Enfermera

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Desperté a causa de unos fuertes gemidos que venían del otro lado de la puerta, Estaba disgustada, maldito sea, abusa de mi cuando puede tener a cualquier mujer, porque me lastimaba tanto, nunca lo entendería.

Horas después entro la chica a la recamara con una bandeja de frutas y esas cosas, estaba molesta, disgustada así que le tire todo al piso.

- Largate, no quiero nada que venga de tus manos. ella me miro impresionada, como si no supiese que acaba de ocurrir.

- ¿Como puedes meterte con ese hombre, no te da vergüenza? - 

- Calmate, no se de que me hablas.

- Salte.

Ella salió, su mirada era burlona ... Sinica.

- Maldita sea, cuando saldré de este encierro. - gritaba a todo pulmón, estaba enojada, quería irme, era lo único que quería, salir de este lugar. Estaba sentada contra la pared lamentando mi existencia. Comencé a escuchar la conversación que estaban teniendo, se decían cochinadas, como se notaba lo vulgar que era, intente no escuchar mas hasta que comenzaron hablar de su vida amorosa desde hace unos años  atrás.

- Adam ¿porque dejaste de verme? por muchas noches extrañe sentir tu cuerpo cerca de mi, sentir tu respiración, sentirte dentro de mi. - su voz se ponía mas chillona.

- Calla esa boca, ella podría escucharnos, vamos a otro lado.

Parte porque del porque deje de amarlo fue por una mujer, se revolcaba con otra mujer a mis espaldas, solo era un trapo sucio que podía usar y tirar cuando quisiera, pero me canse. 

No importa el pasado, tengo muy presente todo el rencor que siento por el. Intenté levantarme de la cama, mi problema no era serio. Por el simple hecho de que estaba enferma y en cama, Adam no encadenó mi pies, debía hacer algo. No había salida, no importa a dónde miré, todo estaba cerrado. 


Estaba preocupado, ella aún no aparece, decidí volver a la casa y me encontré con sus padres.

- Hola, los padres de lía? - ellos parecían preocupados.

- Entra.

- ¿Desde cuando no va mi hija a la universidad?

- Desde hace unos meses, yo había venido antes pero la  casa siempre estaba vacía.

Parecían lamentarse.

- Nunca debimos irnos ... Ahora mi hija está desaparecida, solo espero que este bien.- las lágrimas salían de sus ojos.

- Lo siento mucho ¿la policia ya la está buscando?

- Si, desde ayer. 

- Mi hija a estado muy sola últimamente, no devinos irnos. - Marcos la abrazaba mientras sovaba su espalda lentamente. 

- fue un gusto, ya debo irme, enserio espero que aparezca, hasta luego. - salí.


Estaba cansada de gritar, de buscar una salida, decidí tocar el piano, dejarme llevar a Wonderland a través de esta hermosa melodía.

Mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora