El regreso de Adam

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Al ver sus rostros llenos de satisfacción, sentí tanta pena por mi misma, les había dado lo que ellos querían, me había vuelto una chica débil, me había convertido en sumisa. baje la cabeza y decidir seguir la charla que había comenzado con Imma.

—¿No te da curiosidad saber cómo son las otras Mishs? — pregunto Imma

— No, pero seria bueno, supongo. — Mire hacia arriba y sus miradas se cruzaron, él la miraba como si pudiera ver todo lo que ella era y sería.

— ¿Qué ocurre? — pregunte curiosa.

— Debo irme, cuidate. — se desvaneció dejándome atrás, Fradique igual desapareció de mi vista y solo eramos Aaron y yo. Camine dentro algo confusa y fui directo a mi recamara. Estaba tirada sobre la cama cuando la puerta se abrió.

— ¿Hambrienta? — preguntó el hermoso albino.

— Si, pero no puedo ir a lastimar a nadie — conteste con esperanzas de que quizás existiera otra manera.

— Pero necesitas alimentarte — me miró con unos ojos llenos de tristeza.

— ¿No existe otra manera? — pregunte casi resignada.

— No te preocupes, lo hare por ti, aunque a Adam no le gustara. — Alzó las cejas.

— El no esta.

asi pasaron casi dos años, él hacia el trabajo sucio por mi, esos cortos dos años fueron bastante buenos, salíamos los cuatros, Fradique, Imma y nosotros dos. Conocí a otras Mish y sus Mishers. Ondina y su Misher estaban presente cuando Aarón había regresado de responder una llamada.

—¿Nos acompañan? — Pregunto Aaron.

— ¿A dónde iremos?

— Quiero ir a recibir a Adam, sería estupendo si nos acompañan. —Le lanze una mirada de terror y pedí hablar con él en privado y este accedio.

— Dime que no es cierto, dime que no volverá.

— Sabías que este momento llegaría, todo estará bien, si te aterra tanto quizás llegue a un acuerdo con Adam. — Lo miré no muy convencida y asentí con la cabeza.

Llegamos al gigantesco aeropuerto y ahí estaba el, estaba más alto, y su cabello había crecido. Se acercó y abrazó a Aaron.

— ¿Cuidaste bien a mi adorada Mish? — preguntó seriamente.
— Esta sana y salva, tal como me la dejaste — respondió alegremente.
— ¿Que tal están? — les pregunto a los que nos acompañaban. — ellos lo miraron y asintieron.  Adam me miro detenidamente, buscando cada detalle con sus grandes ojos, se acercó y me tomo de la mano.
— Gracia por venir chicos, Aaron hasta luego, gracias por cuidar de ella.
— ¿Puedo hablar contigo un segundo? — preguntó Aaron. — Soltó mi mano y se desvanecieron.
— ¿Que ocurre Aaron?
— ¿Crees que pueda quedármela un tiempo, mientras se acostumbra nuevamente a ti? — Adam le miró seriamente y preguntó— ¿Quedártela?
— ¿Te haz estado acostando con ella? — preguntó casi furioso.
— claro que no, la respeto demasiado y eres mi hermano, jamas te haría algo así, solo que está algo aterrorizada por tu regreso.
— Eso es entre ella y yo, ya hiciste tu parte, no preguntes estupideces, ¿quédartela? — sacudió la cabeza y se marchó.

Mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora