Capítulo 2

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Su cuerpo pesaba, a veces todavía necesitaba un pequeño respiro para poder continuar camuflándose en las sombras, su cuerpo no estaba en buenas condiciones y debía respetar su salud y no esforzarse demás, por lo menos, solo estaba a una cuadra de llegar de vuelta al escondite que tenían. Nightmare no le habló, algo usual en él cuando el de bufanda le había amenazado otra vez a muerte, no era nada nuevo, siempre el de aspecto oscuro hablaba como si nada fuera importante, pero él era útil, uno de los mejores asesinos además de tener una habilidad de manipular, gracias a él estaban allí, y como había dicho horas antes, gracias a él seguía con vida y en un estado más centrado que el de años antes que la dictadura comenzara.

En un callejón con las paredes altas que a simple vista parecía imposible de escalar, doblaron en una pequeña abertura entre el edificio abandonado y la misma muralla, en donde había un camino desolado, bien resguardado de guardias en los pisos de arriba, francotiradores especializados. Parte de las provisiones no eran para ellos, era muy poco como para todo el bando que poseían cerca de la ciudad, aquella guarida solo servía para juntas o reuniones, era muy peligroso hacer ruido cuando estaban en un sector silencioso, mucho más de lo habitual, además, ya había pasado el toque de queda.

— Me voy a quitar la sangre de mi ropa, especialmente de la bufanda.

— Suerte, la necesitas, llevas diciendo eso desde que mataste a tu primera víctima. —Se burló Nightmare, mas no se pudo reír cuando vio a otro esqueleto azabache caminando hacia ellos, rodó su única cuenca visible sonriendo ladino— Oh, pero qué tenemos aquí, al cobarde de tu hermano.

— No lo llames a-

— Sé defenderme, Geno. —Se quejó seriamente Error, entrecerrando sus cuencas al dirigirse al esqueleto que lo nombró— Pero no es necesario cuando hablamos de este tarado, quien estorba.

Geno decidió no entrometerse en las discusiones orales de aquellos dos, no se llevaban bien y hacían que su paciencia se colmara por más tiempo, se fue al lavado que habían instalado para quitar rastros de sangre en sus manos y rostro, además de tener el hábito de intentar quitar refregando su bufanda para quitar el líquido que se destacaba pese ser una tonalidad similar al de su prenda.

— Error, Error. —Negó con la cabeza— Más respeto con tus mayores.

— ¿¡Me llamas niñato!? ¡Tú eres el puto anciano! ¡Además que no haces nada!

Sin éxito en su misión de limpiar su bufanda, se inclinó para abrir la mochila y revisar su contenido, las provisiones eran mayormente para la familia de los afectados al perder un miembro familiar, era lo mínimo que podían hacer pues si actuaban masivamente sería peor para todos, podrían ser atacados y era mejor precaver, era suficiente para dos semanas, así que pronto cuando pudiera volver a salir en soledad iría en sigilo entregar los alimentos.

— Acabo de llegar de una misión.

— Pero no veo ni una pinta de sangre en tu asqueroso cuerpo en cambio a Geno.

— Porque no me gusta mancharme las manos. —Rió— Además Geno todavía tiene que acostumbrarse a ensuciarse con sangre, es la única forma para que aprenda.

— Mi hermano sí es capaz de...

— Ya basta los dos. —Intervino el de bufanda aburrido de oír más, sabía que Night disfrutaba de ver a Error enojado, y más cuando el mayor había prohibido peleas entre ellos, tenían que cooperar o solo habrían más conflictos— Os mandaré a una misión ustedes dos solos a ver si se salvan el pellejo sin discutir, Night tú ve primero, si somos más de dos habrán sospechas.

Geno era parte de quienes tenían más poder en el bando, más autoridad por decirlo de esa manera sobre Night, pero no le gustaba sobreexplotar tal dicha, pues no era el más fuerte de todos, mas, la razón por la cual era líder lo hacía permanecer ahí hasta que todo acabara, y no huir como muchos ya habían hecho.

— Sabes dónde iré primero, no me esperen.

Ambos hermanos vieron partir al mayor, las provisiones que se había llevado eran usadas con el fin de aquella persona que tanto quería cuidar, sabía bien de ello. El de cuencas rojizas gruñó, pero se sobresaltó al sentir el roce de la mano de su familiar sobre su hombro.

— ¡Mierda, Geno! No me toques cuando es innecesario.

El susodicho dio un paso más lejos de él alzando sus manos a la altura de su pecho en ademán de inocencia.

— Lo siento. Siempre se me olvida.

— Ya. —Error, se llevó los dedos en su entrecejo sobándose con suavidad.

— ¿Tuviste suerte?

— Ahg, no, el lugar ya estaba vacío tanto como persona como objetos valiosos, parecía que ya sabían que íbamos a por ellos. ¿Tú?

Error se cruzó de brazos entretanto el mayor sonreía golpeteando la mochila que había vuelto a dejar en su espalda tras revisar.

— No hicieron muchos problemas, pero el niño se habrá escondido y no quería perder tiempo encontrándolo. Eso sí, tenemos un buen botín para comprar nuevas armas y comida.

Lo demás que tenían, eran objetos de valor que podían llevarse, libros, objetos de metales puros, entre otras cosas, de ese modo en el mercado negro podían comprar lo que más podían, los únicos que tenían armas pues ya estaban prohibidas en su comercialización, la comida servía para el lugar donde tenían su propio lugar privado y podían comer sin problemas.

— ¿Sabes que ese niño puede jodernos todo lo que hemos hecho hasta ahora? —Frunció las cejas, para luego arrebatar la mochila del otro y colocársela, veía que Geno estaba cansado como para tener más peso, debían regresar— Y tú si sigues acá también.

— Era un niño no más de cinco años por lo que podía ver en sus cuadros, si está solo a estas horas será asesinado, el toque de queda a veces está a nuestro favor. —Suspiró— Yo no me quedaré de brazos cruzados mientras tú y los demás hacen lo que yo desencadené, es mi responsabilidad sumarme a esto y no puedes negarte cuando tú mismo me enseñaste a usar armas.

— Lo hice para que dejaras de insistir. —Se excusó.

Ambos dejaron la conversación ahí, ya debían volver a su fuerte para terminar el trabajo de ese día, saliendo de la guarida. Rodearon la muralla tras seguir el camino estrecho, había una parte que habían rejas y desde ahí pasaron, el lugar estaba en la periferia, donde los árboles se hacían paso al no ser la entrada del lugar, la ciudad era encerrado por bosques, solo los aventurados podían cruzar ahí, tenían que llamar desde el interior para que los dejaran pasar y así llegar donde la gran mayoría tras terminar el trabajo diario descansaba, no siempre sería perder sangre y muerte.

Sistema corrupto ¦ AfterdeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora