First Love, Sterek Love

Capítulo 3: En la boca del lobo

- ¡Hombre, que ya voy!- dije mientras salía de la ducha con tan solo una toalla amarrada en la cintura para ir abajo a abrir la puerta.

Justo cuando me estoy duchando tocan a la puerta y con tanta insistencia. ¿Qué tanto cuesta esperar unos minutos? La gente cada vez se vuelve más impaciente – pensé mientras soltaba un bufido.

- Sí papá, ya voy. Ya sé: otra vez te olvidaste tus llaves- dije mientras abría la puerta al sheriff más distraído de todo el continente americano- Hola viejo, yo estaba…

Y no pude terminar lo que estaba diciendo porque me quede en shock. Esto no puede ser. Él no puede estar aquí. No cuando yo estoy prácticamente desnudo. ¿Alguien sería tan amable de decirme que esto es solo un sueño?

- ¡Ey!- fue lo único que pude decir, estaba completamente en shock y avergonzado.

- Hola Stiles, tan nervioso como siempre.

- ¿Quién? ¿Yo?- pregunté señalándome con el dedo- No estoy nervioso, para nada, yo estoy bien, muy bien, ¿tú estás bien? Es solo que pensé que era mi padre así que salí rápido de la ducha, porque me estaba duchando.

- Sí, ya lo veo… y también lo siento- dijo mientras se acercaba a mí para olerme sin algún descaro. ¿Acaso tantas noches de luna llena volvieron loco a este tipo? ¿Por qué a todo el mundo le gusta invadir la privacidad del buen Stiles?

- Ah sí, uso jabón líquido para bañarme, uno con olor a hierbas del bosque.

- Me gusta el olor a bosque- dijo mientras continuaba a olerme.

Ok, esto ya me estaba poniendo realmente nervioso. Yo, desnudo, con tan solo una toalla blanca cubriendo mis partes íntimas y él a pocos centímetros de mi cuello, ambos parados en la puerta de mi casa. Si alguien pasara por aquí y nos viera así podría pensar mal.

- Ah, claro, después de todo eres como un animal del bosque. Este… ¿quieres pasar o seguimos aquí?

- Por mí podemos quedarnos aquí, me da igual donde hacerlo.

¡Que rayos!- pensé.

- Ha… ¿hacerlo?- tartamudee mientras tragaba saliva.

- Sí Stiles, me da igual hacerlo aquí en la puerta de tu casa, después de todo para eso vine.

- Tú… ¿tú viniste para “hacerlo”?- pregunté mientras hacía comillas con mis dedos. Quería decir algo más pero no lograba poner en orden las tantas ideas que me sugería esa palabra: hacerlo. Los dos. Aquí. En la puerta de mi casa.

- Sí Stiles, así que no perderé más tiempo- dijo mientras otra vez se acercaba a mí.

- Yo…- ¡maldición! No lograba decir algo. ¡Haz algo Stiles! Él es un chico, tú eres un chico, ¿qué va a pensar Lydia si se entera de esto? No puede ser, él no puede referirse a eso, a hacer eso conmigo. ¿Dónde diablos está mi mejor amigo cuando lo necesito?

“¿Para qué quieres a Scott? ¿Para hacer algo entre los tres?”- preguntó una vocecilla en mi cabeza y tan solo imaginar eso hizo que mi rostro se volviera rojo como un tomate en llamas.

- ¡Qué horror! Los jóvenes de ahora ya no tienen ningún pudor- dijo una anciana que pasaba por la calle delante de mi casa.

- ¡No es lo que piensa señora! Este joven es…- trate de explicarle pero ya la señora se había ido, no sin antes lanzarme un gesto de disgusto.

- ¿Conoces a la viejita esa?- preguntó el que me había hecho pasar una de las peores vergüenzas en mi vida.

- Esa viejita es mi vecina, y, ¿sabes qué? Pasa de una vez- dije mientras con una mano lo cogí del brazo izquierdo para meterlo dentro de la casa y con la otra mano cerré la puerta, para luego ponerle el seguro. Un momento… ¿acabo de encerrarme con él en mi propia casa?