El serafín ángel olvidado

Capítulo 18: Luna roja.

Era el equinoccio de invierno, una noticia llego a mi refugio, una nota que decía.
-si te rehúses ha ser parte de nuestra guerra, tu hija pagara las consecuencias...

Gran ira y desespero se apoderó de mi, estos malditos no tenían por qué involucrar a mi luna en esto.
Era lo único que tenía en mi vida, el único recuerdo de mi amada.
No sabía si satanás tenía que ver con este maldito plan, pero lo pagaría si así fuera.
No había usado mis poderes por mucho tiempo, no sabía si podía sentir la presencia de mi hija, porque nunca lo había intentado, pero me concentre, y funcionó así que sólo me aparecí allí, y la vi encadenada, mi furia creció y corrí a liberar la pero recibí un golpe que me devolvió con gran fuerza. Ariel me recibió con un golpe.

Saque mi espada, envuelta en llamas relucía como cuando se me fue otorgada, su gran poder se sentía, la batalla comenzó en ese lugar, cien demonios contra mi, uno de ellos me ataco por la espalda, extendí mis alas ya sanadas y con su fuerza lo aventé lejos.

-malditos demonios, pagaran por su insolencia, no saben que yo soy Yelra, el serafín guardián, y ustedes sólo son escoria.

Gritaba mientras con mi espada me habría paso para llegar a mi hija, pero me lo seguían impidiendo, la furia y el temor no me dejaban pelear, era como un niño asustado y no podía dar pelea como debería, temía por la vida de mi hija, uno de ellos ésta cerca de ella preparado para enterrar su espada envuelta en un fuego oscuro era aluman maldito demonio, me atacaban por todos lados, y sólo podía resistir, de pronto sentí como el filo de una espada me cortaba el brazo, y grite con gran rabia y dolor,
-demonio maldito morirás,
y clave mi espada en su estómago mientras me cubría con mis alas negras y veía como Ariel desaparecía envuelto en luz, pero escuché un grito, era mi hija una profunda herida a cortaba su vida, me volví como loco en ese instante.

De un fuerte golpe en el cuello, mate aluman el dominio que apuñalo a luna, y de repente un resplandor cubrió el lugar, era satanás que llegaba y sin entender nada peleo a mi lado, y terminamos con todos los demonios al rededor, me abrazó y me dijo lo siento, no tengo nada que ver con este ataque.
—¿Dime por qué, no pudiste matarme a mi en vez de quitarme a mi hija?.
-no tengo nada que ver en esto, jamás supe que tenías una hija hasta ahora, y menos que estos demonios la toma rían como rehén.
-no te hagas el santo, eso no te queda.
-si no quieres creerme no lo hagas, estas en tu derecho.

Tome a mi hija en los brazos, y salte al lugar donde se hallaba la tumba de celestic...