—Darcy, Darcy, Darcy... Despierta Darcy. Vamos tú puedes—. Escuchaba de lejos como alguien me llamaba, pero lo hacía tan débil que llegué a pensar que no era real, hasta que sentí un labio posado en los mío, cosa que provocó un hormigueo en ellos, supe que algo no estaba bien. No podía respirar, por más que luchaba lo que siento es un líquido caliente en mis vías respiratoria.
Comienzo a toser y solo así sale toda el agua que tragué, sentía como hasta por la nariz salía. Es una experiencia que realmente no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Al fin termine de sacar todo y al mirar a mi alrededor veo cómo todos están muriéndose de risa, algunos algo preocupados —aunque seamos sincero, solo fingen—, siento todo mi cuerpo entumecido, sin mencionar las piernas. —Dar, ¿estás bien? — hasta ahora no había notado la presencia del hijo de la directora, por extraño que suene siempre se me olvida su nombre... lo mire a la cara y tiene una cara de preocupación, pero como no soy estúpida, no lo creo que sea verdad, además ¿por qué se preocupa por mí?, ¿lógico? No, no para nada.
Me paro como puedo y sin tiempo a nadar a nadie de que me insulte me pongo a caminar rápido, ni siquiera miró atrás, después de todo nadie le interesa. Ya no quiero hacer el entretenimiento de ellos, el mono al cual le tiran la banana para que haga estupideces y así poder reírse, estoy cansada. Al llegar a la recepción me doy cuenta de que no veo ningún rastro de Sam ni sus primos, ni mucho menos de mi supuesta madre y gracias a Dios, después de todo no quiero escuchar su maldita voz diciendo lo patética que soy, como si yo no lo supiera "mami". Suspiro, al salir a la calle, me choca toda la brisa que está haciendo y me estremezco, jamás he sentido tanto frío como hoy, las calles están vacía y como si mis sentimientos son automáticos, comienzo a llorar... trato de reprimirlas, pero no puedo, por más que me las quito salen más y más, tanto tiempo reprimidos...
Me he pasado el camino completo llorando como una loca y las personas solo se me quedaban mirando raro, pero eso no importa... Llegue a una esquina que si mal no me equivoco es el parque Lincoln D. C., es un parque que tiende a ser muy poco frecuentado ya que, no es muy moderno que digamos, a pesar de ser unos de los más verdes de la zona. Sin pensarlo dos veces decido ir allá, pero al pasar en frente de un auto me detengo.
Estoy... sorprendida, sí, esa es la palabra perfecta. Mi aspecto no es el mejor ahora mismo —a decir verdad nunca lo es—, mi cara está más hinchada de la cuenta— a lo que supongo que es por el cloro, digamos que soy alérgica a ese tipo de químicos— mis ojos están inyectados de sangre, sin mencionar las ojeras que tengo, pareciera que soy una drogadicta, mi nariz esta roja como un tomate, tengo el pómulo derecho con un raya roja que va desde mi oreja hasta casi llegar a mi nariz, pensé que se había mejorado pero no, al contrario el químico me lo ha empeorado más. El cabello es un... ahg, ni lo mencionó, mi ropa sigue húmeda y en frío me está matando, sin embargo, no quiero ir a mi casa, yo se lo que me está esperando allá y tratare de aplazarlo lo más que pueda.
—Oye, ¿se te perdió algo? —. Acabó de dar un pequeño salto por la manera tan brusca que él me hablo, este vio mi cara se sorprendió, aparentemente estoy mal. —oh... vaya... ¿estás bien? —. Respondí con el purgar él hizo una mueca algo rara — no pareces estar muy bien que digamos. Lo siento por hablarte así, pero pensé que tratabas de robarte algo de mi auto.
Lo miro de arriba abajo y luego su auto, ¿en serio es su auto?, pero él no debe pasar de veinticuatro años y tiene un mercedes benz negro —hasta ahora me había fijado en él automóvil—, que por cierto es super hermoso, muy elegante.
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Obeses.
Short StorySolo quería ser feliz No entendía por qué la vida me la ponía tan difícil, más de lo que era. Necesitaba entender porque me había pasado todas esas desgracias. Yo había aceptado que mi madre no me amara, que me maltratara física y psicológic...