Mi niña

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 El Delgado Chico la observaba detenidamente, la tomo de su larga cabellera y la arrastro hasta salir de la recámara. Es como si no existiera, no me lanzo ninguna mirada.  ¿Quien era este sujeto o porque estaba yo aquí? Siempre fui bueno controlandome, Estaba asustado pero también buscaba la manera de averiguar quién era la chica, el alpino, y porque estaba yo aquí. 

Horas después entró el chico. 

- Por fin nos vemos cara a cara.- habló con una voz profunda e grave. 

- ¿Quien eres tú? 

- soy tu peor pesadilla ...

Su voz resaltaba en mi cabeza fuertemente.

Se acercó a mí y me observó detenidamente y río.

- ¿Por esta cosa me a engañado esa perra?.- reía como desquiciado, su risa era burlona. 

Comencé a crear una historia en mi mente, tenía sentido. Lía había  desaparecido hace meses, claro, el la habia raptado. 

-¡ ¿En donde la tienes?¡- estaba preocupado, había salido de mis casillas, lía era una chica increíble que ya había sufrido lo suficiente como para que venga este sujeto y termine de acabar con ella.

- ¿Preocupado? 

La puerta se abrió y ahí estaba ella, no podía reconocerla, estaba vestida como una niña pequeña, su tez era más blanca, podría decir que casi alpina. Sus labios de un hermoso color rosa, su vestido era hermoso pero ¿en que la había convertido? 

....


Estaba encerrada, la enfermera había traído ropa nueva, aunque ya estaba lleno el closet, había traído unos jeans largos, un suéter enorme e zapatos bajos. 

- ¿Porque me traes esto? - pregunté curiosa.

- Me dio pena verte así, el suéter ayudará a esconder el jean.

- ¿ Ahora te preocupas por mí?- algo tramaba. 

- Solo póntelo.

- Está  bien, gracias. 

Me había puesto lo que me había traído. No me había traído el desayuno, tenía mucho tiempo sin comer, mis huesos eran enormemente notables, pero así podría ser perfecta.

Minutos después entró Adam y me miró enojado.

- ¿Porque tienes esa ropa asquerosa puesta?  ¡Quítate eso!- saltó y rompió mi ropa.

Yo lo miraba aterrada su mirada era tan profunda que sentía que podía acabar conmigo en cualquier momento. 

- La enferme ...ra..- me observó por varios segundo y abrió el closet y tiro un vestido a la cama. 

- Ponte esto. 

 - Eres mi niña, lo único sagrado que tengo, ¡nadie te manchara!- salio furioso.

Vesti la ropa  a su gusto y minutos después note que la puerta estaba abierta y aproveche sin pensarlo. 

No había notado lo grande que era, habían muchas puertas, estuve caminando por 30 minutos hasta que vi una puerta pequeña muy peculiar a la  otras puertas que encontré en el camino y fue cuando abrí la puerta y mis ojos se abrieron de terror. 

Mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora