Capítulo 23: Escape parte 1.

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Narra Dereck.

Junto a mis amigos, estábamos organizando nuestras pequeñas pertenencias para salir de aquí, ya Lilian me había dicho que nos iríamos hoy, pero no iba a dejar a mis amigos por nada en el mundo; así que
Eva, Michael, Patrick, Leyla y Max vendrán con nosotros.

—Dereck, ten el mapa—Patrick me pasó el mapa de los conductos que logró encontrar en la oficina del ex-encargado de ala. Lo guardé en mi mochila. Esto nos ayudará a movernos rápidamente por los pasillos del sótano y salir al exterior por los túneles.

—¿Están todos?—Preguntó Leyla colocando su mochila en la espalda.

—Falta Michael—Comentó Eva mirándonos a todos.

¿Dónde podrá estar? Ya estábamos todos aquí y nos faltaba él en especial.

De un momento a otro, entra con rapidez Lilian y me ubica con la mirada.—Dereck. Necesitamos el mapa de los conductos, Lis nos puede sacar de aquí si tiene ese mapa—Habló con rapidez.

Me tomó por sorpresa. Yo sí le había comentado eso a Lis, que un amigo mío tenía ese mapa.—Iremos todos nosotros. Esa es la única condición.

Lilian miró a mis amigos, casualmente llegó Michael respirando con dificultad, venía corriendo, al parecer.—No sé si se pueda, Dereck. Ya son muchos los que vamos, Ben se encargó de organizarlos.

Fruncí el ceño.—Podemos huir todos.

Lilian se notaba preocupada, pero sé que si nos lo proponíamos, todos nos podíamos ir.—Dereck, no arriesgaré a los principales que necesitamos ni a Rachel.—Dijo seria.

Apreté los puños.—Lilian, no dejaré a mis amigos aquí.

—Pues no tienes ninguna otra alternativa, Dereck.

Ella me miraba con seriedad. Yo también me mantenía firme en cuanto a mi decisión. Sé que Rachel no los abandonaría si estuviese en mi lugar.

—Dereck, vete con ellos—Habló Max, rompiendo el silencio incómodo que se había formado en el ambiente.

Lo miré sin poder creer lo que me estaba diciendo, me encontraba furioso por lo que me decía Lilian y ahora lo estaba aún más por el comentario de Max.

—¿De qué estás hablando, Max?—Pregunté controlando mi ira.

—Dereck, si no podemos ir por cuestiones que ya todos sabemos, deberíamos quedarnos y ustedes irse—Max sonaba serio, raro en él, ya que era muy tímido.

—No pienso abandonarlos. ¡Ella no los abandonaría y yo tampoco los abandonaré!—Me negaba a dejarlos aquí, o nos íbamos todos o nos íbamos todos. No habían más opciones.

De repente hay un apagón. Luces rojas comienzan a encenderse y apagarse, así como alarmas suenan una y otra vez. Ya había empezado el verdadero problema.

—¡Debemos irnos ya!—Exclamó Lilian impaciente y salió al pasillo.

Con nuestras mochilas en la espalda, salimos al pasillo y corrimos detrás de ella. No podíamos ver bien ni distinguir bien nada por la falta de iluminación. Por alguna extraña razón, en los pasillos había un caos. Los otros jóvenes corrían de aquí para allá junto a doctores y psicólogos, era algo de locos. Tampoco faltaban los soldados, nos topamos a varios que tuvimos que dejar inconscientes y otros se perdían entre la multitud.

No sé cómo, ni cuándo, pero llegamos al consultorio de Olms. En él, no se encontraba nadie, había sido abandonado.—¡Creo que ya se fueron al sótano!—Gritó Lilian por sobre las molestas alarmas.

Internado PNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora