Capitulo 5

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Albus Potter parecía un zombie. No hablo de aquellos zombies que tienen la piel verdosa, la carne flácida, les falta gran parte del cráneo y andan por allí buscando cerebros que comer, no. Hablo de la clase de zombie que camina con lentitud, como si no tuviera un lugar especifico al cual ir, con las ojeras oscuras y los ojos caídos del cansancio. Saltándose tantas comidas como su cuerpo se lo permitiera, usando ropa holgada y arrastrando los pies a cada paso que da. Esa clase de zombie, aquel que parece vivir en punto muerto en medio de la multitud. 

Es algo extraño, por que el no solía ser así y verlo de esta manera es algo triste, hace que algo se remueva en mi pecho. Nunca fue de la clase de persona que habla hasta por los codos, en realidad, no hablaba en lo absoluto sin tartamudear ni una vez, pero si era la clase de persona a quien podías leerle el pensamiento con solo ver su expresión. Al menos, a si es en mi caso. Se que se siente adormilado durante las clases de Historia de la magia, aunque siempre intentaba prestar toda la atención posible, por que detesta que lo traten como una persona irresponsable. También reconozco la expresión de satisfacción que suele invadir su rostro cuando algún profesor lo felicita por su trabajo en clase, aunque esta es algo difícil de reconocer por el rojo intenso que invade sus mejillas. No esta acostumbrado a que lo halaguen. Y puede que ahora camine arrastrando los pies, pero yo lo eh visto dar cortos saltitos cuando cree que nadie lo esta viendo o reírse con algún libro muggle que se ha traído de su casa. Esta interesado en el Quidditch, también, aunque jamas lo eh visto presentarse en ninguna de las pruebas. Lo se por que suele tener una mirada soñadora en su rostro cada vez que sus ojos se posan sobre el campo de juego. Se que la pasa realmente mal cuando sus hermanos lo ignorando en los pasillos y también se que sus padres no están del todo presentes (es el único de la familia que no recibe cartas. Al menos no con tanta frecuencia como los demás). Se que debe estar en Slytherin, a pesar de lo que los otros miembros de la casa digan, lo puedo ver dentro de el, una verdadera serpiente, aunque no es la única cosa que pasan por alto sobre el, sino que también muchos parecen no querer admitir lo inteligente y amable que es. 

Todos lo tratan como una escoria, un chico que para lo único que sirve es para ocupar espacio. Incluso su familia lo hace y...yo también.

--Scorpius--susurro Rose, besándome la mandíbula, en un pobre intento de llamar mi atención. Suspiro, dándose por rendida al no encontrar ninguna reacción de mi parte. Puso los ojos en blanco, apretándome el brazo con fuerza al ver hacia donde apuntaban mis ojos--. Estará bien, Jackson no ha sido tan bruto.

Mentira, Jackson siempre era bruto, incluso para comerse un pedazo de torta de manzana, como estaba haciendo ahora (tenia, literalmente, toda la zona de la boca manchada y la túnica llena de migas), pero decidí creerle, ¿Por que? Por que me tranquilizaba mas saber que el chico podía llegar a estar bien antes de el echo de que esta pasando por un muy mal momento por, en parte, culpa mía. 

(...)

Patee con fuerza el suelo de pura frustración cuando el alfiler volvió a caer sobre mi escritorio con un tintineo. Llevaba practicando este hechizo desde hace meses, pero, al parecer, las dos horas que le aplicaba todos los días no era necesario para que mi mano se acostumbre al movimiento que debía hacer. Era algo difícil, mas que cualquier otro hechizo que hubiese practicado antes, pero debía de aprendérmelo si quería aprobar la materia; la profesora McGonagall era realmente exigente y tomaba en cuenta cada detalle. Lo cual, no me estaba favoreciendo mucho en este momento, no cuando el alfiler se había convertido en una pluma purpura cuando, según las instrucciones del libro, debía de ser gris. Volví a golpear la mesa, dejando caer la varita sobre la pluma. No entendía que hacia mal, estaba siguiendo las instrucciones al pie de la letra, se suponía que los resultados debían de ser como se describían en el libro, pero no estaba saliendo bien, nada estaba saliendo bien últimamente.

Tomo a prisa mis libros y salgo lo mas rápido posible de la biblioteca. Lo único que necesitaba ahora era una buena dosis de sueño. Mañana podría volver a practicarlo, con la mente fresca, y, quizá, siguiendo las instrucciones de un libro distinto. Quizá de eso se trataba; el libro que había estado consultando tenia algún error que me impedía hacer el hechizo. Aunque, sinceramente, lo dudaba. 

Apresure el paso cuando vi a la señora Norris. Aun no era hora de ir a la cama, osea, según mi reloj, quedaban veinte minutos, pero sabia que Filch buscaría hasta la mínima excusa para castigarme y, con tantas tareas apilándose, realmente no quería ganarme uno. Quinto era un año difícil, con todo esto de los T.i.M.O.S y demás, pero no tenia mucho tiempo para quejarme. 

Me detuve en seco a mitad del pasillo cuando escuche unos sollozos. Me encontraba en un pasillo completamente vacío, en el segundo piso. Gire sobre mis talones, pero no localice a nadie cerca de allí. Pense en seguir mi camino hasta que divise las puertas de los baños. Estaba mas que claro que debían de venir de allí. 

Me mordí el labio inferior. Probablemente me quedaban menos de quince minutos para llegar a las mazmorras, a menos que quiera ser castigado por Filch, pero me daba curiosidad el saber quien se encontraba dentro y por que estaba llorando...

Abrí la puerta lentamente, asomando levemente la cabeza. Divise una figura frente al lavamanos. La sangre se me congelo cuando vi el lavado salpicado de sangre, sangre fresca. Supuse que el chico se había cortado por accidente y lloraba por el dolor. Saque la varita; si en algo era bueno, era en los hechizos sanadores. No podría cerrar la herida, pero quizá podría detener el sangrado. Eso es lo que pensaba hasta que vi que la sangre salia de un corto horizontal de su muñeca izquierda y que, al ver el rostro que se reflejaba en el espejo, me encontré con unos ojos verdes mirándome aterrados. 

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No hay razón-- SCORBUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora