CAPITULO N 11: "Medidas desesperadas"

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En Hesperia, Uno de los ángeles presentes en la reunión se coge la cabeza, se quiere morir, mientras se escandaliza por lo que ve. El agua fluye hacia los cielos en una delgada línea, que se origina en un remolido, que es custodiado por cuatro pilares. "Esto no es cierto, el sello esta liberado. Tifón nos va a matar", ve el cuerpo del Ciclope que aún se arrastra hacia las cruces. "Si tú crees que este hijo de Poseidón hizo todo esto, yo no soy un ángel", El otro le sigue la idea con la cabeza mientras mira a su alrededor. Si no lo hizo él quien fue. "Aquí falta uno de los nuestros. Fueron cuatro los que inspeccionaron el lado sur de la isla", uno de ellos que se quedó al exterior de la cueva les habla, mientras ve algo que lo espanta. "Esto se va a poner peor aún". El que lo oye desde adentro de la cueva repudia tal afirmación. Solo están ellos cuatro y ese moribundo ciclope. El ángel en los exteriores ve como las llamas rodean la cueva, y se hacen grandes, la velocidad con que aumentan y se abren camino por toda la isla, le hacen deducir que solo puede ser él, por la forma como alardearía de su cualidad. Con mucha dificultad logra esquivar la ráfaga de fuego que intento quemarlo por la mitad. "Eso solo fue un saludo", el semidiós se abre paso mientras mira la cara de preocupación del ángel, que, aunque sabe la diferencia de sus poderes prefiere morir peleando. "Deimos, hijo de Ares (Dios de la Guerra), y el semidiós del fuego, a que se debe que me honra con su presencia, es que su señor padre está preocupado, por el avance que están consiguiendo los mortales, que en un acto desesperado envía a apagar incendios a un impulsivo perdedor", las palabras provocadoras no causan el efecto que el ángel espera. Deimos no mueve ningún musculo, algo más le preocupa, el ángel en el exterior se da cuenta. Se siente la presencia de un Semidiós más. "Es que acaso él también está aquí", el sudor le cubre la cara, mientras intenta percibir el cosmos del portador. Desde adentro de la cueva un ángel sale volando, luego de recibir una patada. Lo ojos de espanto, que pone el servidor de Tifón son justificado. Ahora entiende porque Deimos no movió ningún musculo ante sus adjetivos. El semidiós que sale de los interiores de la cueva lleva en brazos al mal herido Ciclope. Por la extensa barba y sus atuendos de campesino, solo puede tratarse de un ser, ese que tanto odia hasta la misma Hera, ese hijo prodigio de Zeus, ese que ha pasado más tiempo con los humanos que con los dioses, y que al igual que Deimos, es uno de los herederos al Olimpo: Hércules.

En las profundidades del Volcán, Jacobino se quiere lanzar a la lava, y si no fuera porque es inmune a sus quemaduras ya lo hubiese hecho, por lo que acaba de ver. Hace un momento ese hombre lo hizo polvo, hasta el mismo arriesgo su propia integralidad para salvarle la vida, aunque el mismo Jacobino reconoce que fue inútil, ahora no lo puede creer. "No he visto tanta voluntad en una persona, que la que puso este hombre el día de hoy", Cedalión se levanta luego de usar el calor del lugar para cura el sangrado del fénix. "Entendí muy claramente lo que Hefestos le pidió al santo de Athena para que pueda liberar el cuarto elemento, el del fuego". Para Jacobino eso son puras excusas baratas de su maestre, para justificar su accionar, aunque la curiosidad lo mataba, se tenía amor propio, aun así, hizo la pregunta: "Déjate de rodeos y dime ¿Qué es eso que le pidió el Dios Hefestos?", preguntó. Cedalión se levantó, no dijo ninguna palabra durante un buen rato y miró hacia la entrada del volcán. "¡Me lo vas a decir!", la intriga lo mataba a Jacobino, esta vez no le importaba que descubriera su interés por saber. Cedalión lo miró y le hizo una señal con la mano hacia el suelo. "Se buen un compañero y alcánzame el bastón, que he tenido suficiente ejercicio por hoy", Jacobino no hizo otro gesto de resignación y luego de alcanzarle el bastón se fue con él hacia los interiores del volcán.

Frente a la montaña que esta al pie del Templo de los Aires, Céfiro ha sido arrastrado por una corriente de aíre tan intensa que lo pudo matar si lo hubiese recibido él. Está demasiado lejos de la montaña de hielo negro que el Cisne creó, o eso es lo que él piensa al ver que no ve nada a la redonda, además que las nubes de aire frías que hay a su alrededor se lo impiden. Su cuerpo había dado varias campanadas antes de impactar contra las faldas de una montaña. Todo el cuerpo le duele, las extremidades aun le responden, y usa sus fuerzas para caminar hacia donde empezó todo. Mientras la niebla se despeja. "Esto no es posible", cojea mientras intenta ir más rápido. "Es él", ve a lo lejos el cuerpo de un niño, con un aura dorada, tirado sobre las faldas de la montaña que está congelada. "En que estaba pensando ese enano, o en que estaba imaginando yo al dejarlo intentar hacer esa técnica", Céfiro avanza hacia donde este saqueo, su rostro refleja solo lamentó al ver a la montaña intacta y la sangre alrededor del niño. "Esto fue un suicidio estúpido", Su rostro cambia cuando ve que la montaña ya no está negra. "no es posible", siente un calor intenso, y esto es por el color dorado que a tomado el hielo.

SAINT SEIYA SAGA DEL CIELO Caballeros del Zodiaco Parte: "Batalla en el Olimpo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora