Pase toda la noche acostado sobre mi cama, con los ojos abiertos. Mi mirada se fijaba en el techo de la habitación de la sala común de Slytherin, pero mi mente no dejaba de vagar por cualquier sitio. O, mas específicamente, por la habitación que se encuentra del otro lado del pasillo, donde un chico llamado Scorpius Malfoy se encuentra tan perdido en sus pensamientos como yo.
Aun me parece irreal, me asusta el echo de tener que hacer un trabajo con el.
Que ridiculez, ¿Verdad? Es hacer un simple trabajo. Probablemente nos veremos solo dos horas y luego el continuara ignorando mi existencia, como de costumbre. O puede que me mande a hacer el trabajo por mi cuenta y luego el se llevaría el crédito: las dos opciones sonaban fatales, pero la ultima era la que mas me gustaba; ¿Como se suponía que iba a hacer un trabajo con el cuando el intenta hacerme la vida imposible a cada oportunidad? Lo mas probable es que el se mate de risa con sus amigos a costa de mis tartamudeos y a mi probablemente me entre un ataque de pánico por estar hablando y pasando tiempo con una persona.
Después de la clase de Transformaciones, espere a que todos los alumnos abandonaran el salón para acercarme a McGonagall. Solo algunos se quedaron, acomodando los materias que utilizaron u ordenando sus cosas, pero estaban lo suficientemente lejos como para que ninguno de ellos nos escuche.
--Señor Potter--dijo la profesora McGonagall, sorprendida. Era la primera vez que hablábamos de los cinco años que llevo estudiando en Hogwarts. Me dije que no debía ofenderme tanto por la absoluta sorpresa que llenaba su expresión, yo también hubiera estado sorprendido--, ¿Necesita algo?
Un psicólogo muggle, al cual deje de asistir a los trece años, me recomendó una vez que debía pensar las palabras antes de decirlas, repetirlas un par de veces y tranquilizarme a la hora de decirlas. Pero no parecía estar dando resultado, por que mi corazón latía con tanta fuerza que, si la habitación se hubiera encontrado en absoluto silencio, podría alcanzarse a oír. McGonagall no me quitaba la mirada de encima, como si estuviera estudiándome, lo cual empeoraba el temblor de mis manos y los nervios de mi estomago.
--B-b-bue-no, yo qu-ería--volví a tomar aire, quizá con demasiada desesperación, por que la profesora dijo;
--Tomate tu tiempo.
--No--la vergüenza se intensifico, al igual que la irritación ¿Acaso no podía decir dos palabras? Parecía un tonto--qu-iero ha-ha-cer...
--¿No quieres hacer el trabajo?--pregunto McGonagall. Asentí. La profesora me estudio unos momentos, antes de continuar. Incluso antes de que las palabras salgan de su boca supe que no había esperanza;--. Escucha, Albus. Te eh estado observando todos estos años y creo que este trabajo te va a servir mucho, de alguna forma. No tienes que hacer la parte oral, si no quieres, pero creo que te ayudara mucho si tu y Scorpius lo hacen juntos.
Volví a asentir, con un nudo formándose en mi garganta. Tome mi mochila y camine hacia la puerta con la cabeza alta, sin notar que un chico de cabellos rubios y ojos grises me observaba desde su banco.
(...)
A Scorpius Malfoy las cosas le llegaban como caídas del cielo. Nunca había tenido que preocuparse por esforzarse, por que lo conseguía todo con suma facilidad. Si le gustaba alguna chica, esta caía a sus pies con tan solo sonreirle. ¿Quería comprarse una nueva escoba de carrera? Con solo mencionárselo a sus padres, estos la dejarían el día siguiente a los pies de su cama. ¿Quería aprobar la materia? Solo debía darles algunas excusas baratas a sus profesores para que estos le sumaran puntos (aunque no con McGonagall. Nadie puede engañar a McGonagall). Y ahora, por primera vez en mucho tiempo, se encontraba ante una situación en la cual requería juntar toda su valentía y acercarse a Albus Potter. Las personas siempre habían venido hacia el, así que Scorpius se limitaba a sentarse de brazos cruzados y esperar a que esta se le acerque, pero sabia que Albus Potter no iba a hacerlo y, aunque le hubiera gustado dejar las cosas así, no quería reprobar Transformaciones.
Otra de las razones por acercarse al chico para pautar las horas de trabajo era el echo de que había escuchado cada palabra (y tartamudeo) de la conversación de Albus y la profesora.
Debía de admitir que cuando este le dijo que no quería hacer el trabajo se sintió algo ofendido, pero luego entendió el por que y se sintió aun peor. Probablemente, Albus no quiere hablar con el ni mucho menos estar dos horas completas, y con razón. Scorpius había sido todo un maldito con el. Le había insultado y maltratado sin razón alguna y ahora debían de hacer un trabajo juntos.
Scorpius jamas había sido una de esas personas que suele sentir auto-odio. Tenia una linda familia, amigos y una novia increíble. ¿A quien le importaba el echo de que lastimase a otras personas con sus burlas? A nadie. ¿A quien le importaba que empujase al rarito de Albus Potter por los pasillos? A nadie. Ese era el problema que se le presentaba y no podía resolver, por que, en parte, se había comenzado a formar por su culpa.
--Amor, ¿A donde vas?--pregunto Rose, confundida por su repentino movimiento.
--Volveré en un segundo--evadió Scorpius.
¿Que mas da? pensó, escuchando los susurros que se extendía por la mesa de Slytherin al ver a Scorpius Malfoy, el rey de las serpientes, acercándose al antisocial de Albus Potter.
--Albus--llamo Scorpius. Este se sobresalto tanto que por poco se cae de su asiento, aunque Scorpius lo sujeto a tiempo. Le sonrió y sintió algo molesto en su estomago cuando el chico se sonrojo--, quería hablar sobre el trabajo de Transformaciones--se sentó al lado de el, por que creyó que así seria mas cómodo para hablar y también por que había comenzado a llamar la atención de miembros de otras casas al quedarse de pie.
Albus comenzó a respirar forzadamente. Scorpius supuso que era un efecto de la socio-fobia que se rumoreaba que tenia y se sintió realmente mal por el. Intento mostrarse lo mas amable posible, aunque, por la expresión en el rostro de Albus, no supo si lo consiguió.
--Podríamos comenzarlo el jueves por la mañana, en nuestra hora libre--continué, no quería que se mostrara forzado a contestarme, pero necesitaba una respuesta--. Podemos ir a la biblioteca, allí siempre es tranquilo--Scorpius evito las palabras "allí nunca hay nadie" por que estaba seguro de que a Albus no le gustaba que le recordasen su fobia a estar en un lugar con mucha gente.
Albus tartamudeo incoherencias unos segundos. Scorpius espero con paciencia, hasta que el chico asintió con la cabeza, dándose por rendido en eso de contestar oralmente.
Le sonrió a lo grande, antes de levantarse y volver a su sitio, donde lo esperaban preguntas confusas y asqueadas de parte de Jackson y miles de comentarios enfadados de Rose.
Espero que les haya gustado
Gracias♡
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No hay razón-- SCORBUS
FanfictionScorpius Malfoy detesta a Albus Potter, como buen Malfoy que es. Lo molesta cada vez que lo ve en los pasillos, lo insulta cada que tiene la oportunidad, por el simple hecho de que es un Potter y así es como deben de ser las cosas, por que Potter es...