—¿Ahí alguien en la casa? ¿alguien? —. Normal, nunca hay nadie aquí, no se me sorprende.
Esta semana ha sido una mierda, todos se han burlado de mí, me ponen todo tipo de apodos, aunque lo bueno del caso es que ya me estoy acostumbrando a esos tratos, digamos que también lo recibo en la casa. Después de lo que pasó la semana pasada tuve una discusión con mi madre, en la cual Galo y Sam terminan metiéndose, pero no fue tan malo pues ya no me iré con Sam, Olivia me dará dinero para ir y volver en bus del colegio, eso es genial ya que solo lo usare el transporte en la mañana después vendré caminando, así poder ahorrar y comprarme una laptop, ya que me urge una.
Aunque esta semana comienza los preparativos para la famosa competencia y saldría muy tarde, realmente no se en que soy buena o pensándolo bien me gusta leer, soy buena con los números o bueno eso decía mi anterior profesora y se algunos idiomas, ¿pero eso será suficiente? La verdad no se en que entrare o donde me pondrán.
—Buenos días chicos, ¿cómo están? —. No sé en qué momento entró la directora ya que estaba mirando por la ventana que da directo a la cancha de futbol, venía acompañada de la secretaría, y de otras dos personas, ni idea de quién era. Ya tengo tiempo de conocer a todo o bueno gran parte del personal, pero es que no me interesa para nada conocer a nadie de este infierno.
Respondieron algo confundidos, siempre lo están. —Chicos venimos a hacerle la prueba de aptitud para saber cuál es el área donde debe de estar, hagan una fila, se paran del lado derecho y comienza avanzar al escritorio—. Todos nos paramos, pensé en ser la primera así salir de eso, como era de esperarse fui la última, pues algunos me empujan o se plantaban delante de mí como si no existiera, así que terminé quedando atrás, vi que comenzaron a recoger y me quedé callada, digamos que no me interesa participar, pero llegaron dos chicos super hermosos, se podría decir unos dioses griegos, uno de ellos tenía, unos ojos verde aceituna y otro azul claro. Venían riéndose de algo, de momento el de ojos aceituna me miró e hicimos una pequeña conexión de miradas, pero la rompí mirando a un grupo de chicas que también se reían.
Hoy es el día de ir riendo por todo el estúpido colegio —o quizás de ti— oh gracias mente, tu ayuda es genial.
—Ya terminamos con todos—. Al momento de ella terminar de hablar, unos chicos le hablo.
—Segura madre, al parecer se te quedo esa chica— busque al dueño de esa voz y me sorprendió que fuera el chico de ojos aceituna y lo me más me asombró es que no dijo "te falto la gorda", pues es normal que todos me identifique así y me lo tiren en cara. Aunque me dejo algo descolocada el hecho que sea el hijo de la directora, no sé porque o quizás si, se hace inalcanzable para personas como yo, las chicas perfectas tienen más oportunidad. Joder dónde están los famosos becados que supuestamente tiene el colegio, solo veo gente rica y millonaria ninguna de bajo recurso, al igual que yo.
—Oh vaya, ¿aún no estás inscrita? — le negué con un movimiento de cabeza, esta volvió a abrir el cuaderno, comenzó hacerme pregunta —¿haces algún tipo de deportes? —.
Obvio nunca puedo estar tranquila —¿en serio? Esa gorda...—. Pero lo que me sorprendió fue él se metiera. —Cariño pensé que era ella que tenía que responder—. solo se sonrojo cuando vi que era él quien respondía, supongo que él es alguien popular y queridos por todos, o quizás porque es hijo de la directora. Mientras él le decía algo más aproveche y me puse a mirarlo detalladamente todo su trabajado cuerpo, vaya que está muy comestible, era alto diría un metro ochenta, era blanco, el uniforme parecía que le habían hecho para él, le quedaba tan bien, tiene unos lunares en el cuello y en... Oops me encontró mirándolo y sonrió, yo sentí como me subía un fuego a las mejillas. Esta bueno que me pase por estar detallando chicos perfectos, hermosos, dioses griegos, inalcanzables.
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Obeses.
Short StorySolo quería ser feliz No entendía por qué la vida me la ponía tan difícil, más de lo que era. Necesitaba entender porque me había pasado todas esas desgracias. Yo había aceptado que mi madre no me amara, que me maltratara física y psicológic...