La reunión terminó y siento que ha pasado un siglo desde que entramos. Todos los padres están despidiéndose de sus hijos, parece como si lo dejarán en un internado o bueno eso es en realidad es así, la entrada es a la 7:10 am y salimos a las 6:50 pm. Prácticamente lo que vamos a dormí en nuestras casas y los padres se ven complacido en relación con el horario que tiene este colegio, sin olvidar que los sábados hay extras curriculares, las cuales son obligatorias por lo menos el primer cuatrimestre.
—Bueno, chicas es hora de dejarlas, espero que se divierta y sobre todo estudien y ponga atención, suertes—. Sam abraza a Galo y este le dice algo que únicamente ellos pueden escuchar. Mi madre va y abraza a Sam juntó al padre de su hija. Pensé me abrazaría a mí, pero no lo hace.
Galo me mira, me da un pequeño apretón de hombro —suerte Darcy— contesto con un ''ok''.
Mi madre me mira, lo único que me dice: —pórtate bien—. Sí, solamente eso en lo que se refiere a mí. Mientras que a Sam, su hija la "perfecta" la abraza y le dice algo, siento ese ardor tan familiar en mis ojos, pero no me permitiré llorar.
—¡Hola, tío! — le dice Ayleen, la cual abraza a Galo, luego a Sam y por último a mi madre. En ese momento aparecen Andrea, su esposo Arturo y Andrés, saludan a todos menos a mí, al parecer no se percatan de mí presencia, normal.
Ya que se ponen hablar entre ellos, yo me dispongo a mirar a mí alrededor, mirar cada detalle de está preciosa entrada, mirar cada gesto de las personas presentes en aquel lugar, cómo algunos gestos de asco o de burla. Siempre he sido una persona detallista, me gusta observar cada detalle de las personas o cosa, si lo sé, sé que suena un poco acosador.
Siento que alguien me está llamando y miro a la dirección de donde proviene esa voz, y me sorprende un poco al descubrir que es Andrea.
—Lo siento nena, no sabía que eras tú y menos que vendría a este colegio — me dijo muy sincera y le creí, ya que desde quintó grado Sam y yo no estábamos juntas. Ella siempre estaba en colegios caros y yo en los públicos, a mí madre nunca le alcanzaba para poder pagar dos colegiaturas y pues a mí es que me tocaba ir al público, sí, aunque el padre de Sam mandaba dinero. Pero ya me había acostumbrado a todo eso tratos, era normal en mí vida.
—Cómo que no la conocías tía, no seas mentirosa, si es la única gorda del lugar—. Dijo ella burlonamente y sé hecho a reír a igual que Ayleen, y mi madre no hizo absolutamente nada, ¡NADA!
—Pero que te...—. Ni siquiera espere que Galo terminará de hablar cuando me mande corriendo para a dentro del colegio, no quería que me vieran llorando de la impotencia tan grande que tenía.
Entré al baño para poder lavarme la cara y mientras lo hacía entraron un grupo de chicas y, me miraron con una risa burlona, cuando una de ella me miro de arriba abajo y sonrió: —Ay, la cerda está llorando— dijo riéndose. Esto no puede estar pasando, ni siquiera llevo un día aquí y ya me están molestando, no es justo.
—Está llorando, pero grasa—. Dijo una morena alta del grupo, todas riéndose de mí.
Todas comenzaron acercarse a mí y el timbre me salvó, de recibir una tremenda golpiza injustamente ya que ellas eran seis y yo solo era una. —Te salvaste esta vez gorda, en la próxima no— me amenazó para luego irse con sus amigas. Una vez que sé fuero sentí que respire mejor, salí de ahí, en el pasillo no había absolutamente nadie, ya todos estaban en las aulas y yo aquí en la nada, comencé a caminar y a fijarme en los carteles que decían el nombre de los cursos, aunque ya tenía un buen rato caminando cuando vi a alguien entrando unos cuadernos en un casillero. Era una chica alta, tez blanca, llevaba puesto un pantalón blanco y una blusa azul pegada al cuerpo con encajes en los hombros y cuello, unas zapatillas negras, su pelo era totalmente Rubio y no teñido, era natural. En verdad dudaba en preguntarle no vaya a hacer que me diga alguna grosería, suspire, lo haré sino perdería la primera clase.
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Obeses.
Short StorySolo quería ser feliz No entendía por qué la vida me la ponía tan difícil, más de lo que era. Necesitaba entender porque me había pasado todas esas desgracias. Yo había aceptado que mi madre no me amara, que me maltratara física y psicológic...