Capítulo 24: choque de espadas.

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Desplegó sus alas y se vistió en armadura, saco espadas gemelas y deslumbro, me preparé por mil años para esa guerra, me abalance contra él, pero miles de caídos detuvieron mi ataque, los fui matando uno a uno hasta que llegue contra él, nuestras espadas chocaron y centellas en el cielo se iluminaron, luchamos cuerpo a cuerpo, y cada golpe era un trueno, una explosión.

-no eres rival para mi, tú te debilitaste cuando yo me hice mas fuerte,
-te equivocas, yo lucho por un principio justo, y tu por la decadencia humana.
-se te pego la ironía humana Yelra, creo que pasaste mucho tiempo de cuerpo en cuerpo.
-eso no tiene nada que ver, y lo sabes bien, tu final esta escrito
-eso esta por verse, yo daré pelea hasta que mis alas decaigan y mi espada no brille más.

Luchamos y luchamos, pero perdía mi tiempo intentando que el fuera mejor, que dejara su maldad, bajo nosotros la multitud corría desesperada, la humanidad esta como loca, hacían cosas incoherentes y los demonios disfrutaban aquella desolación.

Soneto

Recorro la senda de mi destino en este camino oscuro y lleno de peligros.
Me tropiezo con la amargura de una soledad sepulcral.
En un encierro de muerte ángeles caídos destrozan mi alma.
Es un lugar de penumbra donde cuervos carroñeros picotean mis heridas.
Espadas de agonía atraviesan mi ser y mi corazón late acelerado en un fin atroz.
He perdido la batalla y aunque la guerra no acaba tal vez ha llegado mi muerte inminente.
Con el último aliento lanzó un grito desgarrador y una luz me ilumina de nuevo.
Pues mi destierro a terminado y vuelven a mi esas alas que había perdido.
Por fin el perdón se me era concedido y la batalla tomaba un nuevo rumbo.
Espadas de fuego se chocan entre si y ese demonio caído sería mi peor rival pero la luz fluía en mi y por fin me sentía lleno de vida.
Solo les diré que fue algo especial esa batalla difícil de olvidar pero la guerra continua y al final en ella pienso estar.
Mis alas negras vuelven a ser blancas y su fuerza es predominante.

Creo que por fin abría cambiado todo lo que creí perdido...

El serafín ángel olvidado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora