Día tres: Buscando.
Con algo de dificultad, Harry despertó con la respiración agitada en una sala oscura y desconocida, era su segunda noche en el departamento de Louis y Zayn. Pestañeó en la oscuridad, mientras trataba de regular su respiración y su corazón hasta que dejara de dar saltos en su pecho de una manera preocupante. Sus ojos se abrieron como platos al reconocer el lugar en donde estaba: aquella sala que se le hacía cada vez más familiar -el árbol decorado en una esquina, la televisión contra la ventana, la mesa de café que estaba cubierta por revistas, periódicos y libros, la silla situada justo al lado del sillón, la pintura Starry Night que colgaba en la pared junto a la puerta de entrada, el abrigo yaciendo a su lado-. Las sombras lentamente transformándose en formas familiares, cosas que no parecían ni tan aterradoras después de una segunda mirada a través de la oscuridad.
Cerró sus ojos por un momento y se volvió a relajar en aquellos cojines del sillón, con una mano aún aferrándose a su pecho, justo sobre su corazón. —Estás bien, —murmuró, exhalaciones aún mucho más fuertes que sus palabras. —Está bien, todo está bien.
Aún con las reconfortantes palabras que Harry continuaba haciendo salir de su boca en una cadena de murmullos sin sentido, su corazón continuaba latiendo fuerte en su pecho sacudiendo sus costillas y con la respiración agitada.
Empujando el edredón hacia el final del sofá, Harry rodó hacia sus temblorosos pies e hizo su camino en el departamento hacia el baño al final del pasillo. No se preocupó en cerrar la puerta antes de encontrar el lavamanos y girar la llave, dejando que el agua fría corriera. Sus manos atraparon el agua y miró como el frío líquido llenaba sus palmas y luego se escapaba por los extremos hacia abajo, corriendo por sus dedos hasta caer a la vasija.
Observaba como el agua caía, estaba atrapado en un estilo de trance mientras que notaba como la luz de la luna atrapada en el agua, parecía como un suave brillo. Su corazón empezó a desacelerar, al menos un poco, y eran sus entrecortados suspiros que lo tuvieron acercándose al lavamanos y mojándose la cara. Se sentía bien, y aunque no tuvo el efecto deseado, Harry se encontró repitiendo la acción, sin importar si algo de agua comenzaba a correr por sus brazos. Hizo líneas todo el camino, hasta llegar a la punta de sus codos, donde allí se juntaba antes de caer y llegar a sus pies, gota por gota.
Harry seguía mojándose la cara, intentando borrar las vividas, demasiado reales imágenes de sus pesadillas, cuando un pequeño golpe sonó en la entreabierta puerta del baño. Pero fue muy suave, muy bajo, y paso de inadvertido debajo del sonido del agua corriendo.
—¿Harry?
El chico junto al lavamanos saltó ante la voz, notablemente sorprendido mientras sus ojos abiertos miraban hacia la puerta para encontrar a Louis parado justo afuera del baño. El mayor estaba en solo un par de ajustados boxers, y sus facciones estaban llenas de preocupación, que Harry no podía evitar sentir que no la merecía. Apartó la vista rápido, separando sus ojos del la figura casi desnuda de Louis, de vuelta a la llave que había cerrado con sus sudorosas y temblorosas manos.
—Lo siento, no era mi intención despertarte. —Dijo algo apenado mientras agachaba la mirada.
—No lo hiciste. De todos modos, soy una persona de sueño ligero. —Louis respondió con un encogimiento de hombros, aunque no impidió al chico de rizos de soltar otra disculpa, la cual él inmediatamente tachó. —¿Estás bien, Harry?
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Como En Casa » Larry Stylinson
Hayran KurguLouis está en su camino a un encuentro cuando un cierto chico con rizos color chocolate y sin hogar llama su atención, tanto que le da su abrigo para que se proteja. Él no esperaba ver al chico nunca más, pero el destino quiso dar unas vueltas, haci...