Capitulo 30

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Alejandra...

—Ale, te toca...— escucho a Carlos decir entre los gritos de Maxi.

—No, yo lo dormí.

—Y yo me levante a las cuatro de la madrugada a alimentarlo— se quejo.

—Yo lo lleve en mi vientre por nueve meses, engorde, me salieron estrías, se hincharon mis pies, lo di a luz; y a ti te molesta levantarte a las siete de la mañana a cambiarlo.— me cubrí la cabeza con las sabanas blancas.

A los pocos segundo sentí como se movió y salio de la cama.

«Creó que funcionó

Al cesar los llantos de Maxi, que cada día esta más hermoso y más grande; ya no tenia sueño. Salí de la cama y baje a la cocina por un poco de té.

*
*     *


Me deleito viendo a mi pequeño dormir, la sonrisa que tengo en mi rostro no la borra ni un huracán; es cierto lo que dicen por ahí, no sabes lo que se siente amar hasta el infinito hasta que se es madre, hasta que lo tienes frente a ti tomando tu mano; ahora me doy cuenta que no sabia lo que era el amor, el amor verdadero.

—Te amo Maximilian.

—¿Y a mí me amas?

Me sopresarte al escucharlo detrás de mi, no lo escuche entrar, me gire para encontrarme con esos hermoso ojos cafés que me encantan, desde el primer instante en que los vi.

¿Lo amo?

Creó que todos saben la respuesta.

— Te amo. A ti y tus piezas faltantes, a tus demonios internos, a la forma en la sonríes, a la forma en nos miras a Maxi y a mi; amo como me acaricias, como cierras los ojos al besarme, te amo.

No dije nada más y lo bese como nunca antes, despacio pero con la necesidad a flor de piel. Sus manos en mi cintura se adueñan de ella, como sus labios se han adueñado de los mios, como él de mis pensamientos y de mi alma.

—No tiene explicación... — dijo entre besos y caricias.

—¿Qué?— me aleje un poco y abrí los ojos.

—La forma en que te metiste en mi corazón con tu amabilidad, tu disposición, tu sarcasmos; toda tú, tan perfecta pero insegura a la vez.

»Mi vida cambiaste, ustedes la han hecho interesante, eres lo que falta, eres la pieza importante; no sé que hiciste pero cuando vine a darme cuenta de que algo pasa ya estaba perdido, amándote más que a eso vicios que no tengo, aferrado a ti más que a mi orgullo, haciéndome feliz.

¿Y qué creen? Me eche a llorar, era consiente de que las cosas entre nosotros habían cambiado pero creó que nunca me había dicho que me amaba.

—Debo tener el rostro de color carmesí.— solté una risilla tímida.

—Te ves hermosa.— con sus pulgares limpio mis lágrimas y me beso.

Despacio, provocándole cortos circuitos a mi sistema nervioso, dejándome ver como una chiquilla inexperta, y yo no quiero que él me vea así.

No quería que el me viera como poca mujer, así que tome el control de la situación. Lo tome del cuello de la camisa e intensifique el beso.

Fui en busca de un contacto más íntimo, entre besos y la respiración entrecortada llegamos a la cama, me senté a horcajadas sobre él.

No perdí tiempo y me deshice de su chaqueta y camisa, lanzándola a alguna parte de la habitación; dejando a la vista su pecho algo marcado por esos pocos minutos diario que los llantos de Maximilian le permiten. Acaricie su pecho y le volví a besar, descendí mis besos hasta su cuello mientras acariciaba su espalda.

Sus manos recorrieron mis muslos hasta mi cintura por debajo de mi vestido blanco, el iris de sus ojos estaba lo suficientemente oscuro para saber que esta excitado.

Mordí levemente su labio inferior para luego deshacerme de mi vestido blanco y el sujetador, los cuales ya estorbaban.

Sus manos no duraron en aparecer sobre mis senos o «de Maxi » eso no importa ahora. Inicie a mover lentamente mi cuerpo sobre el de él.

Un gruñido se escapo de sus labios, en un solo movimiento nos giro, quedando entre mis piernas. Beso mi cuello, bajo entre medio de mis pechos hasta mis pelvis, jugueteo con el elástico de mis bragas.

—¿Segura? 

—Hazme el amor como si fuera lo prohibido.

...

No hubieron palabras más correctas que ésas; sus manos recogieron cada centímetro de mi cuerpo como sino lo hubiera hecho nunca, sus ojos me miraban como a una obra de arte que no había sido exhibida nunca.

Fue perfecto...

Danesa...

Hace unas horas salí de Uní, regrese a casa como siempre en el auto de Alejandra aunque ahora lo uso más que ella; Alejandra, las cosas hace unos meses estuvieron incomodas, traicione su confianza, le dije una cosa e hice otra pero ya todo esta arreglado.

¿Thomas?

Súper grande y tremendo, cuando llega del colegio no se quiere separar del pequeño Maximilian, se pasa todo el día con Ale y el pequeño. Es muy tierno mi hermanito y Maximilian ni hablar, es hermoso, me la paso haciéndole mimos y me mira atento con sus ojitos azules como si entendiera lo que le digo, es una ternurita la verdad.

¿Las cosas con Darent?

Cada día mejor, aunque su padre no esta de acuerdo con la relación y su madre si, no afecta nuestra relación, nos vemos casi todos los días en la Universidad, salimos, la pasamos bien.

Aline ya no se mete conmigo, si me da unas miraditas de odio pero no más de ahí; las chicas dicen que le di un golpe bajo en su orgullo al quitarle a Darent, pero yo no le quite nada, él vino solo.

Si, ya sé lo que quieren que diga, el sexo, no aún no hemos dormido juntos, no por falta de deseo por parte de los dos, situaciones comprometedoras o porque sea virgen sino porque aún no es momento, estamos bien así no afecta en nada nuestra relación.

Hablando de Darent, vine de camino, con Thomy iremos por unos helados que le prometió, cosas de ellos.

*
*   *

—Darent ¿Dónde está Thomas?— le pregunto al verlo junto a él y no esta conmigo.

—Pensé que fue contigo a ver los libros.

Miro a todo mi  alrededor y lo único que veo es la magnitud del centro comercial.

¿Cómo voy a encontrarlo en un lugar tan grande como este? ¿Dónde se habrá metido ese niño? 


Casados Por Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora