Hablaban sus silencios más que cientos de palabras
Expresaban mayor dolor el matiz de sus ojos que una corriente infinita de lágrimas
Sentía ella mucho más que aquellos que la marchitaban
Eran más sinceros sus gestos que aquellos que sonreían a todas horas
Ella era una humana
Cuya desesperación la despedazaba
Sus oídos alcanzaban a escuchar mucho más
Era más genuina la sangre que de su cuerpo brotaba
Era más humana que cualquiera
Y por ello la crueldad sobre ella se ciñó
Él apenas era un monstruo con ansias de parecer gracioso
Después creció
Y al final comprendió
La misma oscuridad a él le sepultó
Vino el arrepentimiento
Una nueva oportunidad
Dolor, dolor
Y al final el perdón.
