Tenía que hacerlo, me diste inspiración para esta poesía. Será la segunda que te dedique, es más larga que la primera. Espero que te guste xD
Quizás un objeto, o quizás nada.
No soy cierta de certezas
Pero que humana, no era no.
Acataba órdenes,
Rebajaba la mirada.
Era, una muñeca perdida en medio de la madrugada.
Bajo la tenue luz de las antorchas;
Una humilde criada.
Sueños, no existían para que yo los albergaba.
Apenas, era una burda criada...
Soportar la arrogancia de reyes,
Era la misión que me había sido encomendada.
El mismo transcurso;
Siempre rebajándome en nada...
Como cualquiera de mi calaña,
Había aceptado mi amargo destino,
Permanecería siendo la misma sombra
Desnuda y sin alma.
Hasta que un día como otro,
Un guerrero entro amenazante en la recamara donde mí reina se hallaba.
¿Qué quería? No lo sé...
Pero la noticia no tardo en correr cada esquina de palacio:
Mi reina, había cometido pecado.
Ante semejante antipática situación,
Creí que mis días como una mera sombra hubieran cesado;
Adiós, a aquellos días de antaño...
Fue ese mismo intruso, que de mi prisión me libero.
En aquellos tiempos, no lo sabía, pero él me había encaminado a la liberación:
El nacer de mi alma;
¡La nueva yo resurgió!
Él mismo, me arrastro al hombre que para mí había sido predestinado.
El horror y el sufrimiento, fue un pasajero ingrato a bordo del carromato,
Pero la felicidad, permaneció pasajera a nuestro lado;
A la cual nos aferramos con fervor.
La desdicha hecha cenizas; mi amiga perdiéndose entre mis dedos...
Recuerdo con el mayor dolor aquella pesadilla.
Los años sin ella se hicieron efímeros,
Pero lo importante, es que sigo teniéndote a mi lado.
Tú, has logrado asestar el golpe mortal al dolor que me traería solo desdicha.
Tú, eres el que el destino escogió para mí.
Ahora, voy yo, corriendo con la reliquia de mi hermana entre mis manos.
Luciendo esa prenda, te juraré amor como ella lo hizo en el pasado.
Trazare más sueños.
Sonreiré a tu lado...
En algún momento dado,
Parada en medio de una frívola habitación;
En la que entre sin previa permisión...
Soy testigo,
De que sueños no son para mí;
Que mi príncipe azul no existe;
Y que la ira se ciñe sobre mí...
Amor, ¿Quién invento semejante falacia?
No lo escucho.
¡Él no habla!
No existe.
No es más que ilusión proveniente de almas desesperadas.
No existe el sol,
Ni tampoco la luna...
Apenas la ira opaca mi minúsculo ser.
Ya no soy más la estúpida criada,
Ni la niña que juega a escribir cuentos de hadas.
Ahora, soy...
Una fiera salvaje,
Con sed de venganza.
Único amor: la espada que terminara con tu raza.
Esto es en lo que me convertiste tú.
Ahora, me importa un comino tus lágrimas de nenaza.
Me despojo de ti;
De ese amor falso y crudo que dijiste tener hacía mí.
Me despido de ti;
Abandono el reino;
El regazo de mi único amigo...
Me aferro a una espada
Y voy camino a la matanza.