—¡No, John! ¡Estás fuera de control!—¡Tú qué sabes! ¡Necesito ese papel!
La lluvia ya comenzaba a empaparnos y Martha ladraba asustada por nuestra discusión.
¿Era tan difícil entenderlo?
Yo sólo quería tener una última parte de mi amado. Un último recuerdo para poder vivir en paz. Llevaba ya 10 años de tortura y George no iba a impedirme encontrar ese pequeño fragmento que necesitaba para no quebrarme. Necesitaba saber, fuera doloroso o no, lo que mi chico había preparado para mí años atrás. Y si para eso era necesario profanar la tumba de Paul, lo haría.
—¡Estás loco, John! ¡Detente!
—¡No!
Corrí al cobertizo de la casa y busqué con desesperación una pala que me ayudara a mover la tumba con George pisándome los talones. Martha se había resguardado debajo de la teja de la entrada, observando todo con precaución.
¿Qué si estaba loco? Sinceramente sí, pero ya no podía más con toda esa farsa. Yo no podía vivir sin Paul, necesitaba verlo por última vez por más enfermo y siniestro que sonase.
—¡No dejaré que lo hagas! —Me gritó George al verme salir con la pala de regreso a la tumba. Corrió hasta posarse delante mío y trató de quitarme la herramienta.
—¡Hazte a un lado, George! ¡No quiero hacerte daño! —Le advertí pero el hizo caso omiso. — ¡George!
Logré tirar a mi amigo mientras un rayo amortiguaba el golpe de su espalda contra el césped. George se levantó de inmediato lleno de barro y volvió a correr tras de mí.
—¡Es una locura! John, por favor... No hagas más difícil esto.
—Tú no lo entiendes... Necesito saberlo... Necesito verlo...
—¡Paul está muerto, sólo encontraras huesos y dolor!
—¡No me importa! El dolor ahora es parte de mí y estoy acostumbrado a él... ¡A un lado!
Nuevamente lo empujé y cuando llegué a la tumba comencé a golpearla con desesperación. Gracias a la falta de mantenimiento, el mármol pronto de partió en dos y la lluvia comenzó a mojar la tierra que cubría el ataúd. Por un momento creí que George se había ido, pero más bien ahora observaba en silencio como la locura se apoderaba de mí y me hacía cometer un delito. Pronto sentí la necesidad de dar una explicación.
—Lo hago por él, George... Lo hago por nosotros. —Dije refiriéndome a nuestra relación fallida y quité con la pala la tierra que ahora se había convertido en lodo.
El ataúd continuaba tal y como lo recordaba. Mi cuerpo sufrió escalofríos por el ambiente pesado que se había formado, pero yo continué. Golpeé la tapa del ataúd quitando uno a uno los clavos que la sellaban hasta que el último fue removido. Ya era la hora de la verdad.
—John...
George trató de detenerme por última vez pero fue inútil, pues al momento de su lamento, mis manos ya se encontraban removiendo la tapa del ataúd. En seguida un olor a putrefacción me destrozó la nariz, así que me cubrí con el antebrazo para evitar vomitar. George miraba curioso tras de mí, pero no se atrevía a acercarse.
La lluvia ahora comenzó a mojar el traje raído y los huesos opacos. Era tan perturbador pero a la vez excitante.
—Paulie... mi amor...
Observé al esqueleto inmóvil debajo de mí. Jamás había visto uno, pero tampoco me impresione, pues sabía que era mi pequeño... mi niño...
—¡Ya basta, John! —Suplicó entre sollozos George, dejándose caer de rodillas en el barro.
—No puedo deternerme... No ahora...
Me abstuve de pasar una delicada caricia por los huesos putrefactos y simplemente metí las manos en los bolsillos del traje.
Y en efecto, había un papel.
Sin importarme que los restos estuvieran expuestos, saqué el objeto de mis desdichas y lo miré ansioso. Mis gafas estaban hechas un desastre por la lluvia, pero eso no me impidió ver. Desdoble el papel con torpeza y por fin distingui la fina caligrafía en aquel papel roído y sucio.
Quiero tener un bebé, John. No me importa que no podamos engendrarlo tú y yo... pero al menos quiero que un pequeño alegre la casa cuando yo ya no esté. Hace un par de meses discuti el tema con Ringo y, gracias a nuestras influencias, logramos facilitar los papeles para la adopción de uno. Fui a verlo una vez, es hermoso. Al parecer sus padres lo abandonaron al mes de nacido y por el momento reposa en una casa hogar. Tú y yo siempre deseamos una familia, así que creo que es tiempo de que lo hagamos.
No te enojes con Ringo ni conmigo por no habértelo consultado antes, pero era una sorpresa. Confío en que la vida me prestará al menos unos días para convivir con él y contigo, pues siempre se recompensa a las personas que han sido buenas, ¿verdad? Yo he sido bueno, lo juro mi amor.
Ahora que te he jurado fidelidad hasta que la muerte nos separe, ese es mi último deseo. ¿Y sabes? Quiero que se llame Julian. Sé que estarás de acuerdo conmigo.
Y justo cuando creí que había conocido el dolor en persona, la vida se encargó de demostrarme lo contrario.
![](https://img.wattpad.com/cover/95187353-288-k413542.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Viaje De John [McLennon]
FanfictionJohn Lennon, un hombre que sepultó al amor de su vida cuando tan sólo tenía 24 años de edad, decide después de una década completa visitar la tumba que tanto pavor le ocasionaba: La tumba de su querido Paul McCartney. John pensaba que sólo iría a ll...