CAPITULO N°12: "La verdad detrás de los Semidioses"

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En Hesperia, Un maltrecho Polifemo despierta de su letargo. Las heridas ventadas lo hacen ver como un montón de carne dispersa en un rincón de la batalla, a las puertas de una cueva. Delante de él, todo son escombros, no queda nada del hogar que él habitaba. No ve a ningún ángel, pero si siente un choque de cosmos. Acaso él está aquí. Levanta la cabeza, para ver a su alrededor, pero le es difícil. "Solo puede ser él", Se dice mientras se arrastra para ver lo que está sucediendo. Después que consigue subir a la roca más cercana, ve a los que están enfrentándose. Le alegra verlo ahí. "Sabía que había escuchado tu voz, amigo de los ciclopes, Hércules", su satisfacción se ve en su rostro.

Frente al él está Demos, envuelto en llamas, que se extiende en tres círculos alrededor del campo de batalla. En medio indefenso, confundido, el ángel, el que queda de los ochos que llegaron a Hesperia.

"Sabes que está batalla se puede prolongar por años, si ninguno de los dos ubica le punto débil del otro, Hércules", Demos el Semidios del Fuego, tiene el brazo extendido, mientras se explaya. "No tengo prisa, puedes tomarte tu tiempo", Hércules todo desafiante, sabe que Demos no le será un hueso fácil de vencer, pero entiende que él no está dispuesto a arriesgarse, esta vez no, es por eso que no le a atacado con todo, porque lo conoce. "No seas tan pedante, y retírate de mi camino, que tengo que limpiar este lugar", Demos eleva su cosmos y el fuego crece en intensidad. "Guárdate tu palabras y éntrale si tanta prisa tienes", Hércules se pone en posición, sabe que ha ido demasiado lejos con sus palabras, para darle la ventaja de anticiparlo, lo conoce bastante bien y sabe que es uno con el fuego. Demos se desintegra con el fuego, es el momento en que Hércules sabe que esto va en serio. No sabe por donde va a aparecer. Grandes líneas de fuego se expanden en siete columnas, que a una velocidad impactan contra la cueva. Desde un comienzo su objetivo era el ciclope. Después de traer abajo la cueva, nueve corrientes de fuego van con dirección al ciclope. Hércules extingue tres de ellas, ninguna es Demos. Las líneas de fuego se elevan y todas se hacen una y van a impactar contra Polifemo. Hércules está lejos de la acción. La muerte del ciclope es inevitable. El cuerpo es carbonizado, "Acaso tu", Demos mira hacia donde estaba el Hércules y se da cuenta que ahora está el ciclope. "Sorprendido, eres el primero que carboniza agua", Hércules tiene congelada las manos de Demos. El Semidios retrocede: "Maldita seas, Hércules".

En el Santuario, en una habitación, Shaina mira el horizonte a través de la ventana. Kiki entra con los ventajees, para ayudar. "¿Dónde está? ¿Marín pregunta por él cuando despierta?", le pregunta al discípulo de Mu, mientras cubre las heridas del Santo de Aguila. Shaina mira hacia los acantilados, sabe que no lo pudo detener, por más que lo intento, y que era un suicido hacer lo que estaba pensando, aun así, se fue. "Marín se pondrá bien", Dice Kike mientras sigue curandola. "Fue bastante bueno que usarás las mismas redes de plantas que te ahorcaban para sujetar la pierna de Marín a los muros, para que Touma tuviera el tiempo suficiente para sujetarla antes que cayera al abismo. "No lo hice yo, Kiki", el rostro serio de Shaina lo descuadra. "Eso no es posible, fuiste tú, no hay quien más pudiera hacer eso. No lo hizo Touma cuando llegó, ni yo cuando te ayude, ¿entonces?", el silencio de Kiki y Shaina lo dice todo, entienden a donde quiere llegar con su repuesta. "Su objetivo desde el comienzo no era acabar con la vida de Marín. Nosotros la acorralamos, y no tuvo otra opción que usarla para hacernos retroceder", Shaina hace una pausa, para luego dirigirse hacia donde está descansando Marín. "Entonces porque dijo eso del oráculo, y porque intento matarla cuando estaba peleando contigo", Kiki no obtiene respuesta de la confundida Shaina quien mira sin perder de vista a su amiga.

"Espera, Touma", Shaina grita desde la distancia para que la pueda oir. Touma no se detiene. "No podré yo sola si alguien más viene por encargo del Olimpo", Shaina sigue hablando, mientras acortan la distancia. Están en el patio abierto del templo de Aries. "Que te dijo el ángel que te ha llevado a tomar esa decisión, dime Icaro", Shaina logra que se detenga. "Es así como te llama ella, verdad, Artemisa. Es ella quien ordenó la muerte de Marín", Shaina necesita saber la verdad. "No fue ella", Touma dirige la mirada hacia donde esta el monte. "En el Olimpo, cuando el oráculo revela algo, se nombra a un ejecutor, este tiene que eliminar al involucrado con la causa que origine ese evento. Ese ejecutor lo designa el oráculo a solicitud de los Dioses. La desobediencia involucra la muerte de todas las personas y ángeles que tuvieron algún vinculo con el ejecutor", Una lágrima brota de uno de los ojos de Touma, al recordar las palabras de Leitra:" Muchos de nosotros nos opusimos al saber que un traidor como tú, condenaría nuestras vidas al tártaro. Y luchamos. Nadie quiso escuchar razones. Todos te odiamos en el Olimpo, por haberte conocido- Hace una pausa, y continua- Ahora entiendo porque no obedeciste la orden, yo hubiese echo lo mismo si estuviera en tu lugar. Cuando veas a mi familia en el Olimpo, cuéntales lo que hice por tu hermana, principalmente a Héctor. Perdóname por atentar contra ella. Esto acaba para mí, pero para ti no. Sabes lo que tienes que hacer antes que esto se descontrole y muchos más como yo, venga por ella". Shaina lo ve pensativo, como si un recuerdo lo torturará. "Ella detuvo su ataque, para salvar a Marín. Ahora yo tengo que ir al Olimpo a salvar a su familia", le dice Ícaro, mientras desaparece entre la casa de Aries y la de Tauro.

SAINT SEIYA SAGA DEL CIELO Caballeros del Zodiaco Parte: "Batalla en el Olimpo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora