Capitulo 22

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Te enamoras de las pequeñas cosas de alguien, como el sonido de su risa o la manera en que brillan sus ojos cuando habla de algo que ama.

Amo escuchar a Carlos hablar a licores, cuando sonríe es como si el tiempo se detuviese, cuando me abraza por la espalda, cuando habla con Maximilian, cuando me besa, amo cada cosa de él, cada jodida estupidez que hace, cada vez que me hace enojar pero más aun cuando hace o dice algo lindo.

Si les soy honesta el Carlos que esta hoy durmiendo junto a mi no es el mismo arrogante con el que choque en la puerta librería. Puedo decir que lo he llegado a conocer y a entender. Puedo decir que “lo amo.”

Me acomodo al lado de Carlos para dormir junto a él. Mañana nos vamos, Carlos tiene cosa que hacer y papeles que firmar en la empresa, tengo cita con mi ginecólogo, Thomas debe entrar mañana al colegio, Danesa y yo tenemos cosas que organizar en la fundación ya que debo iniciar a guardar reposo; sera un largo día.

*
*    *

Bajamos del avión directo a una camioneta de Carlos que nos llevara a la casa.

Ya llegamos a la casa estoy desempacando las maletas mías y de Carlos con ayuda de una de las chicas del servicio, Carlos ya se fue a la empresa.

Son las dos de la tarde, dentro de una hora quiero ir a ver a mis padres, aunque cuando estuve en la clínica fueron a verme los extraño, necesito verlos.

—Por favor termina de desempacar, tengo unas cosas que hacer.

—Sí señora— me contesta.

Salgo de mi habitación y camino hasta la de Danesa.

—¿Quieren dar un paseo?— les pregunto a Dane y a Tommy al entrar en la habitación.

—Síiiiii— grita desde la cama Thomas quien llego hace unas horas del colegio.

—Vamos— digo y salimos los tres de la habitación para irnos.

Bajamos hasta el parqueo, tome la llave del Mercedes negro de Carlos, Danesa se monta de copiloto y Thomas atrás y pongo el auto en marcha.


Conduzco hasta la casa de mis padres pero cuando llegue no estaban. Tomo mi celular para llamar le a mi madre, al tercer tono contesta.

Mi niña— dice al descargar la llamada.

Hola mamá, estaba en la casa pero no estabas— le digo.

—Hay mi niña ¿Por qué no me avisate antes? Estoy arreglandome el pelo.

—Esta bien, voy después. Te quiero.

—Yo más, bye mi niña.— corto la llamada. Pongo el auto en marcha, al pisar el acelerador siento dolor en mis pies por lo hinchados que están.

  —Ay Danesa tengo un dolor en los pies, que no lo aguanto.— le digo.

—Me imagino, hace poco me fijé que estaban súper hinchados; así se les ponían a mi madre cuando estaba embarazada de Thomas.— miro hacia el asiento trasero donde esta durmiendo Thomas.

Casados Por Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora