antropófagos🍏

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Los días iban pasado y necesitaba ajustarme a mi nueva vida, al menos es lo que Adam me ordenaba. Aún no sabía quiénes eran los Mish, en que me convertí o porque. Estaba en mi recámara aún encerrada, ahora peor, estaba básicamente sin ropa, sentía frío, estaba frustrada, no sabía nada de mis padres, la policia aún sigue investigando la muerte de Fernando , aunque ya todos sabemos cuál fue su fin. La enfermera desapareció por completo, jamás volví a escuchar de ella, quizás así era mejor. 

*puerta abriéndose*

- ¿Hambrienta?

- No.- mi estómago en ese momento emitió un gran sonido.

- Aquí lo dejare por si llegas a tener hambre.- río y salió.

Moría de hambre, no recuerdo la última vez que prove bocado, al masticar el tan delicioso platillo, sentí como me ardía la boca y el esophagus, mi estomago devolvió todo ¿que estaba pasando? Mi cuerpo ya no podía más, caí al frío piso y mis ojos se cerraron. 

Desperté en otra recámara, estaba bastante oscura, después de unos minutos de gritar y llorar la luz fue encendida y mis ojos se abrieron cómo dos platillos.

Ahí estaba la enfermera, al menos lo que quedaba de ella, mi estómago se revoltio y comencé a vomitar, sus extremidades  estaban en toda la recámara, sangre por doquier, sus órganos cortados en pequeño pedacitos y entro el violento alpino.

- La cena esta servida.- sonrió, mis labios no podían pronunciar ninguna palabra, ni por más pequeña que sea, estaba aterrozisada, sentía miedo de el, ahora más que nunca.

- Come, puedes comenzar por la parte que más gustes.- se sentó, puso un pies sobre el otro y comenzó a observarme.

- ¡Por dios, sácame de aquí!.- me puse sobre mis rodillas y tape mi rostro 

- ¡Dije que comieras!.- me tomo de mi larga cabellera nívea y entro un pedazo de carne en mi boca.

- ¡Mastica! Mírate, estás hecha huesos y créeme jamás en tu vida volverás a comer lo que solías comer.- me tiro al piso y volvió a sentarse.

Tome una pequeña parte, mis manos temblaban del miedo y del asco, lágrimas caían de mis ojos, me llene de fuerzas y y cerré mis ojos e imagine que comía algo diferente. Y mastique, trague, mastique, volví a  tragar, sin notarlo me había comido absolutamente todo, me había comido a la enfermera.



Mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora