Comienzo a incomodarme al ver que el niño no aparta la mirada de mí.
—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?—Me toco el rostro y trato de no sonar tan incómodo como me siento. Antes me gustaba llamar la atención, pero el hecho de que me miren fijamente me incomoda.
Los labios del niño tiemblan amenazando con dejar escapar una sonrisa.
—¿No piensas decir nada?
Él niega con la cabeza. Vaya, al parecer no le gusta hablar de más. Quizás ya tengamos algo en común.
—Vale, te entiendo. A mí tampoco me gusta hablar mucho —me encojo de hombros mientras hago una mueca—. ¿Qué te cuentas?—pregunto tratando de mantener la conversación que ni siquiera habíamos iniciado. Es gracioso ya que esta es la primera conversación que me esfuerzo en mantener desde hace un año y es con un niño.
—Nada —su respuesta es cortante y apenas audible.
Se ve demasiado maduro para su edad, pero admitámoslo ¿Qué clase de niño de cinco años se le queda mirando a un chico cómo si quisiera estrangularlo entre sus pequeñas manos? Eso no es normal. Además, los niños de su edad siempre son monstruos inquietos, destructores, escandalosos y torpes, pero Timo parece todo lo opuesto. Una pequeña bestia calculadora.
—¿Qué haces en el sofá?—levanta una ceja y se cruza de brazos tomando una posición cómica, pero que para él es totalmente seria. Recuesto mi espalda al respaldo del sofá y lo miro con la misma seriedad, poniendo el rostro duro como los mafiosos de El Padrino.
—Descansar el trasero —digo como si fuera algo obvio.
—¿Y qué haces en mi casa?—Su pregunta se me hace chistosa, aunque no creo que sea tanto su pregunta si no su tono chillón.
—Espero a que tu mamá me pague la pizza —respondo con sencillez.
—¿Por qué?—Su gesto se profundiza.
—Porqué es mi trabajo—Me encojo de hombros.
—¿Cuál es tu trabajo?
—¿Y tú por qué haces tantas preguntas?— contraataco a su interrogatorio—. ¿Quieres ser investigador del FBI cuando crezcas?
—Claro que no. Quiero ser como Fury.
—¿Quién es Fury?
—Los Vengadores. El hombre sin ojo —se cubre el ojo izquierdo con la manito y suelto una risa al imaginarmelo. Recuerdo el personaje, es el tipo que es jefe de S.H.I.E.L.D.
—¿Y no quieres ser Thor?
—¡No! —pone rostro de disgusto. Vaya, esto es nuevo. Ningún niño quiere ser Fury, que genial. Timo deja escapar una sonrisa y relaja sus pequeños brazos dejándolos descansar sobre sus piernas. Su ceño cambia por uno pasivo y las siguientes palabras que pronuncia me dejan algo perplejo—. Me agradas.
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Cruzando Fronteras
Short Story¿Qué tienen en común un repartidor de pizzas y una contadora? Pues nada como es de esperarse. Addison, el chico que cruza la ciudad con grandes entregas conoce a Mia, una chica con un título universitario. Pero ambos son muchas más que eso, Addison...