Seiya y sus amigos en la guerra Santa más catastrófica que se haya visto contra Zeus y los Dioses Olímpicos. Nuevas armaduras, nuevos retos. Una lucha de poder a poder. El noveno sentido. Semidioses, ángeles, mitos, oráculo, muertes. Una historia no...
Hebe va en auxilio de Athena. El Poder de Zeus se siente en el lugar. Su cosmos energía es tal, que el lugar empieza a quebrarse. Nadie lo ve, solo oyen su voz.
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"Yo determino quien vive y quien no. Yo decido que es lo correcto y que no -La voz les sigue hablando a todos los presentes, que tranquilamente supera las mil almas, todas reclinadas, todas soportando el intenso cosmos. Algunos han muerto cuando sus armaduras han explotado, otros se las arreglan para respirar. Los más débiles sienten como el pecho se les hincha. Rayos caen de los cielos, una tormenta lo cubre todo. Una luz desciende desde arriba- Aquel que levante su puño contra Athena, lo levanta contra mí y téngalo por seguro que cuando esto suceda, yo mismo cerrare sus ojos para siempre. Ella es de los doce, tendrá un juicio, y los dioses determinarán, solo ellos, si es culpable o no... Así lo he decidido".
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En ese mismo instante, en la entrada del Olimpo Eolo es el único que está en pie. "Los santos de oro ha muerto", Eolo avanza entre los escombros de la entrada. "Yo los mate", se ríe mientras se tambalea de un lado a otro, tropieza y cae, pero se las arregla para reincorporarse. "Bastó un Dios, para acabar con el ejército más poderoso de Athena". Sus heridas son mortales. Está al borde de un abismo, ocasionado por la coalición dorada. Contempla el Cinturón de Creta, mientras el cuerpo lo quiere traicionar. "Un Dios no puede ser lastimado", Piensa mientras ve sus heridas. No entiende como pudo llegar a ese estado. El lugar donde está se llena de líquido rojo. "La sangre de Zeus", se confía de lo que cubre sus pies.
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