Esperar

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Es extraño. A la mayoría de las personas les causa conflicto esperar. A mí me encanta. En realidad, siempre estoy esperando.

Espero el bus por las mañanas para ir a la escuela.

Espero que papá llegue a casa cada noche después del trabajo.

Espero que mi mejor amigo responda mis correos cada domingo porque él estudia la universidad en otro estado y usualmente ese día es cuando tiene más tiempo para responder.

Espero algún día ser lo suficientemente buena en el tejido como mi tía Evelia.

Espero encontrar aquella pulsera de la amistad que compartía con mi prima Noemí y que perdí hace seis meses en la facultad.

Espero que pasen en la radio aquella canción que escuché el miércoles pasado mientras iba a mi clase de inglés porque no recuerdo nada menos la melodía y quiero saber su nombre y el del artista que la interpreta.

Espero algún día enamorarme como papá se enamoró de mamá y ser correspondida.

Espero conocer a mi autor favorito en un punto de mi vida y que firme mi ejemplar de Las golosinas secretas.

Espero muchas cosas. A veces ni siquiera sé qué estoy esperando. Sólo tengo la sensación de que espero.

Un algo. Un alguien. Un lo que sea.

La antología de cuentos de Liz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora