Capítulo 14: El Plan Del Exterior

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3 días. Llevaba 3 días encerrada en el edificio nada más que entrenando y luego directo a mi habitación. ¡Ni siquiera sé cuándo termina este sufrimiento! Estar castigada sin duda alguna es lo más horrible del universo.

Ahora mismo me encontraba en el suelo con un bol lleno de cereal mientras dibujaba el parque al cual iba todos los días, extrañaba estar allá, iba sin falta y tenía 3 días sin poder ir. Llevándome un puño de cereal a la boca, hago unos últimos retoques hasta tener lista mi obra maestra. Sonreí satisfecha.

El tarado de mi hermano estaba extrañamente buscando algo que ponerse en el clóset y ni sé por qué se veía tan preocupado sobre la vestimenta a elegir ese día.—¿Qué rayos te pasa?—Pregunté dejando mi dibujo en la pequeña mesita de noche y llevándome otro puño de cereal a la boca.

Me miró rápidamente y suspiró.—Habrá una reunión importante y debo verme bien.—Explicó sin saber aún qué ponerse. Me encogí de hombros y levanté del suelo para ponerme de su lado y ver qué ropa útil tenía.—¿Piensas estar todo el día aquí?—Me preguntó y robó un poco de mi cereal.

—¡Oye!—Exclamé alejando mi preciado bol de él. Rió.—¿A dónde más podría ir?—Pregunté de vuelta. Era estúpido que me preguntara eso si estaba castigada.

—A ningún lado porque no te he levantado el castigo y de aquí no sales—Sentenció con una gran sonrisa de suficiencia.

Rodé los ojos e ignoré su comportamiento.—¿De qué es la reunión, Lex?—Agarró alguno que otro traje que tenía colgado en los ganchos y se encogió de hombros.—Vas formal.

—Es una reunión de adultos con los líderes—Declaró. Iba en dirección al baño pero lo detuve antes.—¿Qué?

—¿No van a ir acaso los demás?—Pregunté curiosa. Quería saber el porqué de la reunión esa.

—No. Nada más Leo por ser el líder, los que lo siguen y podrían obtener liderazgo—Puso esa sonrisa estúpida otra vez. Rodé los ojos haciendo ademanes para que prosiguiera.—Y los líderes aliados. No está permitido más nadie.

Dicho esto no esperó una respuesta y se metió en el baño. Tenía curiosidad, muchísima, ahora quería y tenía la necesidad de ir y averiguar qué estaban tramando. Me terminé el cereal y dejé el bol a un lado. Mi hermano no me iba a permitir ir, pero eso no significaba que podría entrar a escondidas.

Busqué algún vestido en el clóset y conseguí uno aguamarina acampanado y unas bailarinas negras. ¡Perfecto! Dejé ambas cosas debajo de mi almohada y me senté en la cama justo a tiempo, porque Lex había salido del baño en ese momento.—Te ves bien—Comenté.

Él sonrió.—La reunión es en media hora, no vayas a hacer nada estúpido y te quiero aquí para cuando vuelva.—Avisó serio.

Asentí cual niña buena.—No tienes de qué preocuparte, hermanito—Sonreí.

Hizo una mueca.—Por esto en específico es que más me tengo que preocupar—Afirmó.—Voy a estar en el Penthhouse. Ya sabes, nada de salir—Reiteró y salió de la habitación.

Aquí es cuando mi plan comienza a funcionar. Penthhouse en media hora, listo. Solamente me cambiaba y me escabullía en la reunión. Entré en el baño y me quité el pijama que cargaba, me coloqué el vestido y me dí cuenta de que me quedaba bien, fue suerte, el resto de la ropa me quedaba holgada. Me puse las bailarinas y luego peiné mi cabello dejándolo sobre mis hombros. Salí del baño y arrojé el pijama en la cesta de ropa sucia. Okay. Todo listo.

Salí de la habitación importándome poco el hecho de que estaría en serios problemas si mi hermano me descubría pero... ¿Qué se le puede hacer?. Subí las escaleras rápidamente hasta llegar al Penthhouse y darme cuenta de que nadie vigilaba la entrada. ¡Perfecto! Entré y me colé con la gente del lugar divisando a Lex justo en frente de la multitud de líderes. Desde acá atrás no sería capaz de verme, y los de mi bando están todos adelante, no tendría ningún problema.

—Espero ya se encuentren todos, debemos hablar sobre este tema de gran importancia—Comenzó diciendo Leo, el que al parecer dirigía esta reunión.—Como sabrán, nos hemos reunido para comenzar a poner en marcha el Plan Internado. Donde uniremos fuerzas y acabaremos con esa organización—Explicó serio. Todos aplaudieron y gritaron un "¡Sí!", a excepción de mí. No estoy de acuerdo con la destrucción plena del establecimiento.

—Nos estuvimos preparando para esto y ya somos capaces de derrotar a ese disque gobierno. ¡Porque ya no tenemos un dirigente!—Exclamó al final con el puño al aire, haciendo que todos levantasen sus puños al aire a favor. Menos yo.

—Con esto quiero avisarles que se hicieron todos los planes necesarios y dentro de 3 días iremos por la libertad—Declaró con una sonrisa triunfante y todos celebraron.

No podía ser en serio. ¡Iban a atacar al Internado! Sí, es un sitio malo con personas malas pero... ¿Qué hay de los inocentes que están dentro? Ellos no son malos, los manipulan y obligan a hacer lo que ellos dicen, experimentan con ellos. Además, hay personal que creo no quiere ser parte de eso y aún así deben cumplir con las órdenes.—¡Esto está mal!—Grité por sobre todo el bullicio y el lugar entero quedó en silencio. Ahora todos me miraban expectantes y sentí la mirada de mi hermano sobre mí. Ya estoy frita y me queda una eternidad de castigos.

—¿Qué estás haciendo aquí, Samantha?—Preguntó Leo dirigiéndose hacia mí con el ceño fruncido y Lex le siguió por detrás claramente molesto.—No deberías estar aquí.

—Es lo que yo le dije—Habló mi hermano rojo de la rabia. Aquí fue mi funeral.

—No me parece justo que vayan a exterminar el Internado con toda esa gente inocente allí dentro, Leo—Dije seria ignorando la mirada reprobatoria de mi hermano.

—Eres sólo una niña, piensas que todos allí son buenos—Se excusó ridículamente.

—¡No!—Exclamé enojada.—Yo sé que los que dirigen ese establecimiento son personas malas, personas que han destruido todo por estúpidos experimentos—Sentencié y hablé rápido antes de que me interrumpiesen.—Pero allí dentro hay personas que también son inocentes, personal de trabajo que no debe querer hacer lo que hacen pero son obligados, y los niños y adolescentes como tú y como yo que son maltratados y simples experimentos humanos—Hice una pequeña pausa.—No es justo ir a matar a lo loco cuando hay personas que no merecen morir y, de paso, actualmente ese es el único lugar con aire purificado que les permite vivir una vida normal hasta volverse ancianos—Finalicé mi improvisado discurso.

Todo era silencio puro, nos observaban personas "importantes" según Lex me había dicho antes. Sólo espero puedan entender o...

—Tus palabras aquí no valen nada porque no eres nadie importante—Soltó Leo seco y pasó por mi lado chocando contra mi hombro.

Me sobé la parte golpeada y fruncí el ceño en frustración. Nunca me tomaban en cuenta. Todos los demás siguieron en lo suyo y me ignoraron completamente. Claro, mi hermano seguía en frente de mí pensando en cómo castigarme otra vez de seguro.

—Vas a ir a tu habitación y no te quiero fuera de ahí hasta acción de gracias—Dijo empujándome fuera del lugar.

—Es increíble que ni tú me apoyes—Mascullé saliendo al pasillo en dirección a las escaleras.

—¿Cómo crees que voy a apoyarte? ¡No soy líder y eres menor para tener voto y palabra aquí!—Exclamó fuera de sus casillas. Se notaba estresado con la situación.—¿Crees que no sabemos el precio a pagar? Tendrá que morir gente por un bien mayor—Declaró.

—Rachel no hubiese permitido esto—Dije con la voz temblorosa y bajé corriendo las escaleras.

No sé qué le habían hecho a mi hermano, pero ya no es el mismo chico de antes, y con esto quedó más que claro.

Internado PNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora