Sistema corrupto ¦ Afterdeath

Capítulo 16

Nightmare se había rehusado arriesgar su vida para conseguir la información de los planos y salvar la vida de alguien que ni conocía, de todos modos no le importaba la situación que estaba viviendo Outer con su protegido Stave, estaba más concentrado en sus propios asuntos referidos a su hermano. Geno no le contó que también podían encontrar la manera de escapar del país sin que los militares lo detecten, pues tampoco era de su interés conseguir tal informe.

Llevó consigo a la misión de ingresar bajo el congreso a su hermano, a Outer, Stave y por último a Reaper; cada uno era necesario, Error era el mejor entre los cinco en el combate cuerpo a cuerpo y contra bastantes enemigos, Reaper en el espionaje, Stave sería la evidencia suficiente para que Blard hablase y Outer ayudaba para proteger al joven y también atacar a distancia si era necesario.

Reaper fue el primero en conducirlos hasta el congreso sin arriesgarse a cruzar caminos vigilados intensamente, mientras que Stave acudió diciendo dónde estaba la entrada, era en uno de los pasillos del interior. Geno se asomó en una de las entradas adyacentes notando lo deteriorado que estaba, tras el golpe militar, todos los parlamentarios habían sido desplazados a la sede del presidente; posiblemente después ocupado por personas refugiadas hace solo unos meses. 

Ahora todo estaba oscuro, descuidado.

— Es impresionante... —Murmuró Reaper, pasando la mano a una de las paredes— Antes esto siempre relucía en grandes luces.

— Shhh. —Silenció Geno.

El joven se quedó en silencio cual niño reprendido y siguieron su camino. Al llegar donde el pecoso había indicado, los cinco rodearon la entrada puesta en el suelo y Error sin mucho cuidado abrió la compuerta. Una larga escalera hacia al fondo, como si se tratara de una alcantarilla, pues su olor tampoco era muy grato.

Stave se apretó el puente de su nariz, sin soportar ese putrefacto aroma, era un hecho que habían cadáveres allí adentro.

— Vamos, Stave, sé que puedes. —Apoyó Outer acariciando su cabeza y dedicándole una cálida sonrisa, el adolescente asintió siendo el tercero en bajar, detrás de Reaper.

— Uhg, ¿De verdad hay calabozos en esta mierda de ciudad? —Preguntó Error entre murmullos descontentos, nadie le silenció, pues coincidían en esa clase de pensamiento.

Era un pasillo extenso y sin ventilación con algunos pasillos perpendiculares, las paredes eran hormigón y a cada tantos metros había un espacio para las pequeñas, el suelo estaba deformado por la erosión al paso de los años. Quien estuviera allí, tenía que estar en un estado deplorable.

— ¿Cómo encontraremos a tu hermano? Acá no hay nadie. —Se quejó Geno buscando respuestas de Stave, apenas iluminado por las débiles luces conectadas en el techo.

— Estoy seguro que está acá, lo escuché antes de huir...

Outer iba a hablar pero el eco provocó que pronto todos estuvieran atentos, escondiéndose en una de las tantas celdas. Allí pasó un esqueleto que el de bufanda roja reconoció al instante, un cráneo roto y una pupila inyectada en sangre, sus facciones eran espeluznantes pero parecía irse pues no estaba prestando mucha atención a su alrededor.

Nuevamente quedaron solos, decidieron por seguir caminando.

No era un ambiente tan agradable, habían cárceles con nada más ni nada menos que con cadáveres, rodeados de moscas que hacían un insoportable ruido. Stave se tapó la boca y nariz con la mano, con muchas nauseas. 

— ¡Pstt!

Fue cuando Reaper llamó la atención al ver que en el suelo frente a una celda había un pocillo para perros con comida tampoco tan apetitosa, el pecoso fue el primero en tener esperanzas y dar grandes zancadas para llegar frente a las rejas; lo que vio lo dejó aterrado.