Capítulo 5: Castigo Parte 2

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Estaba realmente nerviosa, no sabía qué era lo que iba a pasar a continuación y eso me tenía los pelos de punta. Caminaba al lado de Lilian y me sentía agobiada, como si las paredes se fuesen a encoger y nos fuesen a aplastar; aunque siendo honesta, preferiría eso que ir a afrontar al encargado de ala.

Después de varios minutos caminando, Lilian se detuvo en frente de una pared, iba a meter código pero me miró—Tápate los ojos.—Dijo. La miré indignada.—Hablo en serio.—Su tono de voz sonaba de que no estaba jugando para nada.

Resignada, tapé mis ojos. Estaba molesta de que no confiara en mí como para marcar el código mientras miraba. Ni que me importara entrar allí, me importa es encontrar la salida de aquí.

—Ya puedes ver—Habló. Destapé mis ojos y entré después de Lilian a lo que parecía una oficina común y corriente.

Estaba bien iluminada y a diferencia del pasillo, las paredes eran de un tono beige. Habían estantes con un montón de papeles, carpetas y documentos, casi que explotaban de lo llenos que estaban. El encargado de ala estaba sentado en frente de su escritorio con la mirada fija en su portátil mientras tecleaba en la misma.

—Señor, ya la traje—Dijo Lilian con respeto.

El encargado levantó la mirada y me observó, cerró la portátil y aclaró su garganta.—Buenos días, pequeña Rachel—Dijo educadamente. Me pareció demasiado extraño.—Como sabrás, soy el encargado del ala azul y pude notar unos minutos atrás, en el gimnasio, que tenías ciertas particularidades que los otros integrantes no tienen—Pausó para acomodarse en su silla.—Es por eso que pedí tus documentos y te mandé a llamar.—Tiró despacio una carpeta sobre el escritorio, supuse que eran mis documentos—¿Qué haces en esta ala si no perteneces aquí?—Preguntó más serio.—Deberías haber ingresado al área de experimentos—Hizo sonar el escritorio de madera golpeándola con el puño cerrado, acto de frustración.

Lilian tragó duro.—Olms y yo sugerimos dejarla en esta ala para ver qué más puede hacer, señor—Dijo nerviosa.—No podemos enviarla al área de experimentos cuando no sabemos qué es—Defendió. La fulminé con la mirada por ese comentario de que no saben qué soy. ¡Soy una persona!

El señor frente a nosotros lucía enojado, con el ceño fruncido y la mirada fija en ambas.—Vamos a hacer esto—Dijo extrañamente calmado.—Ella se quedará en esta ala, porque si la sacamos de aquí sospecharán los demás y eso es lo que menos queremos.—Comentó.—Pasaré este caso a los demás encargados de ala y al Presidente del Internado para decidir si será sometida a experimentos o si dejarán que las cosas vayan pasando naturalmente—Informó.—Por ahora, llévala de vuelta a su habitación y que no salga de allí, ni siquiera para la hora de comer, no habrá almuerzo ni cena, ni entrenamiento, ni hora libre el resto del día de hoy—Dijo firme.—¿Entendido?

Lilian asintió sin dudarlo y yo lo miré enojada, no me agradaba este tipo. La antes mencionada marcó el código sin que yo pudiera verlo y empujó la puerta para irnos, antes de salir el encargado habló.

—¡Hágale exámenes de sangre!—Exclamó. Lilian asintió y cerró la puerta al salir.

La seguí a no sé dónde, supongo que iríamos a donde el loco de Olms para los exámenes de sangre. Suspiré y pensé en lo asco de persona que es el encargado de esta ala, aunque la verdad, todos en este Internado son unos desgraciados, exceptuando a Lilian, es la única que me ha tratado bien en el poco tiempo que llevo aquí.

—Lilian—Dije de repente.—¿Qué pasará ahora?—Pregunté curiosa.

Ella me miró y suspiró para volver a mirar el pasillo.—Eso depende de qué decidan hacer los demás encargados y el Presidente, Rachel—Respondió.

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