Capítulo 6

921 173 72
                                    

— ¿Por qué existen las guerras? 

— Papá dice que es por la diferencia de pensamientos... 

El pequeño esqueleto de ojos rojos abultó sus labios cuando el mayor por solo dos años le colocaba encima un sombrero de capitán bastante grande, ambos sentados mirando el prado que terminaba en el enrejado. Amaban salir juntos y jugar corriendo por todos lados, jugando a la pelota o simplemente estar tirados en el pasto mientras las nubes hacían un largo recorrido para perderse en el horizonte hasta al atardecer.

Ambos niños habían tenido la noticia de que el país vecino había entrado en guerra con uno más lejano, por lo que muchas personas huían hasta allí, en consecuencias, vivían tiempos agitados.

— No me gusta la guerra... —Dijo entonces Rasp, rodando para quedar más cerca de su amigo de diez años.

— Ni a mí, heheh, ¿Pero por qué quieres ser un policía real?

— ¡Es guardia real! —Bufó— Ellos son los hombres más justos que te puedes encontrar en el mundo, ¡Saben lo que está bien o mal! Y hacen algo al respecto. No son como tú, vagos.

— Ow, ¿Tanto me odias?

— Sí. Pero te odio más porque no me apoyas.

— No te apoyo porque si no, te irías... Y no tendré con quién flojear.

— Tampoco estoy flojeando... —Sans rió, ambos llevaban una hora en el patio— ¡Es descansar! Hemos jugado balón un largo rato.

— Sí, hemos jugado un esqueletón.

— ¡Uhg, Sans!

El menor se arrodilló para zarandear un poco a su amigo, estaba molesto pero a los segundos se rió junto al adverso, abrazados.

— ¿Serás un buen guardia real si te apoyo?

— ¡Sí! Prometo serlo, ¡Haré justicia! —Le sonrió decidido— ¿Tú prometes esperarme? 

— Sabes que no me gusta hacer promesas...

— Por favor, Sans, ¡Por tu querido amigo!

— Heheh... Supongo que puedo hacer una... Pero solo esa.

— Dilo ya, idiota.

— Vale, prometo esperarte, y cuando te vea, escaparemos juntos, no me importará si eres un famoso, y yo siga siendo un vagabundo. ¿Te parece?

— Nunca esperé tanto pero lo acepto.

Ambos sellaron la promesa con el dedo meñique, y al pasar de los años, para que Raspberry pudiera cumplir su sueño, debía ir a un entrenamiento especial lejos de allí. Sans no se quedó atrás y también abandonó el pueblo para un futuro no claro, manteniendo la promesa en su mente y alma.

Pero... 

Jamás pensaría que se iban a volver a ver en un momento así, donde ambos eran de bandos distintos, donde tenían que matarse por ese único detalle; pero llevaban segundos sin reaccionar, encontrarse de ese modo había sido impactante y Rasp solo le apuntó con su pistola con una expresión aturdida, agachando ligeramente las cejas.

— ¿De verdad...? —Susurró— Sans... ¿Por qué...?

— ...No podemos hablar... 

— ¿Qué coño tienes en la cabeza...? ¿Por qué estás en ese bando? ¡Está podrido! 

— ¿¡Qué te ocurre, Sa-- ¿¡Qué haces!? 

Geno por el silencio se había acercado hasta ellos, pensando que a su acompañante le había dado algo para hablar con algún amigo imaginario, la posibilidad de que estuviera hablando con un guardia en plena misión silenciosa no cabía en su cabeza. 

Los susurros alertaron al personal que estaba allí, Outer fue quien los asesinó antes de que pudieran hacer algo, empero fue tarde para que uno tocara la alarma antes de morir por un cuchillo en su cabeza por parte de Geno. Rasp se vio aprisionado por el de chaqueta esponjosa y del de bufanda, pero Sans se interpuso.

— No lo hagan, yo lo conozco.

— ¡Pero es un estúpido guardia! ¡El que nos condenará a una muerte segura! Tenemos que acabar con él. —Alegó Geno.

— Pal, tú mismo eres el que odia que matemos a la gente, ¿No? 

— Hey, no creo que sea el mejor momento, la alarma está sonando y seremos rodeados...

Outer tenía razón, el cuarto prendió un sistema de alarma sonora y una luz rojiza alumbrando el sector, en nada los policías irrumpirían arruinando su misión y acabando sus vidas, Sans miró a Rasp suplicante.

— No te puedo explicar nada en este momento... Por favor, confía en mí, Rasp.

El aludido miró a los tres, y después a la alarma, en silencio, algo tembloroso volvió a apuntar su pistola esta vez al foco de la alarma, al romperla dejó de sonar. Geno miró confundido aquella acción aunque pronto el guardia corrió hasta el interruptor que su compañero muerto apretó y haciendo un tal de maniobras extrañas abrió otro aparato escondido el cual prendió el sistema de seguridad especial, la puerta se cerró con rejas, excepto la ventana que tenían al lado. 

— Con esto podrán escapar, estúpidos... váyanse antes de que yo mismo acabe con sus vidas...

Rasp se iba alejar cuando vio al de bufanda y acompañante empezar su escape, pero Sans tomó su muñeca deteniendo su paso.

— Raspberry, siento... tener que reencontrarme de este modo.

— ...No te pongas nostálgico en un momento como este, tarado, vete, no... No quiero matarte.

— No es necesario, ¿Recuerdas cuando éramos niños? Te hice una promesa, dejar todo y escaparnos.

— ¿Cómo puedo escapar contigo si han pasado como quince años desde que no te veo?

— Las promesas son para cumplir, y si te quedas, te matarán y no podré cumplirla.

El guardia no pudo atinar a decir algo, Sans le tironeó para salir por la ventana, el menor no pudo hacer ninguna resistencia pues los dados ya los había lanzado al decidir ayudar al bando que debía destruir, a eso se suponía que fue, después de años de entrenamiento, pero solo acabó siendo capturado por uno de ellos, a quien le hizo pensar lo que era la justicia en realidad.

Odiaba las guerras...

Geno no estaba de acuerdo con lo que pasaba, más que nada porque estaría perdiendo a otro hombre, sabía que Sans estaba allí solo para buscar a su amigo perdido desde más de una década, pero jamás pensó que sería uno perteneciente al gobierno. Sin embargo, ese no era su problema, al llegar a su escondite, al ver los títulos se quejó en voz alta, esos no eran los libros que buscaba, habían sido timados. Killer al buscar la razón supo que las verdaderas copias no estaban allí, estaban resguardadas mientras eran reemplazadas por copias con páginas en blanco.

Outer fue quien se despidió de Sans, pues se había llevado a Rasp hasta allí hablando de todo lo que se habían perdido, era muy extraño, pero solo podía mover la mano en despedida mientras veía como el par de amigos se perdía entre los árboles, quizás de vuelta a su pueblo lejos de la dictadura, a otro país, era lo mejor.

— Perdimos a un hombre y no conseguimos lo que quería, ha sido una misión fracasada... —Se quejó Geno en voz alta en la cantina, Lust rió mientras limpiaba el mesón.

— Míralo de otra perspectiva, Genito. —Dijo coqueto— Con tu organización has unido a dos corazones perdidos por muchos años~ Hiciste un final feliz para ellos.

— Si es que logran huir del país. —Agregó Error en el otro asiento, también escuchando la historia.

Nightmare también estaba allí, se rió tomando un poco antes de volver a salir.

— O simplemente no se entiendan por tantos años de distancia y sus caminos se separen, odio gratis. 

— ¡Nightmare! ¡Error! ¡No arruinen el final feliz! —Se quejó Lust cual berrinche, Geno sonrió pero sin saber qué decir, habían tantas posibilidades, pudo ser que sí había hecho algo "bueno" entre tanto caos, o al fin y al cabo no terminara bien y todo haya sido en vano. No obstante ya no le importaba eso, solo los libros que necesitaba para poder terminar de una vez con todo, y así hacer un final feliz definitivo. 

Sistema corrupto ¦ AfterdeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora