Desconocía algún sentimiento ajeno a la desgracia
Amor, una mera falacia...
Desde mi nacimiento, el dolor se aferró a mis espaldas.
De amor siempre se me privo
Ese que dicen existir, pero que nunca asoma la nariz.
Repudiado por ese hombre que padre había de llamar
Vague sin rumbo
Recibiendo la mirada de monstruos que fingían amabilidad
Seres que ignoraban que un día un guerrero de oro saldría de mí
Ahora, ya no seré más aquel que tiene que bajar la mirada
Ni ese que tiembla suplicando piedad
Ahora soy el que lleva las riendas y me cabe a mí el implicar el dolor.
Buscaré enterrar la espada en aquellos que decidieron ignorarme
Mataré a cualquiera que con la mirada se atreva de desafiarme.
No tengo miedo
Soy un guerrero que conoce el placer de matar.
Aquella noche, en una habitación vi a un ángel dormir
O eso creí, pero su canto me embriago
Y al lado de la mujer que debía de matar,
Cometí el pecado más dulce
Y fue ese pecado que logró en mí cambió radical.
Un guerrero no tiene otra labor si no la de combatir
Pero mi corazón me traiciono
Y ella me derrotó.
No más una bestia que solo sabe matar
Imponer miedo
Y del poder abusar
Ahora, un hombre que humanidad siente de verdad.
Besos incesables
Hambre que no se calla
Cuerpos desnudos rociados por el brillo de la madrugada
Y un guerrero que dejó de lado su espada.
Pero, el sufrimiento no decidió nunca abandonarle
Y fue provocando estragos en su cuento de hadas.
El primer paso fue alejarla de él cantidad insanas
Que le rompían el alma...
Después, insatisfecho y con hambre de más
A ella le arranco de su lado
Dejando en su lugar un puñado de cenizas
"Ella es aquella que tú juraste para siempre amar"
Cenizas que se perdían entre sus dedos con facilidad
Mentiras que quisieron el dolor aplacar
Convertido el guerrero en un rey presó en la ardua misión de vivir.
Aferrado al umbral en un noche sin estrellas
Sin luz
Sin ella...
Ahora, apenas un guerrero, sin espada, sin amor y sin nada.