Obeses.

Capítulo 9.

—¿Ustedes creen que él sea quién la estaba persiguiendo? — Al señor Castellán se la veía algo preocupado y debía de estarlo ese hombre tenía un historial largo y no precisamente de cosas buenas.

—Para mí, sí señor, ¿por qué otra persona lo haría? No tiene lógica, acaban de mudarse, aparte ella no parece alguien de meterse en problema—. Como su hija Sam, si que sabe buscar muchos problemas y para el colmo grandes.

Vaya diferencia entre esas dos chicas y no hablo de lo físico sino de su personalidad, a pesar de que nunca había hablado con Darcy, se le veía toda la humildad que posee. Muy diferente a Samantha esa chica era el egoísmo y maldad en persona, pero eso pasa cuando le das todo lo que pide sin el menor esfuerzo, cuya su madre no ayuda mucho pues es igual o peor que la hija.

—Si... Tiene algo de lógica lo que dices, pero bueno, cualquier asunto me mantienen informado, pueden irse—. No podía creer que él esta aquí y que estuviera buscando a su hija, pensé que él se olvidaría de ella, ¿no?... ¿Qué me estará ocultando Olivia? ¿Realmente paso entre ellos dos?

Necesito hablar con Olivia, ella tiene que explicarme que está pasando, si es verdad que él volvió, estamos en problemas.

Al momento que el padre de Sam entra en la sala mi madre se calla y lo mira.

—Olivia deja a las niñas, tenemos que hablar tu y yo, ustedes suban a su habitación ahora, y por favor no pregunten porque solo hagan lo que le estoy diciendo—. Sentí preocupación en su voz a pesar de que lo ocultaba muy bien en su cara, algo andaba mal, muy mal.

Sam quiso protestar su padre la miro muy seria, recogió su bolso y comenzó a subir las escaleras cabizbaja, la casa estaba en un profundo silencio mientras subíamos —quiero que me cuentes que está pasando, quiero todo y sin rodeos Olivia—. No había terminado de pasar por la habitación de Sam cuando escuche que eso, no sabía que pensar, ¿qué pasas? ¿por qué tanta seriedad? ¿por qué tenía esa cara de preocupación? ¿qué están ocultando mi madre? son demasiadas incógnitas en mi cabeza sin responder.

En el momento que entré a mi habitación, pude apreciar muy bien las cosas que se había roto por la pelea que tuve con Sam, vi todos mis colores, mis cuadernos que me dieron unas ganas inmensas de llorar y trataba de no hacerlo, descubrir mi libro favorito destrozado, comencé a llora. No, no, no mi obra no, porque Dios... era lo único que tenía, QUE HE HECHO PARA MERECER ESTO, QUE ESTOY PAGANDO DIOS MIO.

No es justo, yo no le hago nada a ella, todo me lo destruye, todo... mi madre no hace nada, no tengo a nadie que me defienda, solo quiero que alguien no sea malo conmigo...

—¿Pero qué diablo paso aquí? — ni siquiera me di cuenta cuando él y mi madre entraron, estaba muy enojado...—Sam ven aquí ahora mismo—. Si como lo imagine habrá problemas, — ¡AHORA MISMO SAMANTHA FOSTER CASTELLÁN, AHORA! —. Mi madre y yo no podemos creer que Galo le esté hablando en ese tono a su "princesita".

—¿Qué-e pasa papá? — su padre no la dejo terminar. —¿Tu hiciste eso? Y dime la verdad porque si me mientes, olvídate de ir tu famoso concierto y todas las estupideces que tengas planeada—.

Esta tan sorprendida, sé que no dirá, ella siempre va a quedar bien con su padre, siempre... Mi madre no dice nada, esta callada mirando asustada a Galo parecía que arrepentida de haberle contado algo, juraría que está muy arrepentida. —Galo tranquiliz...—.

—No me digas que hacer, cállate. Tu nunca haces nada solo sabes hacerte la loca —. Estoy sorprendida, de cómo le acaba de contestar Galo, jamás en mi vida lo vi respondiendo le mal a mi progenitora, ni mucho menos gritándole.