Desperté en la misma recámara, no había notado lo niveo que era, y ahí estaba el, parado en la puerta con el desayuno.
- ¿Ya estás mejor, bebe? - tenía una sonrisa en su rostro
- No quiero nada, lárgate con tu asqueroso desayuno.
- Tienes que comer.- seguía observándome con una sonrisa psicópata
- Maldita sea, solo vete.
- Dije que comas.- su rostro se tornó serio y frío. Se sentó sobre la cama y puso a un lado el desayuno para después abrir violentamente mi boca. Aún sentía dolor, quería lastimarme dejando de comer, había perdido mucho peso, mis huesos estaban muy presentes. Me había forzado a comer, quería vomitar.
- Ya basta, vas a comer 3 veces al día o más ¿te queda claro? Jamás volverás a actuar como una niña berrinchuda, si tengo que forzarte a comer, lo haré.
El me conocía, siempre fui una chica delicada, que necesitaba de su papi, sabía que siempre obedecía, pero no está vez. Estaba enojada, triste, aterrada, conocía a Adam, se lo violento que puede llegar a ser ¿debía comportarme como le gusta? ¿debería ser su Doll?
Me puse sobre mis pies y camine al rededor de la recamara. Todo era de un hermoso color niveo y rosa. Los atuendos eran de un tamaño extremadamente pequeño, mi talla. Los zapatos eran de un tamaño 5, de un color rosa y niveo, el último era un tacón de un rojo encendió. Al igual que la ropa interior, todas del mismo color, sin mencionar el rojo encendido. Existia algunas dudas de que me convertiría en su títere? No.
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Mi último respiro
ChickLitMe queda poco tiempo, ya vienen por mi, ojalá estuvieras aquí.