Capitulo 24

8.7K 368 9
                                    

Narra Alejandra...

Despierto por un intenso frío que siento, abro los ojos lentamente. Ya esta nevando, amo el invierno.

Me paro en la ventana para ver la nieve caer, acariciando mi vientre.

—Maxi, esta nevando bebé.

Suspiro — Vivo soñando en tus ojos... Ya quiero verte crecer, quiero abrazarte en mi pecho, entregarte mi amor con todo mi ser.

«Muero por tocar tu pequeñas manitos, hacerte mimos, tenerte entre mis brazos; te amo pequeño.
   
Quien lo diría   “Yo añorando el alumbramiento” una mujer que no quería ni siquiera casarse.
                                                  
También extraño a Carlos ya casi tiene dos semanas en Italia al parecer está teniendo unos problemas en la multinacional allá.

Ya quiero a mi marido aquí.
Los extraño. Extraño sus besos, sus caricias, su sonrisas, extraño malditamente todo de ese idiota.

Mi celular suena sacandome de mis pensamientos, camino hasta la mesita de noche, sonrió como tonta al ver el nombre. «Idiota» debo cambiar ese nombre.

Es “Carlos ”      

Te extraño— digo inmediatamente al descolgar.

No más que yo preciosa. No sabes lo necesitado de sentir tus labios sobre los mios que estoy.

En este momento “odio la distancia porque me separa de la persona que quiero besar”.— digo y me siento en la cama.

*
*    *

Aprendí que no hay que esperar que sucedan las  cosas, esperar un día, un momento o una persona; nosotros debemos hacer que las cosas sucedan; en este preciso momento estoy aquí en Italia en la empresa de mi marido. Un edificio enorme de unos veinte pisos. Decoraciones y cuadros de vinos y licores, rustico pero hermoso.

No me digan que estoy desesperada ni nada por el estilo, es solo que lo extraño y mucho.

Paso de la recepción hacia los ascensores con destino al ultimo piso donde me indicaron se encuentra la oficina de Carlos. Mi Carlos.

El viaje fue rápido, salgo del ascensor y de inmediato diviso a una chica sentada en un muy bonito escritorio, parece ser la secretaria de Carlos acá.

—Buenos días — me acercó a ella.

—Buenos días señorita. ¿En qué le puedo ayudar?— pregunta centrando sus ojos en mi vestimenta para volver a mi vientre. Llevo un vestido azul con morado hasta las rodillas y un cinturón que asienta mi vientre y un suéter que llega hasta un poco más abajo de mi vestido.

—Me gustaría ver a el señor Almontes — le soy una sonrisa.

—Lo siento señora pero el señor esta muy ocupado, no creó que pueda recibirla. — termina de decir en el momento en el que suena el teléfono.

Casados Por Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora