El molesto sonido de mi teléfono fijo, me hizo abrir los ojos de repente.
Decidí ignorarlo y le di la vuelta a mi almohada para seguir durmiendo.
Sea quien sea, no me interesa...es de madrugada y necesito dormir.
El teléfono volvió a sonar.
Tomé una almohada y la apretujé encima de mi cabeza.No afectaran mis horas de sueño...
Maldije entre dientes cuando aún así no me dejaba dormir.
Lancé mis almohadas fuera y me puse de pie encima de mis pantuflas.Juré que fuera sea a esta jodida hora, lo iba a matar.
Caminé adormilada fuera de la habitación, tropezándome con una mesa de centro y cayéndome al suelo como un costal de papas.
—Caray—gruñí, masajeando mi sien.
Me puse de pie otra vez y caminé hasta el teléfono.
El sonido siguió siendo muy insistente.—¡Ya voy he dicho!—me quejé de mala manera, y tomé el teléfono.—¿Quién demonios es?—espeté al tomarlo, detrás de la otra línea sólo escuchaba música y muchas voces.
Fruncí el entrecejo.—¿Hola? ¿quién habla?—Luuunaaa—respondió por fin una voz más que conocida, aunque algo distorsionada.—Lu-Lu-Lu-Luuunaaa.
—¿Kira? ¿eres tú—pregunté, y es que si era ella podría jurar que o está ebria o pretendía hacer el doblaje una persona con problemas del habla.
Esperaba que sea la segunda opción, porque Kira ebria no es nada fácil...
Soltó una risa.—No, no, no soy Kira—dijo, enredándose con las palabras.—Soy Kira Gangnam style...he, he, he, sexy lady—aclaró, canturreando.
Solté un suspiro.—¿Dónde rayos estás?—pregunté, perdiendo mis ganas de dormir.—¿Estás bien?
No lo creo...
—Cla-cla-cla-claro que lo estoy, estoy tan feliz que podría cantar Sugar de Maroon 5 a todo pulmón en el Times Square—comentó, partiéndose de la risa.
Entorné los ojos.
¿Por qué, Dios?
¿Por qué me castigas de esta manera?
—¿Dónde estás, Kira?...estás muy ebria.
Ella volvió a soltar una estruendosa carcajada.—Claro que no, porque yo sólo tomé una copa...y una copa es una copa y dos copas son tres copas—respondió, y la cantidad de incoherencias que decía logra darme la verdadera respuesta.
Suspiré, cansada.—Kira, por Dios, dime dónde estás—le pedí, preocupada.
Porque Kira no es de salir a tomar y mucho menos a embriagarse por cualquier cosa...aquí pasó algo.—¿Quieres venir?...porque puedo enviar a un amigo por ti, ¿Eh?—me propuso, carcajeándose sola.
Apreté mis labios.
¿Por qué todo me sucede a mí?
—Dime en qué lugar estás y yo iré en mi auto—le propuse, porque sé que era la única forma que tenía para lograr que me diga en que sitio estaba.
—Estoy en Cabbage.
¡Su madre!
—Quédate allí, espérame, ya mismo iré—le indiqué.
Finalicé la llamada luego de hacerle jurar que se quedaría allí y me esperaría.
Cuando ya me hube cambiado mi pijama por algo más decente, tomé las llaves de mi auto y salí en dirección a Cabbage.
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La organizadora ©
RomanceMiranda Bennet además de ser una joven escritora de Look Magazine, es una exitosa organizadora de bodas. Éxito que no es el mismo en el ámbito amoroso. Luego de romper una relación de cinco años y descubrir que su novio la engañaba con su mejor am...