La última palabra de su oración, me ha dejado cargada de dudas.
Dudas sobre todo aquello que vivimos juntos, dudas de si en realidad fui una buena novia, o si por el contrario, no lo fui. Repaso todos mis defectos.—¿Por qué?—es lo único que puedo pronunciar luego de que me dejara más que clara su decisión
Suspira nuevamente.
—Ya te lo dije—hace un nudo con sus manos que tocan la mesa.—En este momento no puedo continuar con nuestra relación, ni con alguna otra. No fue tu culpa, los momentos que viví junto a ti fueron excelentes. Pero simplemente necesito tiempo, Miranda.
Lo observo enmudecida sin esbozar reacción alguna. Sólo puedo sentir el peso enorme de mis párpados intentando contener el océano que amenaza con ahogarme en este momento.
Me limito a asentir intentando no romperme en el trayecto.
Tomo mi bolso y me levanto de la silla para salir del restaurante.—Sólo es un tiempo, de seguro volveremos a estar juntos—agrega a mis espaldas.
No lo encaro, no digo nada más... sólo aprieto mis ojos para contener las lágrimas.
Continuo mi camino hasta la salida del lugar, camino varias cuadras sin percatarme siquiera de que rumbo estoy tomando y hacía donde me dirijo, sólo apretando mis puños hasta poder drenar todo.
Cuando ya me encuentro a una distancia lo bastante prudente para que Andrew no pueda verme, dejo escapar todos los sentimientos encontrados y me rompo en llanto.
Siento mi mandíbula temblar y mi pecho subir y bajar de forma acelerada.
Me duele saber que simplemente todo se ha acabado, me cuesta aceptar que tal vez en un futuro podríamos volver al igual que todo podría ser diferente, olvidarnos.Me rehuso a pensar en que debo olvidar cada noche junto a él, nuestros viajes y nuestros tantos planes, simplemente me rehúso a olvidar...Porque no quiero hacerlo.
Ahora simplemente todo queda a merced del destino y en nuestras manos, por mi parte yo lo quiero y lo seguiré queriendo hasta que ya no pudiera hacerlo más.Porque eso es el amor, no sólo es eterno ni efímero, no sólo es color de rosa ni negro, no sólo son lágrimas ni sonrisas...El amor es todo lo antes mencionado, el amor lo es todo.
Luego de permanecer un rato sentada en la metálica banca en la parada del autobús, decido levantarme y emprender mi camino hasta Manhattan.
Los taxis pasan completamente llenos por las calles y observo que el clima se está tornando algo lluvioso.
Mi móvil suena, busque dentro de mi bolso y el nombre de Rebecca aparece en él. Lo saco lo coloco encima de mi oreja.
Los instintos de una amiga pueden detectar a leguas cuando necesitas de ella.
—Miranda—saluda.—¿Cómo estás?
Aclaro mi garganta e intento hablar lo más calmada posible.
—Estoy...Estoy—Me rompo nuevamente en llanto.—Se ha acabado—Respondo finalmente, sintiendo como el peso de esas palabras se clavan como espinas en mi corazón.
—Miranda, cielo, ¿de qué estás hablando?
Trago seco.—Andrew y yo hemos terminado.
—¿Qué? ¿Cómo fue?
—El sólo me dijo que necesitaba tiempo, que en este momento sólo quería enfocarse en su carrera.
—¿Dónde estás?—pregunta, al notarme tan afectada.
Observo mis alrededores.
—A dos cuadras aproximadamente del Stanford.
Suspira.—Espérame ahí, estoy con Kira en Starbucks, ya mismo te buscaremos.
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La organizadora ©
Storie d'amoreMiranda Bennet además de ser una joven escritora de Look Magazine, es una exitosa organizadora de bodas. Éxito que no es el mismo en el ámbito amoroso. Luego de romper una relación de cinco años y descubrir que su novio la engañaba con su mejor am...