En la prisión del cielo, un ser con una capucha oscura se presenta ante Hércules, quien yace encadenado. Las esposas han marcado sus muñecas. "Tienes el poder como para prolongar una batalla con un Dios, por mil días, pero en vez de eso te entregaste, ¿Por qué?" - El ser le habla a Hércules, quien tiene el rostro con la mirada al suelo. "Me sorprende que alguien que quiso verme muerto, me haga esa pregunta. Si te digiera porque, no lo entenderías. Desde el Olimpo creen tener el poder para impartir justicia, pero en vez de eso usan ese poder para crear terror- Hércules levanta la mirada- Estoy aquí por un bien mayor. Uno que no verán venir. Uno que sucederá muy pronto y lo veré con mis propios ojos y ni tú, ni nadie lo verá llegar y te acordarás de este momento". "Esperemos que sigas pensando lo mismo después de esto -El ser lanza un ataque contra la mente de Hércules, para controlarlo- Estoy de acuerdo en que lo presenciarás. Pero será tú el que los destruirás. El Tenkan Satán, que acabó de ejecutar, no desaparecerá hasta que tú mueras o tu rival lo haga". Hera ríe mientras se retira. "Vístanlo como para la ocasión, hay un lugar en el salón central para él -Hera avanza, mientras ve como sus doncellas corren a cumplir sus órdenes- Este día será recordado como aquel en que el supuesto sucesor de Zeus y Athena, se maten mutuamente".
En el mundo oscuro, en donde ha caído Shiryu, Un inmenso poder va a caer sobre el dragón. "Está intentado matarse", gritan algunos de los presentes, mientras retroceden, ante lo que está sucediendo. El santo de Athena ni se mueve, en vez de eso eleva su cosmos al máximo y mira hacia la técnica que lanzó. El lugar se alumbra y Shiryu recibe de lleno el "Dragón Naciente". Todo vuelve a oscurecerse. El cuerpo de Shiryu desaparece en las aguas. En su espalda se ve el dragón. "Está llegando a sus límites", Un hombre se lo comenta a otro, que ha estado observando lo que el caballero ha estado intentado hacer. "Ese hombre está dispuesto a conseguir, lo que nadie a podido lograr en siglos, sin importar que pueda morir en el intento", El ser le sigue hablando, mientras ve que como se levanta de nuevo. "Lo va intentar de nuevo", el hombre se sorprende al ver la voluntad que tiene, Shiryu. "Tiene que detenerlo, es un suicidio -El hombre no entiende como su maestro, sigue sin intimidarse. Atento a todos sus movimientos. Fue este hombre, que aconsejo a Shiryu, que la única forma de poder salir de ahí, es alcanzando el noveno sentido - Lo que usted le ha aconsejado lo va matar". Shiryu lanza hacia el cielo nuevamente el "Dragón Naciente", que una vez más impacta de lleno contra el santo de Athena. El aprendiz del hombre corre hacia donde esta Shiryu inconsciente. Su maestro va detrás de él. "No puede ser -el discípulo mira a su maestro- Esto es imposible... Aún vive". Shiryu ha recibido de lleno sus ataques en 10 ocasiones, aunque su cuerpo está desangrándose, él se levanta de nuevo, y lo sigue intentando. Pero está vez ya no puede. Sus piernas están destrozadas. La piel se le está desprendiendo. El lugar está lleno de la sangre de Shiryu. "Entiendo tu necesidad por volver, pero ya has conseguido lo que nadie ha logrado, sobrevivir al décimo intento -El anciano le habla a Shiryu- Necesitas recuperarte para volver con más fuerza. Tu progreso es increíble. Si sigues así en unos meses, serás el primero en salir de aquí". Shiryu es trasladado apoyado en el hombro del aprendiz, hacía donde están el resto, que miran horrorizados lo que ha sucedido. "Quiero seguir -Shiryu tiene el rostro agachado- Debó seguir". El rostro del anciano se descuadra, un solo ataque más y este santo de Athena no lo contará más. "Tú lo dijiste -El aprendiz detiene su andar, al ver que el caballero aún no se da por vencido- Hay que estar dispuesto a morir, para conseguirlo. Hay que volverse polvo, para volver a nacer. Estoy dispuesto a mucho más, y solo importa que se haga hoy, que alcance el noveno sentido, el mañana será muy tarde". "Entonces necesitarás un poder mayor al que estabas usando para conseguirlo. Dime Dragón, cuentas con ese poder", El Anciano mira de frente a Shiryu. Ve que tiene intensiones de no vivir si no lo consigue. Pero lo que está esperando es que el santo asienta para dejarlo intentarlo y lo hace.
Todos se alejan para evitar que el poder de Shiryu alcance a alguien más. El dragón cae al suelo, producto del desangrado. "No lo va a conseguir", El aprendiz se lo dice a su maestro. "Vamos Shiryu, demuéstrame de que están hecho los nuevos santos de Athena", El viejo ve que Shiryu, se la está arreglando para ponerse de pie. Su cosmos se eleva poco a poco. Pero en eso, un inmenso poder cae sobre el centro del mundo oscuro. "No puede ser es un Dios -Los presentes huyen al darse cuenta quien a llegado a ese purgatorio- Retrocedan". El Dios coge del rostro a dos y los desintegra al instante. "Maestro es Hermes", El aprendiz, con el rostro descuadrado, le habla. El Viejo ve como el Dios con mucha facilidad se deshace de muchos de ellos en la oscuridad. Ha venido por el santo de Athena, en esa condición el Dragón es un blanco fácil para el Dios. "Agrupémonos, hay que resistir hasta que lo consiga", El viejo grita, mientras ve como todos se unen a su causa, aunque Hermes arrasa con todos, es demasiado rápido para todos ellos. "Cien Dragones", Shiryu lanza el ataque contra el Dios. Hermes se ríe al recibir el ataque. Lo detiene con mucha facilidad, y devuelve la técnica diez veces su masa. "Hera se equivocó con ustedes", La energía va impactar con Shiryu, quien baja las manos y eleva su cosmos. "Es ahora Shiryu", El viejo grita, mientras ve como la energía impacta al Dragón.
Los seis caminos que llevan al salón central son cubiertos por muchos ángeles y semidioses. Hasta para un Dios, le tomaría dos horas, llegar al salón. Falta solo una para el juicio de Athena y Prometeo. Pero por el camino del oeste un lastimado un Dios se abre pasó. "Retírense, no estorben -Está demasiado lastimado. Tiene los ojos rojos y su aspecto es deplorable- ¿Dónde está Hera?". Pero dos Semidioses se interponen en su camino. "Tenemos ordenes de que nadie pase -Uno de ellos eleva su cosmos- No me obligue". El Semidios le enseña la energía si lo obliga a forzar, pero Eolo desaparece delante de él. Una tormenta de aire se eleva y da un saltó directo hacia la mitad del camino. Pero un inmenso sol lo hace retroceder. "Es el señor Apolo", gritan emocionados muchos de los ángeles que custodiaban la entrada. El lugar se pone del color rojo intenso, Apolo desciende de los cielos. Eolo se levanta. "¿Que te trae aquí, Eolo?", Apolo apunta al Dios del viento, quien se ve demasiado lastimado. "Por ese estado, deberías de estar en lago de las ninfas para curar tus heridas", Apolo se va acercando a Eolo quien no le responde. En un segundo, genera dos remolinos de viento que Apolo esquiva con mucha facilidad. Pero se da cuenta que el Dios no buscaba atacarlo, sino usar su energía para saltar a los otros caminos. Apolo se da cuenta que Eolo se ha dividido en seis corrientes de viento, para abrirse pasó entre la multitud que protege el salón central. Su objetivo es llegar a la entrada a cualquier costo. Apolo se pregunta porque su obsesión, mientras destruye dos de las corrientes. Varios de los semidioses se encargan de las otras. Eolo está exhausto. El ataque de Apolo ha sido demasiado para él. Aunque no ha perdido el sentido. "¿Dime que te sucedió en la entrada, Eolo? -Apolo lo apunta con un inmenso sol. El Dios del viento está tirado en el suelo. Sus recuerdos se extravían en su lucha con los caballeros de oro- No me vas a dejar otra alternativa". Eolo se ríe y pronuncia. "Bastó un Dios para acabar con el mayor ejército de Athena". Lo repite muchas veces y se desintegra ante la vista de todos. "No tan rápido", Apolo absorbe todas las corrientes hacia él, y las repela con una energía similar al sol. Eolo se estrella contra uno de los muros del primer camino.
"Condúzcanlo a la prisión del cielo, hasta que sepamos que le pasó", Apolo empieza a retirarse, mientras varios de los ángeles, van por el Dios, que abre los ojos ante la sorpresa de todos. Se divide en muchas corrientes. Varias de estas son detenidas por Apolo y los semidioses, pero una llega al salón central.
Pero en eso el lugar se pone oscuro. "Esto solo es obra de...". Eolo se hace visible. Un poder invisible lo coge del cuello. y lo estrella contra el suelo. Eolo ríe y se expresa: "Mi misión ha sido cumplida".
El Dios del viento es desintegrado por Hera, y un aura negra sale del cuerpo del Dios. "Esto no puede ser -Hera ve doce cosmos dorados que corren divididos en grupos de dos hasta el salón central. Cada par toma cada una de la entradas- Refuercen los caminos y si es necesario un Dios cubrirá cada entrada". Los ángeles son los primeros en estorbar el paso, de los Santos de Oro. "Humanos, no saben cuando rendirse", Apolo contempla emocionado lo que realmente se avecina.
Hera se pasa a retirar. En su camino está Ares, quien ríe al ver conmocionada a su madre. "Al parecer no bastó con un Dios, para acabar con el ejercito más poderoso de Athena", Ares no recibe respuesta de su madre. "Alguien tendrá la oportunidad de reivindicarse, luego que un niño, casi lo deja en ridículo", Hera voltea para dirigir su mirada a su hijo, quien muestra su rabia y sale con la misma hacía los exteriores.
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Esta historia continuará... Miércoles 10 de junio del 2020
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SAINT SEIYA SAGA DEL CIELO Caballeros del Zodiaco Parte: "Batalla en el Olimpo"
RandomSeiya y sus amigos en la guerra Santa más catastrófica que se haya visto contra Zeus y los Dioses Olímpicos. Nuevas armaduras, nuevos retos. Una lucha de poder a poder. El noveno sentido. Semidioses, ángeles, mitos, oráculo, muertes. Una historia no...