Encerrada

418 16 1
                                    

Era de noche, no podía dormir ¿como hacerlo? Estoy encerrada en esta gigantesca recámara rosa, sin salidas. Salí de mi mente un rato ¿que sería de aquel chico? ¿De todos en la universidad y mis padres donde rayos estaban? ¿aún no notan mi ausencia? ¿Porque no an venido por mi? Quizás porque no vales nada decían las voces en mi cabeza. Mis padres nunca me protegieron, nunca me dieron amor, en fin soy huérfana. No negaré que aquel chico me llamaba la atención, estaba atraída, quizás el vendrá por mi.


(...)


Después de ese día jamás volví a verla, no sabia nada de ella ¿se habrá ido del país? ¿Volvería a la escuela? ¿La volvería a ver? Al menos eso quería. Llevaba días buscándola, sabía dónde vivía pero jamás volvió por aquí, la casa está siempre vacía, así que supuse que se habría marchado porque tampoco están sus padres. ¿Debería seguir con mi vida?

Los días pasaron y seguía desaparecida, la casa seguía intacta pero ni rostro de nadie ¿que estaba pasando? Fui a la policia, necesitaba saber que estaba bien, era una chica débil que parecía hacerse la fuerte pero era débil, inestable, era delgada, cualquier persona podría lastimarla.

Llevaba casi un mes encerrada, aún Adam no me golpea o intentaba poner sus manos inapropiadamente encima de mi, sabía que no tardaría en hacerlo. Necesitaba encontrar la manera de escapar, amenos debía intentarlo, odiaba usar esta ropa tonta, que solo me hacía más débil cada día que pasaba, hace unos días me encontró intentando escapar, encadenó mi pies y me colocó unos tacones negro, parecía exitarle, pero aún no me ponía sus asquerosas manos encima. Evitaba enojarle, es muy violento cuando no se hace lo que quiere, lo obvio es no enojarle ¿cierto? Claro.

- Te traje tu desayuno, lo que te gusta.

- comeré luego - hable seca

- vale, cuando regrese no quiero ver que aún no desayunas. Solo haz subido 6 libras.

- Está maldita cadena y estos tacones me lastiman el pies - dije dolorida.

- ¡Quien te manda a intentar saltar de la puta ventana! Tuve que sellarla.

- te odio, siempre te odiaré, eres un maldito cerdo asqueroso.

- Tu no me hablas así - se acercó rápidamente y agarro mi mandíbula con fuerza.

- así que princesita portarte bien - salió dando un fuerte portazo.

Mi vida paso de solitaria a espantosa, terrorifica, repugnante e desastrosa.

Solo deseaba que todo pasará, la música me tranquilizaba, tocar al piano me hacía olvidar mis temores, la maldad del mundo, necesitaba mi piano, tenía depresión y solo pesaba en cometer una atrocidad y solo lo enojaría. Aprovecharía entonces para pedirle mi piano, así mis días encerrada no serían tan dolorosos . Horas después regresó y aproveche para decirle.

- ¿Adam... sera que me traes mi piano? en realidad lo necesito.

- ¿Tu piano? - pregunto curioso.

- Si, mi piano - mi cara era de "pudrete desgraciado", pero intentaba estar lo mas calmada posible.

- Vale, mañana voy por el. Todo sea por mi princesita.

Se acercaba poco a poco e comenzó a tocar mis piernas. Estaba asqueada.

Mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora