El rostro de Céfiro lo dice todo. Fue tan rápido y si no fuera por esa acción suicida con las manos descubiertas, ahora estarían muertos. Tifón vuelve a contratacar, lo da todo en el siguiente ataque, y este empieza cuando un montón de serpientes descienden de sus piernas y cubren gran parte del lugar, se dispersan y muchas de ellas cubren al fénix y a él. Por más que luchan, estas consiguen morderles. Estaba perdiendo la visión, cuando el camino empezó a destruirse por el terremoto que se desató. Los fragmentos de tierra empezaron a separarse y grandes abismos se mostraban como una opción para su destino final. Era el fin para los dos, eso era lo que sentía céfiro. Por un momento siguió luchando para sobrevivir, pero un mal pasó lo dejó con el cuerpo colgando de una mano, aun paso del abismo. Hubiese durado una hora más sino fuera porque la parte de tierra de donde se sujetaba se vino abajo. Había solo oscuridad debajo de él, mientras su cuerpo descendía a una gran velocidad. Había visto al fénix aun de pie en uno de los fragmentos de tierra que aún se resistían al caos desatado.
En el Laberinto de Creta, el hombre que está de pie frente al él lo conoce. Fue el quien acepto toda una vida en el laberinto, lugar que el mismo había creado para encerrar a esa bestia mitad toro, mitad humano. Ese mismo ser que custodia el lugar para que seres con algún don se perdieran de por vida en sus interiores. El laberinto era una muralla para los enemigos de los dioses. Solo existe un ser que lo ha superado ahora, y es por el deseo de los Dioses, que lo ha conseguido. "No hay forma que tus amigos y tu puedan cruzar este lugar, es mejor que se rindan y acepten toda una vida en este laberinto, por tanta osadía", Dice Dédalo mientras sale de las sombras para mostrarse ante Ícaro. "Padre". Se expresa Touma al verlo. Dédalo le lanza unos papeles a los pies, los cuales muestran a primera vista unos trazos. Ícaro lo mira confundido. "Son los planos para tu retorno a la tierra. Eres mi hijo y sé que sabrás como usarlo", Hace una pausa mientras se pone en posición de batalla y continúa hablando: "Te conozco y es por eso que estoy aquí para llevarte si fuera necesario arrastras a la entrada del lugar. Sé que intentaras usar lo que te acabo de dar para poder ingresar al Olimpo, pero en ese lugar solo te espera la muerte. He visto como todos los que te conocían han buscado, por todos los medios, cruzar el laberinto para traer tu cabeza y poder sobrevivir a esa casería que se ha desatado en contra de ellos, por tu desobediencia al Oráculo. Imaginó que ella te lo habrá dicho. Fue a la única persona que le permití pasar". Los recuerdos de Leitra le llegan a la mente a Ícaro, "Esto acaba para mí, pero para ti no. Sabes lo que tienes que hacer antes que esto se descontrole y muchos más como yo, venga por ella". "Padre retírate de mi camino, con o sin tu ayuda cruzare este laberinto", le dice Ícaro mientras se acerca a su padre. "Detente Ícaro, no me obligues a hacerlo", Le advierte Dédalo, quien lo ve venir "Por favor Ícaro detente", Esta demasiado cerca, lo va a pasar, la tensión se percibe, el padre levanta la mano, su cosmos se eleva, muchos vientos ingresan por todas las entradas que se visualizan, formando un huracán que gira alrededor del brazo del padre. Ícaro lo ha pasado. Dedalo ejecuta la técnica. "¡Cuídate, Ícaro!", La palabra sorprende a Touma. El minotauro introduce uno de sus cuernos en el cuerpo del padre. El viento arrastra el cuerpo de Ícaro por una de las puertas, llevándolo por varios pasillos. Pasa mucho tiempo siendo arrastrado por la corriente, cuando el frio de las aguas lo despiertan. En un lugar oscuro, solo se visualiza los planos que le alcanzo su padre cuando la conversación empezó. Se arrastra hasta donde están. Tiene unas escrituras en sus páginas. El agua que hay en el lugar moja parte del plano. La fina línea de luz que se filtra en el lugar, le permite leer una parte de lo que está escrito en ellos, "El santo de Pegaso será juzgado hoy, solo las aves tendrán el tiempo para evitarlo". El rostro de Touma cambia al leerlo, "Era Seiya", de quien hablaba su padre cuando se refería a una sola persona que logro cruzar el laberinto hacia el Olimpo. "¿Aves?".
Dentro del laberinto, Hyoga ve la sombra de un hombre a la distancia. Ha estado corriendo por horas por el laberinto, todas las habitaciones que ha entrado son iguales excepto a la que acaba de ver. Como también es la primera vez que ve a alguien. Tienes los pies en las aguas de un extenso mar que se divisa en una extraña habitación sin fin. "Debes de estar agotado noble caballero. Este mar puede calmar tus cansados pies antes que encuentres la salida al laberinto", le dice el barbudo hombre, que cubre parte de su armadura con los bellos que le crecen por todas las partes de su cuerpo. Se presenta como Esciro y le indica que es la única forma de cruzar ese mar, al ver que el cisne no accede a la primera propuesta. Cree haberlo convencido, al ver que se acercaba al mar. Se ríe al ver lo que hace. Una capa de hielo cubre el mar. El santo de athena corre encima del hielo, después de esquivar un golpe directo de Esciro. "Estas por querer hacer algo que nadie ha podido, sin lavarse los pies en este mar, mi estimado", Mueve las manos como si hicieran con este un remolino. Tres corrientes de agua rodean a Hyoga que ve impotente como se unen en una y caen sobre él. El cisne escapa de estas corrientes, pero no puede con otras, que aparecen un tras otra, luego de romper varias partes del hielo. "Esa será tu sepultura, caballero", Esciro está seguro que el santo será parte de su mar, al ver que la corriente de agua empieza a descender. Pero es cuando, con mucha dificultad, que logra esquivar unas manchas negras que reemplazan el hielo que aún había en la habitación. "Imposible", Hyoga tiene el puño frente a Esciro. "¿Por qué te detienes?", le dice el hombre, "Grave error", el pie de Hyoga está mojado. Esciro ríe descontroladamente, se calma y pronuncia: "Adiós, Cisne Hyoga". Un monton de cadáveres que flotaban en el lugar se levantan y arrastran al cisne hasta las profundidades del mar, por más que lucho el cisne. Esciro mira complacido como desaparece el cisne en las profundidades del agua: "Un santo menos, aún queda dos".
"Tu otra vez", Tifón se levanta. "¿Qué es lo que quieres de mí? Déjame en paz", Le dice el semidiós. El niño camina por encima de la lava que se expande en todo el lugar. El cuerpo no le responde a Tifón. Está agotado y no tiene fuerza para librarse de las lavas que van subiendo hasta el nivel donde está. El puño fantasma del fénix creo una realidad irreal en donde él tenía la ventaja y en donde Ikki creo todo un ambiente para la estocada final. En una medida desesperada libero a las serpientes y destruyo el lugar. Iba a ejecutar la eterna flame, pero el fénix ejecutó el "Ave fénix" y lo derrotó. Su cuerpo cayó a las profundidades del lugar. "He venido por ti, para que prepares mi camino para mi retorno", le habla la reencarnación de Cronos que está cerca del Tifón.
Céfiro siente que aun respira, aunque todo el cuerpo le duela. Su cuerpo está colgando de tres plumas de fénix que lo aferran a la profundidad del lugar. Una soga cuelga a su lado hacia la superficie. Todo está tranquilo, el temblor ha cesado. Eso solo significa una sola cosa: El fénix derroto a Tifón.
La noticia de que un santo de athena a cruzado el laberinto de creta, está en boca de todos en el Olimpo, las voces comentan que fue la misma Hera que permitió que pasará, y llegue al salón principal del Olimpo. "No quedará nada de él luego que sea juzgado por los mismo dioses", habla alguien que lleva aguas en unos cantaros, mientras se dirige hacia el templo de la sabiduría, mediante unas escaleras llenas de cadenas de flores. El que le acompaña en esa misma misión indica: "Su destino final será el tártaro, en donde los dioses envían a todos sus enemigos, y en donde anteriormente estuvo la diosa de este templo". El otro se sorprende al escuchar lo que le dice. "Como es eso posible. Solo existe dos dioses que fueron enviados a tártaro. Uno fue desterrado a la tierra y el otro es...", suelta uno de los cantaros mientras mira fijamente a su compañero, quien afirma con unos gestos en el rostro. "La diosa Artemisa y una sirvienta del templo curaron sus heridas y la trasladaron a su templo. Fue el mismo Zeus que ordenó su traslado, y será ella la que lo juzgará". Los ojos casi se le salen por lo que le estaban contando,
En el templo de los Dioses, en sus exteriores, los ángeles y semidioses de todos los templos rodean el lugar. Estás todos con una rodilla en el suelo y el otro en contacto con el cuerpo inclinado de cada uno. En los interiores del templo, Seiya observa que todos los dioses están reunidos. Se distribuyen de la siguiente manera, al lado derecho están Ares, a su costado está Artemisa, y al lado de ella está Hebe. Por el lado izquierdo está Hermes, Apolo y Dionisio. Al frente ve a Hera, quien se pone de pie y le habla: "Estás aquí por haber levantado tus manos contra los dioses", Hace una pausa para empezar a descender. Seiya se encuentra en el centro del salón. "Hemos decidido tu destino y ese es tártaro, en la octava profundidad", dice Hera. "He venido por Athena, y no me iré sin ella", habla Seiya, mientras se pone en posición de ataque, "Lo haré, aunque eso me cueste la vida, y esto signifique enfrentarme a todos ustedes" Hermes se ríe mientras pronuncia: "Jajaja, cuanta osadía e inocencia. Somos inmortales, eso es lo que nos diferencia de ustedes. ¿Qué podrás hacer tu en contra de nosotros?". Hera le hace una señal a Hermes, este se calla. "¿Cuáles es tu último deseo?, Seiya de Pegaso, antes que empiece tu juzgamiento", le pregunta Hera. "Ya les dije, he venido por Athena, y no me iré sin ella", Empieza a elevar su cosmos mientras se prepara para atacar. "Al único lugar que irás se a tártaro, Seiya", la silueta de una diosa se muestra al final del pasadizo que está a la izquierda de Hera. La voz le suena familiar, y Hera esboza una suave sonrisa mientras da pase a la diosa que avanza hacia el salón central.
"Tarde o temprano tu voluntad iba a llevarte a cruzar el laberinto, es por eso que decidimos perdonar a alguien, y darle el honor de juzgarte en persona. Quien más que ella para doblegar tu voluntad, esa que te ha permitido llegar hasta aquí...", Hera sigue hablando mientras las sombras permiten ver el sapuri dorado que posee está Diosa, nique está en su mano derecha y lleva un escudo en el brazo izquierdo. Su hermosa cabellera morada baila de un lado a otro, mientras avanza. Seiya se queda Atónico. "...Su perdón, y su lealtad a los dioses, serán demostrado ahora, cuando juzgue al hombre que luchó a su lado, para derrotar a los Dioses. No hay mejor prueba para athena, que esta, para subir a lado de los Dioses, y a la vez, para que tu dejes de pelear y aceptes tu destino, Santo de la tierra", dice Hera al tener al costado de ella a Saori . Ella también está frente a Seiya, con su sapuri. El cosmos de Seiya se extingue. Aun la está mirando, mientras no lo asimila. "¿Por qué Saori? ¿Por qué tú?".
Esta continuará: sábado 30 de julio del 2018
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SAINT SEIYA SAGA DEL CIELO Caballeros del Zodiaco Parte: "Batalla en el Olimpo"
RandomSeiya y sus amigos en la guerra Santa más catastrófica que se haya visto contra Zeus y los Dioses Olímpicos. Nuevas armaduras, nuevos retos. Una lucha de poder a poder. El noveno sentido. Semidioses, ángeles, mitos, oráculo, muertes. Una historia no...