Capítulo 1

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Nublado y sin vida, donde las noches de invierno cada vez eran más frías y en los días la visión de todos solo es acompañada de tonos grisáceos, no hay rastros de felicidad, sin rastros de colores alegres, solo un rojo prepotente bañando las calles provocando el descontento de los habitantes escondidos dentro de sus hogares. Asustados estaban de los ruidos estruendosos por las estructuras caer o los pasos de los militares al vigilar cada rincón, no era seguro transitar después del toque de queda, a las cinco de la tarde.

La taza de té resplandecía de su color acaramelado, en una taza blanca y detallada, cualquier estaría feliz de probar una exquisitez como tal tras esos meses trágicos, pero quien estaba sentado en tal silla de elegancia y aristocracia solo refunfuñaba y apretaba los labios arisco a tomar un sorbo, ocultando parte de su rostro con su bufanda roja, manchada del líquido carmín que lo acompañaba hasta en sus sueños.

— ¿Qué te ocurre? ¿Otra vez con tus dilemas de lo que está bien y lo que está mal? —La voz de su acompañante no fue capaz de quitar su expresión, solo provocó que su ceño se frunciera más.

— Por lo menos, no hubieras colocado a los cadáveres en el sofá. —Se cruzó de brazos— Más que tétrico, parece hecho por un psicópata.

— Ellos nos atacaron. —Se excusó, aunque al escuchar lo último su sonrisa se había hecho más ladina y socarrona— No te hagas el inocente, sabes mejor que yo que esos cuerpos tienen la marca de tu daga, no mi pistola.

El esqueleto azabache estuvo complacido por la faceta derrotada del contrario, un claro berrinche silencioso normal de la familia Crayon. Tomó la taza ajena para tomarse el contenido sin ninguna clase de pudor, mientras se levantaba del otro asiento y comenzaba a revisar los libros del estante más cercano al sofá donde yacían dos cadáveres de gente pertenecientes a la élite, las que no recibían ninguna clase de castigo al ser adineradas y enviar siempre sicarios a matar a los del bando perteneciente a Geno, los de clase media y obrera.

— Tarde o temprano teníamos que acabar con sus vidas. —Suspiró resignado el de bufanda, observando la ventana que estaban cerradas con preciosas cortinas. Las que debían arrancar para esconder los muertos.

— ¿Entonces por qué te quejas? —Nightmare sacó un documento fino oculto entre dos libros de tapa dura, alzó sus cejas, en gesto de sorpresa— Mira lo que tenemos por acá, Dos de Mayo del Dos mil treinta, señor Dremmurr hemos sido notificados con su petición de acabar con la vida de Shyren.

— Eso fue hace tres días.

— Dentro de dos días el objetivo será aniquilado por uno de nuestros sicarios, gracias por cooperar en nuestro sistema de pureza. Atentamente... El tipo al que debemos aniquilar tarde o temprano.

Geno le arrebató la hoja al mayor, para leer por su cuenta la carta. La arrugó y lo tiró al suelo dejando escapar un gruñido. Se tapó el rostro con las manos.

— Estoy cansado de parecer como esos idiotas. ¡Odio mancharme las manos con sangre! Esto tiene que terminar más temprano.

— No siempre podrás hacerlo por las buenas. —Dijo el contrario con una expresión más seria, abriendo de una patada una de las puertas— Qué extraño, yo creía que estas cabras tenían un hijo.

— Olvida al niño. —Entró por aquella puerta y con la mochila que llevaba comenzó a guardar las municiones y ropa— Sabes que estaré con tus juegos hasta hallar la forma de que todo esto termine sin sangre, pero ya estoy harto de lo mismo.

—  No hay otra forma si queremos consefuir todo lo de valor.—Se encogió de hombros imitando al otro pero siendo más detallista en qué tomar o no— A veces creo que no es suficiente la muerte de tu hermano para que entres en la realidad que las formalidades ya no...

Sus palabras fueron interrumpidas cuando una daga casi rozó con su mejilla, solo tuvo que girar un poco la cabeza para evitar un daño, quedando el filo del arma casi incrustada a la pared.

— Deja de mencionar a mi hermano. —Amenazó con frialdad— No tienes derecho de hablar sobre él.

Nightmare sonrió como momentos antes, sin moverse tras el ataque ajeno, el menor estaba a su espalda y más que miedo, le causaba risa.

— Geno... ambos estamos en el mismo bando. —Dijo como si no fuera obvio— ¿Qué harías sin mí? Te he salvado la vida múltiples veces, además de ser quien te sacó de la locura, ni Error fue capaz de hacer que reacciones, acéptalo, hasta él ha quedado más loco.

— El único loco acá, eres tú. —Y sacó el arma, tomando la mochila con sus hombros y saliendo desde la puerta del patio trasero, el mismo lugar donde entraron sin que nadie se diera cuenta.

Nightmare se quedó solo, tomando el marco de la foto del hijo de quienes acababa de asesinar su compañero, su sonrisa desapareció poco a poco, también estaba amargado por lo que tenían que vivir día a día para sobrevivir, ellos en cambio de los ciudadanos eran buscados y tenían que estar expensas de la oscuridad y el juego del escondite para sobrevivir, no lo hacía por sus creencias, si no por alguien más, y a veces pensar esas distintas posibilidades le hacía enojar más.

Geno tenía razón en una parte, todo esto, tenía que terminar más temprano que tarde. 

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Nueva novela. ¡Bienvenidos a la purg-- mentira, bienvenidos a la distopia.

Intenten amar a nadie... Venga. ~

Sistema corrupto ¦ AfterdeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora