Capítulo 9.

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El silencio marcaba el muerto sector de la ciudad, estaba cansado, llevaba horas estando junto a ese adolescente que habían salvado pero frente a él no era capaz siquiera de alzar el rostro, temblaba cuando tocaban apenas su hombro y en la noche Outer se lo llevaba a su habitación, de algún modo, al ser su salvador, era al único que le hacía caso, pero sin hablar.

En resumen, no hubo ningún resultado que haya valido la pena de salvar a ese niño.

Ahora estaba sobre la azotea de un edificio, normalmente estaría buscando otros métodos para infiltrarse en la casa de gobierno, preparándose una vez pudiera ejercer control a un país, no obstante, se sentía demasiado observado últimamente, y esa sensación si era persistente estaba claro que era real, no podría estar más loco de lo que decían que estaba.

Afirmado al barandal, cerró las cuencas, preparado.

— Espero que tengas buenas razones de estar acá, porque si no... 

Su voz se congeló en el acto, un objeto frío rozó su sien, una vibración que le provocó escalofríos por todo el cuerpo, se tensó al reconocer que estaba siendo apuntado por una pistola y que quien le estuvo siguiendo estaba atrás suyo, sin vergüenza alguna de mostrarse.

— ¿Si no qué? ¿No me viste venir? —Preguntó, no era ninguna voz que reconocía, lentamente se dio vuelta, alzando las manos en gesto de rendirse, la pistola se mantuvo ahora apuntando su frente.

Se sorprendió un poco al ver a quien tenía enfrente, un esqueleto con traje negro, del cual su cabeza era cubierta de su capucha, su rostro lo podía ver perfectamente, pero era lo último que le importaba, su presencia era idéntica a la de la otra vez en el ataque de Cross.

— ¿Quién eres? —Habló ignorando sus preguntas, alzó una ceja retrocediendo, mas, sintió el barandal apegarse a su espalda, si caía, moriría al instante— No puedes ser un sicario, ya me hubieras aniquilado. 

— Heh, estás en lo correcto, pero a la vez tan frío. —Sus cuencas estaban entrecerradas, pero con sus párpados relajados en vez de mantenerse rígido, no había seriedad, solo una sonrisa burlona. Geno lo veía soberbio— Es bueno tener información de alguien antes de aniquilar. ¿No c--

— ¡Ahg, cállate! 

El de bufanda que había permanecido las manos alzadas a la altura de su cabeza, agarró el arma con ambas agachándose por si disparaba, no lo hizo pero sin bajar la guardia le hizo una llave tomando ambos brazos y tirar estos dándose vuelta, el desconocido se quejó cuando fue lanzado teniendo que afirmarse del barandal pues casi era lanzado al precipicio. Geno frunciendo el ceño dejó caer el arma hasta abajo, el cual al colapsar al suelo, disparó, estuvo cargada.

— Tienes pocos segundos para decir por qué me has estado siguiendo, porque en nada vendrán a ver qué fue ese sonido y tú serás la víctima.

— ¡Wow! Me impresionas~, pero no es necesario llegar a tanto, ¿No te parece tomar un té mientras charlamos como personas civilizadas? Pues eso creo que es el responsable de la revolución.

Eso había sido golpe crítico para el de ropas claras, abriendo su cuenca estupefacto, tuvo que retroceder, incrédulo. El otro aprovechó para volver a subir a la azotea, limpiándose sus ropas.

— ¿C-Cómo...? ¿¡Cómo sabes que fui yo!? No eres de la clase burguesa... Ya me quedó claro.

— He estado buscándote hace un tiempo, pero ¿Por qué no hablamos en un lugar más apropiado? Llamaste a militares, ¿Lo recuerdas?

— Yo... —Miró a los lados, buscando una respuesta a su incertidumbre, era mejor no llevarlo a sus cuarteles, solo era esconderse entre los cuartos que había en ese edificio y posicionarse a la defensiva si ese esqueleto tramaba algo— Bien, vamos.

El más alto sonrió triunfante, y ambos entraron al edificio.

Ambos se detuvieron en las escaleras de emergencia, Geno deteniéndose antes con tal de quedar unos cuantos escalones arriba del adverso, así ganaría cierta ventaja si todo se acomplejaba, no sabía si él seguía con armas, y eso era lo primero que iba a preguntar.

— ¿Quién se supone que eres?

— Un admirador. 

— ¿¡Un admirador apuntaría con un arma a la figura que admira!?

— Calma, calma, solo quería probarte, un susto de muerte no está mal de vez en cuando. —Se quedó de pie apoyado en la pared, aunque rió— Aunque yo soy el que casi termina muerto. Me fascina eso, eres como esperaba~.

— No confío en tus motivaciones para llegar a mí, es más, las desconozco...

— Quería conocerte, conocer tu mundo al que estás envuelto. —Geno le miró con la misma seriedad que ahora el otro empleaba— Mi nombre es Reaper, puedes buscar en cualquier lugar, yo no soy nadie de importancia para el gobierno, ni he hecho grande logros. 

— Coincide un poco con tu falta de habilidad en pelea, ¿Cómo conseguiste un arma?

— Heh... Bueno, cualquiera puede conseguir una en estos tiempos. 

El de bufanda permaneció en silencio, pensando en todas las posibilidades, buscando huecos en sus palabras, algo que le hiciera sentir que era verdad o totalmente lo contrario. Sacó su pistola, apuntándole mientras recargaba, el de capucha solo tensó sus hombros, pero su rostro no se inmutó.

— Algo me dice que hay fuerzas mayores, así que dime alguna razón para no dispararte, de todas formas, eres alguien sin importancia.

— Geno--

— Sin decir mi nombre.

Reaper frunció el ceño, pero se relajó.

— Una buena razón, es que soy inocente hasta que se demuestre lo contrario, ¿No? Tú siempre dijiste que defenderías los derechos a quienes lo necesitan, yo solo soy un civil que te ha buscado, porque estoy interesado, y me encantaría participar en todo esto, salvar a quien sí lo necesite, porque tus palabras me inspiraron. Puedo ser de utilidad si me das la oportunidad.

Cada palabra era dicha sin ningún problema, fluido y serio, hablaba firme y parecía no dudar de ninguna palabra expuesta. Se sintió acomplejado, quizás tenía cierto problema en matar, a veces no se controlaba y era igual de repulsivo como sus compañeros asesinos, pero hacerlo contra alguien que no era su enemigo, su mano perdía el pulso justo como ahora. Gruñó, guardando el arma.

— Si eres pésimo en pelea, ¿De qué me servirás? --Reaper dejó de expresar seriedad, sonriendo al final.

— ¿Me viste llegar? Te he mirado desde hace tiempo y solo dos veces sentiste mi presencia~

— Eres una cucaracha escurridiza. 

— Pero es de utilidad. 

— Bien, no me convenciste, pero tampoco puedo llevarte a mi base como si nada, harás unas cosas antes para que ganes mi confianza y la del resto, ellos son peores que yo.

— Entiendo. Muchas gracias por darme este honor de trabajar contigo~. 

— Sí, sí, apresúrate y vamos.

Ambos salieron, uno detrás del otro hasta un sector de junta ocasional, eran pequeños refugios entre las casas de quienes morían, así que nadie iría a pedir todo lo que había adentro, cosas de valor ya tomadas por su grupo. Geno mandó de inmediato a Reaper que hiciera algunos encargos, nada importante ni revelador mientras se contactaba con su hermano, sabía que le regañaría por unir a alguien en sus tropas, pero hasta que no hubiera total confianza, Reaper seguiría vagando cual órbita en su organización.

Reaper no pareció negarse, hacía todo en base a sigilo y era muy bueno moviéndose sin hacer sonido alguno, podría serle de utilidad si lo pensaba bien...

Sistema corrupto ¦ AfterdeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora