz, giro mi cabeza hacia la puerta que se encuentra abierta siendo sujetada por una persona, su posición a contra luz no me deja saber quién es.

—¿Levy? —su voz me suena muy familiar.— Ven voy a sacarte de aquí.

Mi pecho se llena de alegría, dirijo mi cuerpo tembloroso hacia la puerta, el chico en cuanto suelta la puerta se cierra sin la necesidad de empujarla. Apoyada en la pared jadeante dirijo mi mirada hacia mi salvador.

Rogue. El mejor amigo de Sting.

—Sé que va a ser difícil pero tienes que correr como nunca has hecho. Te guiaré. —pasa su mano hasta mi cintura ycomienza a correr por los pasillos.

Mi cuerpo no para de protestar por todo el ejercicio que estoy haciendo, sabiendo que no he bebido ni comido en mucho tiempo. Como puedo corro, hasta que abre una puerta y me a dentro en la habitación soltando su agarre al ver una ventana abierta. Corro hacia la ventana y en cuanto  voy a tocar la ventana se cierra. Intento abrirla de nuevo, en cuanto lo intento me da una pequeña descarga que atraviesa mi brazo.

Me giro al escuchar el pestillo y una risa siniestra. Al hacerlo me encuentro a Rogue mirando hacia la puerta y con su cabeza apoyada en esta. Repaso la habitación en donde me encuentro, una camilla de hospital, látigos, cuchillos y objetos punzantes que no reconozco en este momento colgados en las paredes. Mis ojos se llenan de lágrimas.

Era una trampa.

—¡Qué estúpida fuiste! —exclama entre risas, girándose dejándome ver su cara que solo desprende maldad.

—A ver si adivino, eres el mago. —una sonrisa aparece en sus labios.

—Sigue intentándolo. —sus ojos se vuelven morados en un momento. Retrocedo sin darme cuenta, mi respiración se agita.

—Eres el alfa. —susurro mirándolo, una lágrima se me escapa.— No me hagas daño, yo no he hecho nada.

—Shhh. —en un segundo está frente a mi, retrocedo hasta que la parte posterior de mis rodillas tocan la camilla cayendo sobre ella. En seguida unas cintas de cuero rodean mis muñecas.— No es por lo que has hecho, sino por lo que eres. —se aleja de mi para dirigirse a la pared y agarrar una especie de tijeras.

—No soy nada, solo una simple humana. —vuelve hacia a mi con las tijeras en la mano y con cara de psicópata.

—Te equivocas, —no para de abrir y cerrar las tijeras cortando el aire.— tú eres la debilidad de Gajeel. —las tijeras atraviesan mi blusa rompiéndola y arañando mi torso.—¿Sabes? Incluso él podría sentir tu dolor y podría venir a rescatarte. —mi pecho se lleno de alegría cesando un poco el dolor punzante por el rechazo.— Si no lo hubieras rechazado, eso hubiera pasado. —mi cara se contrae por el dolor punzante y él parece notarlo. Coloca la punta de las tijeras justo donde tengo los pinchazos.— Duele justo aquí, sería tan fácil matarte y liberarte del dolor. Aunque no sería divertido y sería rápido. —sus tijeras ahora cortaban mis vaqueros.— Y quiero divertirme contigo.

—¿Qué vas a hacerme? —mis lágrimas eran un río por mis mejillas.

—No voy a matarte, aunque lo desearás. Luego cambiaré tu vida por la de tu alfa. —se deshace de los restos de mi ropa.— Estoy seguro que se intercambiará por ti encantado.

—Estás mal informado, él me odia nunca haría algo así. —una risa carente de humor escapa de sus labios.

—Si que eres estúpida, ni siquiera logras comprender la conexión entre un lobo y su mate. —cuelga de nuevo las tijerasen la pared y vuelve hacia a mi con un pequeño cuchillo.—Bienvenida a tu infierno.

(Escena sádica, si sigues leyendo es bajo tu responsabilidad)

Agarra mi brazo con fuerza impidiendo el movimiento, siento como la hoja perfora mi piel de forma giratoria. Un grito de dolor escapa de mis labios, suelta mi brazo y puedo ver una heridaredonda de la que sale sangre sin parar. Ahora se asegura de que mi hombro este apoyado contra la camilla. Predispone la punta del cuchillo sobre este.

—Por favor... detente. —mi cuerpo está cubierto poruna fina capa de sudor. Sus ojos se posan en los míos y en sus labios surca una sonrisa siniestra.

—Esto solo comienza.

De nuevo introduce la punta en mi piel y hace movimientos circulares con este dentro de mi piel.

(Fin escena sádica)

★★★★★★★★★★★★★★★★
¡Hola mis queridos amigos!

¿Qué tal el capítulo? ¿Les gustó? ¡Rogue era el alfa! Como alguien adivinó anteriormente. Mientras que Levy se encuentre con Rogue va a haber escenas sádicas, pero avisaré por si alguien decide saltarselas.

Nos leemos el sábado.

Saludos y besos de Noa-chan

La luna del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora