Capítulo 1.

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Aun no puedo creer que nos mudamos de Chicago a New York, odio esta ciudad. Pero ni modo a mi madre le dieron una oferte de trabajo y el padre de Sam; Galo se agarró de esa excusa para poder traer a su hija y esposa, estar mas tiempo con ellas, obvio yo pues no hay de otra, aunque sea de otro hombre tiene que cargar con el paquete.

Cuando mi vida estaba yendo tan tranquila, estando sola sin tener a Sam en el mis instituto que yo, pues mi madre supuesta mente no podía pagar mi colegio y me tuvo que inscribir en una escuela del gobierno, lo mejor que me ha pasado, el hecho de no contemplar a Sam ni a sus amigas a sido una maravilla. Pero saber que tendré que volver a estar en un mismo centro que mi hermana me tiene mal, muy mal.

—Darcy, ¿es que acaso no piensas salir de ese auto y venir a ayudarnos con las cosas? —. Ni siquiera me di cuenta que llegamos, mire a mi madre que ya estaba fuera del auto con cajas en las manos y mirándome mal, a Sam no la vi por ningún lado. 

Al bajarme del auto pude apreciar que estamos en un residencial de puro millonarios, no me gusta, no es mi estilo. La mayoría de las casas son de tres pisos y algunos de dos, son bastante grande, muy exageradas para mí gustos. No se ve mucho pues tienen verjas de cemento muy altas, de colores pasteles o crema, pero el color de las viviendas varían.

Una vez que entre a mi casa observo que tiene un hermoso jardín, lleno de rosas, de girasoles y otras flores que no tengo idea de su nombre pero que son muy bellas. Cuando entras ves un camino de piedra que va directo a la entrada principal del hogar, las persianas son de cristal, la puerta es de caoba con algunos diseños de rayas, muy bonita.

Al entrar a la casa me sorprendió, pues desde afuera parece pequeña, pero es super grande; hay un pequeño pasillo que del lado derecho esta la sala con un suelo de madera que combina muy bien con las paredes crema, el techo era de color blanco, las cortinas y las decoraciones dorada lo hacían observarse muy elegante digno de ''personas adineradas''. El izquierdo tenemos una división que nos dirige a la cocina, lo primero que vemos es una mesa de seis personas cuadrada con un mantel blanco combinada con un vino, luego una isla, después de ella encontramos la estufa, la nevera, etc. Todo los muebles de ahí adentro son de caoba.

Salí de la cocina y me dirigí a el segundo piso, donde hay cuatro habitaciones, cuando iba a abrir la primera puerta Sam me empujo: —Esa es mía gorda, ni te atrevas a entrar. Además, la tuya es la ultima del pasillo, ¿acaso crees que te darían la mejor a ti? —Se provocó— obvio no ilusa, esta casa la compro mi padre así que todo lo lo bueno que hay en ella me toca a mí—. Iba a seguir hablando, pero supapá la interrumpió.  

—Chicas ya seleccionaron tus habitaciones, saben que puede escoger la que quieran— nos miro con una sonrisa bien grande a las dos, pero automáticamente se dirigió hacia a mi cambio su cara — ¿pasa algo? —.

—No pa', todo bien ¿cierto Darcy? —. Me miro de una manera amenazante  pero igual la ignore y a su padre. Me encamine a la última habitación, detrás de mi cerré la puerta. Me recosté en ella y pude escuchar a Galo hablar con su hija: — Sam por favor no quiero problemas con su hermana, mira que trato de buscar paz con su madre y eso la incluye a ustedes, ¿estamos? —.

—Papi eso estoy tratando, pero ella me ignora, tú mismo lo viste—. vaya que víbora, uso su voz de que no mata una mosca y me puso como la mala del cuento, algo normal en mi día a día.

En esta casa no había nada que hacer, la arreglaron antes de que viniéramos. Todos  sabían que nos íbamos a mudar pero no me dijeron nada, nunca lo hacen... normal. Me encaminé a la ventana que daba de frente a mi cama, vi a mi madre y a Galo hablando, ellos se separaron hace cinco años no sé por qué, pero Sam siempre dice que yo fui la causante de esa separación, aunque nunca se divorciaron. 

Obeses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora