Obeses.

Capítulo 20.

Nos hemos pasado la clase completa sin hablarnos. Él no me habla pero sí con los compañeros del al lado, no sé qué inventar pues cuando intenté hablarle lo que hizo fue ignorarme.

Pensé que él es diferente a los demás pero me equivoque pues es lo mismo que el montón. Me limite a terminar el trabajo yo, comencé a leer el libro mientras él hablaba con chico que no conozco. Algo de lo cual estoy orgullosa es de mi letra, la he ido perfeccionando al pasar el tiempo, le doy gracias a mi maestra Georgina del colegio anterior por obligarme a mejorarlas; ahora me doy cuenta de que vale la pena.

— Joven Willem, ¿por qué usted no está trabajando? Pensé que había dejado claro que tiene que estar adelantando su trabajo—. Julián se quedó mirándola con fastidio, ella por su parte esperaba una respuesta de él.

—Claro maestro y lo estoy hacienda acaso ¿no lo ve? —. Todos estaba mirando la manera en como él la desafiaba, sin embargo ella le respondió con una actitud que ni él se lo esperaba.

—Miré yo sé que usted está acostumbrado establecer lo que le da la real gana pero en mi clase no es así, considero que se lo he demostrado varias veces ¿no? — Julián no cabía del asombro, ella verificó que él estuviera atento por lo que siguió —Usted es un excelente atleta sin embargo necesita el conocimiento de lo básico para no dejar que cualquier individuo manipule su dinero a su antojo y sin tener la mínima idea, todo eso por no prestar atención. Póngase a ser su trabajo y no espero que otro sujeto se la haga. Siga los demás en lo suyo que no estoy hablando con ustedes—.

Todos estaban sorprendido, pues ella no es una maestra que se enoja con facilidad, al contrario todo lo hace con mucha paciencia, sin embargo en esta ocasión no fue así.

Julián apretó los dientes de una manera, que imagine que se romperían uno. Al final, todos volvieron a seguir trabajando y él no le contesto. Yo nunca deje de trabajar, solo una sola vez había subido los ojos, pero los baje de una vez no me interesaba saber nada. —Darcy, qué estás haciendo? — levante las hojas en blanco y le mostré que hacía, las baje y seguí en lo que estaba.

—Mira, te diré algo para que no te tome de sorpresa, no me interesa ser tu amigo ni nada por el estilo. Solo me das penas, todos te tiene asco en este colegio empezando por tu misma hermana. Pues, no esperes que con esto yo me dé cuenta que debajo de todos esos kilos de grasa que tienes eres el mejor individuo del mundo, porque eso no pasara; eso pasa es una novela o un estúpido cliché— cada palabra que él decía salía con un odio grande, me sentí mal, yo no le hice absolutamente nada a él ni siquiera le hable a la maestra, sin embargo se desquito conmigo, ¿por qué todos quiere usarme como su saco de boxeo?

No me quede callada, así que le respondí. — Yo no tengo la culpa de que la maestra te dijera eso en público, no te desquite conmigo—. Terminado de decir esas palabras tocó el timbre, me levanté de la mesa y lo deje con la palabra en la boca y en ningún momento mire para atrás.

Me sentía cansada, como si el alma se me bajo para los pies, de un momento a otro sentí los labios reseco, todo se volvió negro.

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Cada vez que respiraba sentía un olor muy fuerte que no me dejaba tomar aire fresco, alguien me llama pero se escucha tan lejos que trato de quedarme dormida otra vez, entonces me comienza a mover —Darcy despierta cariño despierta—.

—Darcy, vamos cariño ya es hora de despertar. Doctora, ¿ella me escucha? — escuchaba voces a lo lejos, trataba de identificarla pero con el dolor tan fuerte que tengo en la cabeza no puedo. —Así es maestra, lo hace solo que tenemos que ser prudente y dale tiempo a que despierte. Déjela de mover, por favor—.