Capítulo 12: el poema de amor.

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Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, un domingo, día en el que ella fue al pozo a recolectar agua, la vi fijamente  y ella me vio, saque mi lira la cual había construido con madera de un viejo roble, y sus cuerdas entonaban las melodías mas gratas, estaba dispuesto a conquistarla, a enamorarla y hacerla mi esposa, y le compuse un hermoso poema.

Y entonces lo declame al compás de mi lira.

Soneto

-En tus ojos profundos me hallé sumergido, en esa mirada me perdí entre tu encanto.

Tus labios carmesí me provocaron a beber de tu néctar, dulce como la miel de abeja.

Solo tu lograste robarme el aliento, pues con tu voz dulce me perdí entre tus sueños.

Amada mía, la musa que me inspira, vengo hasta ti para rogar por tu amor, para pedirte que sea mi esposa, ya que te robaste mi corazón.

No importa el tiempo que haya  pasado, ni cuantas mujeres me hayan deseado,

Solo por ti vivo cada día, y hoy por ti mi alma suspira, déjeme entrar en su corazón pues eres tú la dueña de mi amor...

Me sentía como un tonto ese día, no sabía por qué pasaba esto, como me pude enamorar de una mujer de la tierra, lo único que se, es que me hacía sentir bien, con cada palabra me sonrojaba al ver su sonrisa y el brillo de sus ojos que siempre quiso ocultar, la quería conmigo que fuera parte de mi existencia, aunque sabía que tarde o temprano la perdería a causa de la vejez o alguna enfermedad, yo no podía enfermar o envejecer como ella, y aunque podía morir solo otro ángel o el mismo Dios o el arcángel, o incluso un demonio podía quitarme la vida, pero no un simple mortal.

Solo esperaba una respuesta, y habían personas que me veían y se reían, pero no me importaba yo la amaba, ¡y que si era un cursi!, yo era un ángel de amor, un serafín creado para amar, aunque nunca pensé que ese amor fuera para una sola persona, lo que ella me dijo ese día me dejó sin palabras.

-se que me amas, y tu amor es sincero, pero a pesar de que veo en ti lo mas tierno, aún no puedo corresponderle pues aunque no amo a nadie, tu tienes muchas pretendientes.

No supe que contestar, ella me había rechazado, me había dejado allí y sin poder argumentar nada. Pero no me detuve, la seguí y enfrente de ella le dije.

-Te amo Celestic, eres tú la mujer que llena mi corazón de alegría, no me rendiré, y continuaré buscando tú amor.

Ella sólo se alejó con una sonrisa, eso sólo logro enamorarme aun más y no podía dejar de pensar en ella, llego la tarde y un nuevo día inicio  estaba como loco, sin pensarlo dos veces extendí mis alas en un lugar apartado y volé sobre las nuves que me regocijaron.

Los días y las noches caían, en el cielo la guerra continuaba, y no podía hacer nada, no podía volver para ayudar a mi Dios y a su hijo, pero sabía que Satanás sería derrotado.

-Oh Sión la muerte y guerra corren por tus calles, tus muros se visten de rojo, y yo me siento impotente pues aunque quiero no puedo ayudarte a encontrar paz.

Dos años había pasado y ella mostraba su edad de diecinueve años, por mi parte, seguía intentando conquistar a mi amada, y una noche de luna, me encontré ante su ventana, de repente se nubló el cielo y se iluminaba el espacio con relámpagos y rayos, centellas caían del firmamento, y la lluvia mojo todo mi cuerpo. Y empecé a entonar una melodía, y palabras llenaron mi boca en prosa.

Soneto

-bajo las luz de las centellas, entre truenos y relámpagos, mojado bajo este cielo, vengo a gritar que te amo.

Solo quiero regalarte, mi corazón eternamente, estoy dispuesto a esperarte hasta que quieras amarme.

Solo di que me amas, y entregame tu amor sin medida, por qué tu sabes que soy tuyo, y mi voz te lo grita.

Amada mía sal a nuestro encuentro y que esta noche de tormenta, sea testigo de lo nuestro, que tu me amas y yo te amo y será así por el resto de los tiempos.

Mi voz fue escuchada esa noche, su amor fue más grande que su orgullo y corrió hacia mis brazos, me besó y quede anonadado.

-Sabes que te amo Yelra y siempre te he amado, no me importa nadie mas que tú, jamás vi la belleza de tu cuerpo aunque seas perfecto.
Me enamoré de lo que vi en ti, de tu forma de ser, y como ayudas a los demás a cambio de nada, y sin saber quién eres, de donde bienes, aun así me enamoré.

-mi amada Celestic, hoy bajo la lluvia y con relámpagos en el infinito espacio, me has hecho el ser más feliz.

-y tú a mi, no sabes cómo he deseado gritar lo que siento una y otra vez, cada vez que te veía, mi corazón se aceleraba y mi voz se apagaba, pero te amo y quiero ser tu esposa y la madre de tus hijos.

Aquellas palabras traspasaron mi alma, podía hacerla mi esposa, pero darle hijos no era parte de esa historia, la amaba y no quería perderla.

Esa noche, fui el ser más feliz en todo el infinito, quise volar pero no podía mostrar mi identidad, no sabía cómo podía reaccionar ante tal situación y sólo la tome entre mis brazos y la besé, seguido de un te amo.

El serafín ángel olvidado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora